El desafío independentista
La lista negra del «procés»
Apenas quedan horas para saber quiénes forman parte de las listas. El viernes de esta semana se cierra el plazo y el PDeCAT celebrará hoy su Consell Nacional. El partido de Puigdemont se pondrá a su disposición, aunque no está tan claro que el que es su «supuesto» candidato les facilite la composición de su lista.
Apenas quedan horas para saber quiénes forman parte de las listas. El viernes de esta semana se cierra el plazo y el PDeCAT celebrará hoy su Consell Nacional. El partido de Puigdemont se pondrá a su disposición, aunque no está tan claro que el que es su «supuesto» candidato les facilite la composición de su lista. Los nombres que acompañarán a Puigdemont son el secreto mejor guardado. El nuevo líder del PDeCAT que reniega del PDeCAT «quiere sorprender y poner de los nervios a sus oponentes», apuntan fuentes del partido en una clara referencia a ERC. Lo único que está claro a estas alturas es que muchos de los diputados de la última legislatura, que apenas ha durado 22 meses, no repetirán escaño.
Unos se van por su propio pie. El «procés» les ha dejado tocados y también procesados. Es el caso de la Mesa soberanista del Parlament. Anna Simó, Lluís Corominas, Lluís Guinó, y Ramona Barrufet se han alejado del cáliz electoral. La presidenta, Carme Forcadell, no respira y parece que no quiere repetir por consejo de sus abogados, aunque ERC le aprieta y le ha reservado un puesto. La ex presidenta de la Mesa sólo se plantea concurrir si en el programa republicano no hay ninguna alusión explícita a la independencia, que pudiera hacerla incurrir en reiteración delictiva. Antes que ellos, otros abandonaron. Artur Mas, otrora todopoderoso dirigente nacionalista ya no es diputado. Irene Rigau tampoco repetirá en las listas y comparte banquillo con Mas. Otros prefieren decir que se van antes que no les llamen. Es el caso del cabeza de lista en 2015 por Tarragona, Germà Bel. Tampoco repetirá. Ha esperado hasta el último momento, pero parece que el teléfono no le suena. Y otros prefieren mantenerse al margen porque ya tienen bastantes problemas, judiciales se entiende. Es el caso de Jordi Cuixart que ha declinado ir en las listas.
También los hay que han jugado con fuego y se han quemado. Germà Gordó, ex gerente del PDeCAT, ex secretario general de Presidencia y ex consejero de Justicia, no se sentará en el nuevo Parlament. Se presenta a las elecciones y salvo un «milagro» no saldrá elegido. Sobre él penden investigaciones judiciales sobre el 3%, aunque se libró de refilón del «caso Palau», que es la espada de Damócles que trae de cabeza a la antigua Convergència. La sentencia se conocerá de forma inmediata y en el PDeCAT se han puesto ya los diques de contención que apuntan a una dimisión formal de Artur Mas, que aún es, y sólo es, presidente del partido.
Como Puigdemont ha dejado en fuera de juego al PDeCAT y lleva sus siglas enmascaradas en estas elecciones, los mandamases del partido se han refugiado en su sede. Puigdemont no quiere que vayan en su lista, pero ellos tampoco quieren ir en la suya. Marta Pascal y David Bonvehí, los máximos dirigentes del partido, prefieren plegar velas y preparar la batalla que se avecina en las municipales, el último gran bastión de poder que le queda al PDeCAT. No serán los únicos. Algunos alcaldes postconvergentes como Montserrat Candini o Albert Batalla tampoco repetirán.
No sólo en el independentismo hay damnificados. Catalunya Sí que es Pot pasa en 2017 a mejor vida, siendo sustituida por Catalunya en Comú. Ni Lluís Rabell ni Joan Coscubiela volverán al Parlament ni tienen ganas. Sus malas relaciones con Colau son evidentes y aprovecharon la ruptura del pacto con el PSC para hacer una entrada de defensa cañero a la espinilla de la alcaldesa. Capítulo aparte merece la CUP. Ni Anna Gabriel, ni Benet Salellas, ni Gabriela Serra volverán a ocupar escaños, pero seguirán en la bancada dirigente de la CUP. Es la manera de hacer de los «anticapis», sólo permanecen una legislatura.
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