Elecciones generales
¿La tercera ronda de consultas del Rey?
En caso de que Sánchez fracase en su investidura, Felipe VI sólo se verá de nuevo con los líderes políticos si alguno se ofrece candidato con garantías suficientes para formar gobierno
En caso de que Sánchez fracase en su investidura, Felipe VI sólo se verá de nuevo con los líderes políticos si alguno se ofrece candidato con garantías suficientes para formar gobierno.
Felipe VI podría tener que volver a vivir una situación inédita en nuestra democracia en caso de que el candidato socialista, Pedro Sánchez, fracase en su investidura a la presidencia del Gobierno: convocar una tercera ronda de consultas y proponer a otro candidato tras el debate parlamentario.
Después de los resultados electorales del 20 de diciembre, comenzó la carrera por los pactos de los aspirantes a ocupar La Moncloa, que terminó sin ningún ganador claro y con el primer caso inédito: Mariano Rajoy, como líder de la lista más votada, rechazó la investidura. El Jefe del Estado tuvo que convocar una segunda serie de encuentros antes de proponer a Pedro Sánchez en su defecto, segundo caso inédito. Y, cada vez más próximos a la votación parlamentaria que marcará el camino político del secretario general socialista, a falta de un acuerdo sellado entre el PSOE y ninguna fuerza política podría darse la tercera situación insólita en democracia: que un tercer candidato se ofrezca para una segunda investidura.
Los padres de la Constitución no se figuraron que el sistema político bipartidista que empezaba a fraguarse en España desembocaría, casi 40 años después, en un baile de los partidos políticos con representación parlamentaria orquestado por cuatro principales fuerzas políticas para poder formar gobierno, porque ninguna de ellas se acerca, ni por asomo, a la mayoría absoluta. Así, la pauta que le marca la Constitución a Don Felipe es, según el artículo 99, proponer a un candidato político tras una ronda de consultas a través del presidente del Congreso. A partir de la primera votación en la Cámara Baja –que tendrá lugar el día 3 de marzo, ya que, a pesar de comenzar el día 2 se prevé que los discursos ocupen todo el día– comenzará la cuenta atrás de un plazo de dos meses: si en ese tiempo no hay posibilidad de que un partido forme gobierno, Don Felipe, firmará el decreto de disolución de las Cortes y se convocarán nuevas elecciones, previstas para el 26 de junio.
En este margen de dos meses es donde entra de nuevo la figura del Jefe del Estado: si uno de los candidatos tiene garantías para conseguir los apoyos suficientes para formar gobierno y le pide al Monarca que le proponga, Don Felipe tendrá que verse nuevamente con los líderes políticos, ya sea en el mismo formato que las anteriores: en La Zarzuela, con todos los representantes de los partidos con al menos un escaño en la Cámara Baja, o como se establezca: podría mantener contacto únicamente con aquellos que sean determinantes en las negociaciones, de la forma en que vea oportuno, ya que no está estipulado por ley. «Nada impide que se vuelva a proponer el mismo candidato», explica Carlos Vidal Prado, profesor titular de derecho Constitucional de la UNED. «Tampoco se descarta que se hable a varias bandas. Es más, es lo que debe hacerse, aunque por desgracia, algunos de nuestros políticos no estén habituados». Como puntualiza Vidal Prado, el papel del Monarca no es ofrecer a los candidatos la posibilidad de que se presenten. «Lo que tienen que hacer los representantes de los grupos con presencia en el Congreso es exponerle al Rey los resultados de las conversaciones, y si alguien tiene apoyos suficientes. El Rey no está obligado a proponer a nadie si no se le presentan unas mínimas garantías de éxito».
En resumen, los protagonistas del nuevo escenario son de nuevos los políticos. De sus posturas y futuros acuerdos dependerá que Don Felipe opte por no proponer a ninguno y que se convoquen nuevamente las elecciones para el 26 de junio, como pronosticó públicamente el presidente en funciones, Mariano Rajoy, en una conversación con el primer ministro del Reino Unido, David Cameron. Por otro lado, el Monarca tampoco está obligado a nombrar a ningún político que pertenezca a un partido que se haya presentado a las elecciones, y podría proponer a una persona externa con la finalidad de que consiga el ansiado consenso entre las formaciones políticas.
Desde la Casa del Rey no entran a considerar posibilidades, como en anteriores ocasiones. En conversaciones mantenidas con este periódico desde que el líder del Ejecutivo en funciones, Mariano Rajoy, declinase su investidura el pasado 22 de enero, el mensaje que han lanzado desde Zarzuela es que Don Felipe ha cumplido la Constitución y que su «postura» en este momento histórico en democracia se encuentra en el discurso de Navidad, en el que apeló al consenso apolítico. Felipe VI propuso primero al candidato de la lista más votada y, al declinar, a Sánchez, ya que éste se lo pidió y le transmitió sus posibilidades de llegar a La Moncloa. «El Jefe del Estado no busca ni decide quién es el presidente».
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