CNI
«España sufre ciberataques para influir en la opinión pública como en EE UU»
LA RAZÓN de... Félix Sanz Roldán, director del Centro Nacional de Inteligencia. El responsable de los servicios de inteligencia alabó en una conferencia calificada por él mismo de «histórica» el sacrificio y el riesgo con que los 3.500 operativos del CNI sirven a España en 70 países de todo el mundo. La agencia ha exportado, tras el «caso Snowden», su sistema de control institucional, lo que le da «una enorme legitimidad moral». a la hora de «dar elementos de juicio al Gobierno» para que éste tome decisiones estratégicas
LA RAZÓN de... Félix Sanz Roldán, director del Centro Nacional de Inteligencia ►Calificó su comparecencia como «histórica» y dijo que el CNI «tiene más de servicio que de secreto» ►Afirmó que la mayor amenaza son los yihadistas que pueden retornar a nuestro país, que cifró en unos 200
Fue el propio Félix Sanz Roldán, secretario de Estado director del Centro Nacional de Información, quien calificó su conferencia ayer en LA RAZÓN de «histórica». Según confesión propia, fue la primera vez que un director del CNI compareció ante un auditorio para explicar «lo que hace» nuestro servicio de inteligencia sin obviar el «cómo lo hace y el por qué lo hace». Sanz Roldan reconoció que «es indispensable que algo se sepa sobre el CNI. En democracia siempre existe el derecho de que las instituciones sean responsables y para ello algo tienen que descubrirse a los ciudadanos». Otras dos razones pusieron ayer en la tribuna de oradores al director del CNI: agredecer de alguna manera el trabajo de los 3.500 hombres y mujeres que sirven bajo su mando. La tercera razón es, en palabras del general, «ganar la confianza del público». «Quiero que ustedes confíen en su CNI después de esta conversación», reconoció.
No faltó tampoco en su brillante intervención una nota de humor: Sanz Roldán reconoció que su secretaria no se llamaba Mony Penny sino Aurora y que no había venido en un Aston Martin, sino en un coche diésel. Y, terminando con los lugares comunes de películas de espionaje, afirmó no dominar el acento escocés como Sean Connery porque «soy de Uclés». El general citó al autor del primer tratado de retórica –Quintiliano, «el corazón hace elocuentes a los hombres»– cuando aseguró que «yo también voy a hablar con el corazón». «Estoy al frente de 3.500 hombres y mujeres que sirven a España con riesgo, sacrificio e incomodidades. Y además haciendo dejación voluntaria de los derechos que les da la Constitución». Los operativos del CNI «toman sobre sus espaldas estas misiones de riesgo» y no pueden compartir con sus familias los detalles de un trabajo en el que en muchas ocasiones ponen en riesgo sus vidas. «Mientras se bombardeaba Alepo se hablaba con Yabbat al Nusra para trabajar en la liberación de periodistas españoles».
«Somos un servicio secreto pero somos más ‘‘servicio’’ que ‘‘secreto’’», dijo el director del CNI poco antes de explicar: «El servicio es lo que nos guía. El secreto es un instrumento: como el ordenador o el bolígrafo. Es lo que nos permite preservar nuestros sistemas y nuestras fuentes. Por esto les pedimos confianza a los españoles». Sanz Roldán explicó que es costumbre en el CNI «no confirmar ninguna afirmación laudatoria pero tampoco contestar a las mentiras más crueles» con las que se quiere atacar el buen nombre de la institución que dirige. El general afirmó sin ambages que el sistema de control institucional que supervisa la acción de su departamento está siendo asumido por numerosos servicios de inteligencia en todo el mundo a raíz del «caso Snowden» y que eso les da «una enorme legitimidad moral de la que hacemos gala». «Toda nuestra acción está siempre bajo la Ley. En España hay Ley. Siempre bajo la Ley sin excepciones. Tenemos una Ley orgánica que nos pone bajo un magistrado del TS. Por eso estamos orgullosos de la Ley». Sanz Roldán fue un paso más allá y citó textualmente un documento elaborado por uno de sus operativos en el que se argumentaba que «la calidad y la eficacia de los servicios de inteligencia son los mejores parámetros para medir la eficacia del sistema de defensa de una democracia». España es el único país del mundo cuyo servicio de inteligencia tiene un código ético publicado y aseguró que una de sus principales misiones es que el CNI no sea «un estado dentro del Estado» ni una agencia que sirva sólo a una determinada opción política. Si esto sucediera «se estaría viciando la democracia». En este sentido, el general recordó cómo al comienzo de su trabajo en el CNI visitó un país africano en el que un colega le reconoció que habían amañado las elecciones en aquel país. «Esto es una barbaridad. En el CNI esto no va a ocurrir mientras yo esté al frente». Por ello Sanz Roldán pidió a los que le escuchaban: «No crean las mentiras crueles que sobre nuestro trabajo se han dicho y que nunca se han podido demostrar».
El director del CNI explicó que el departamento que dirige «es un instrumento para su seguridad entendida en su concepto amplio» y que por tanto se asegura también de que «por ejemplo cuando vayan a poner gasolina haya gasolina en el surtidor ya que hay muchos petroleros secuestrados en el golfo de Guinea y oleoductos atacados por bandas mafiosas. Nos ocupamos también de que haya tranquilidad de que nuestros ahorros estén seguros. De que nuestra vida no corra riesgo por atentados criminales. De que nuestro ordenador no esté pinchado y nuestro teléfono esté seguro. De que nuestras empresas puedan competir limpiamente en cualquier lugar de la Tierra. Y de que el juego sea limpio con ellas cuando ya están allí». Además, el CNI es un «instrumento muy interesante para hablar de unos aspectos y en unos ambientes que el juego político no admite». La manera que tiene el CNI de realizar todas estas tareas es «dar elementos de juicio para que el Gobierno pueda tomar sus decisiones estratégicas. No sólo de seguridad, sino de seguridad en sentido amplio». Un activo este, la seguridad» que sólo se valora cuando se pierde», recordó Sanz Roldán.
El general recordó que la constante evolución de los medios comunicación a nivel global obligan al CNI a «estar permanentemente al día sobre las altas tecnologías y sobre lo que pasa por las cabezas de las personas que quieren hacer daño». Algunas veces la información captada por el CNI ha sido recibida «con una sonrisa de saludable escepticismo. Pero nunca he encontrado menosprecio», seguró.
El servicio de inteligencia español contará dentro de poco con 4.000 efectivos y casi el 100% son licenciados superiores. Esta característica hace que la institución sea extremadamente rica y que se dé por ejemplo, la situación de que en un equipo trabajen conjuntamente y al mismo tiempo un físico nuclear, un físico general, un lingüista y... elijan ustedes». Se dio el caso de que en cierta ocasión el general supo que hasta una veterinaria trabajaba para el CNI en relación al programa de armas químicas que determinado país está desarrollando. Sanz Roldán aseguró que «siempre se pueden tener más capacidades técnicas, pero tenemos las adecuadas. Pocas instituciones pueden decir que se trabaja simultáneamente en 32 idiomas, incluido el árabe clásico y nueve dialectos.
El general finalizó su intervención citando al presidente Obama en un discurso sobre los servicios de inteligencia: «Los agentes saben que si se produce un ataque los ciudadanos volverán la cabeza hacia ellos y preguntarán por qué no fuisteis capaces de evitarlo».
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