Copa del Rey
Pitar el himno «no incita al odio nacional ni es ultraje a España»
La Audiencia Nacional ya archivó en 2009 una querella por los silbidos en la Copa del Rey al considerar que pitar el himno «no incita al odio nacional ni es ultraje a España». Más información en el Editorial, y los artículos de Alfonso Merlos, José Luis Requero y César Vidal.
El 12 de mayo de 2009 y el 25 de mayo de 2012, sendas finales de la Copa de Su Majestad el Rey fueron disputadas por los mismos equipos que esta última edición, es decir, el FC Barcelona y el Athletic de Bilbao. En ambas, que tuvieron como escenarios los estadios de Mestalla y Vicente Calderón, también se dieron otras dos circunstancias similares a las sucedidas en el partido del pasado sábado en el Camp Nou: por una parte, el equipo catalán alzó el trofeo y por otra, se produjo una enorme pitada de gran parte de los aficionados de uno y otro club cuando comenzaban a sonar los acordes del himno nacional.
Ante esos hechos, se interpusieron sendas denuncias y las dos tuvieron el mismo final, ya que ambas fueron archivadas.
La decisión que entraba en el fondo del asunto fue la interpuesta por la Fundación para la Defensa de la Nación Española (Denaes) por lo sucedido en el estadio de Mestalla, en Valencia, al entender que esos hechos podían ser constitutivos de injurias al Rey, apología del odio nacional o ultrajes a España.
La Fiscalía rechazó tales argumentos, que fueron compartidos por el magistrado de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz, quien, en un auto que dictó el 21 de julio de 2009, concluía que los silbidos de la final de Copa estaban amparados en el derecho a la libertad de expresión, e igualmente en lo que afectaba a la colocación de pancartas con el lema «Goodbye Spain».
En este sentido, el magistrado concluía que «la pitada efectuada durante la llegada del Rey, en el momento de la interpretación del himno nacional, así como la colocación de pancartas con el lema “Good bye Spain” están amparadas por la libertad de expresión, y no pueden considerarse difamatorias, injuriosas o calumniosas, ni mucho menos que propugnen el odio nacional o ultraje a la Nación».
Por este motivo, el juez entendía que las conductas registradas en esa final no eran «merecedoras de reproche penal, teniendo además en cuenta el principio de intervención mínima» que debe regir en el Derecho Penal.
En cuanto a lo sucedido en la final celebrada en el Calderón, la denuncia fue archivada por el juez Eloy Velasco, también en concordancia con la Fiscalía, porque se interpuso antes de que sucedieran los hechos. En todo caso, sí se recogía un dato relevante que puede indicar por dónde pueden ir las actuaciones sobre lo ocurrido en el encuentro del sábado: la celebración de eventos deportivos tiene su propia disciplina jurídica y sus propios órganos sancionadores y de prevención, como la Ley del Deporte contra la Violencia, el Racismo y la Xenofobia, el real decreto sobre la disciplina deportiva y disposiciones normativas que deben aplicar los órganos competentes. Es decir, trasladaba a los órganos deportivos la responsabilidad de posibles sanciones por los hechos ocurridos.
Nueva denuncia
Ahora, la Fiscalía tendrá que pronunciarse sobre la denuncia presentada ayer por el colectivo de funcionarios Manos Limpias contra quienes pitaron el himno, contra el presidente de la Federación Española de Fútbol, Ángel María Villar, y contra la delegada del Gobierno en Cataluña. Este sindicato, del que es secretario general Miguel Bernard, entiende que se ha podido incurrir en delitos relativos al ejercicio de los derechos y deberes fundamentales, y ultrajes a España. A Villar le considera cooperador necesario de los mismos, mientras que a la delegada del Gobierno, culpable de omisión imprudente «al no evitar los hechos delictivos». Los autores materiales serían los que silbaron el himno cuando comenzaba a sonar.
En la denuncia se relata cómo se produjo una «enorme, sonora y masiva pitada» al himno, algo que tanto las autoridades deportivas como gubernativas «eran conocedoras con bastante anterioridad al evento» de que iba a suceder, así como de que se iba a llevar a cabo una «entrega gratuita de miles de pitos a las aficiones de ambos clubes para ofender gravemente a las instituciones.
Manos Limpias sostiene que lo ocurrido supuso no sólo una «humillación, una vejación, un odio a las instituciones», sino también al conjunto de la sociedad española, a la que se ha «humillado y vejado».
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