Crisis del PSOE
Las tensiones con Díaz apartan a Sánchez de la campaña andaluza
Las líneas telefónicas entre Ferraz y San Telmo tienen escasa actividad. Más bien ninguna. Las relaciones entre Pedro Sánchez y Susana Díaz más que frías están heladas. En las últimas semanas, los contactos han brillado por su ausencia. Ni tan siquiera la imputación de Chaves y Griñán por el Tribunal Supremo ha servido para que ambos hablen, comenten y coordinen la respuesta. Los encargados de evitar más distorsiones fueron César Luena, secretario de Organización del PSOE, y Juan Cornejo, secretario de Organización del PSOE andaluz, bajo la atenta mirada del manchego Máximo Díaz Cano, secretario general de la presidencia de la Junta de Andalucía. Sus esfuerzos fueron vanos por el resbalón del portavoz del Grupo Socialista en el Congreso, Antonio Hernando.
Las tensas relaciones entre las dos cabezas visibles del PSOE van a tener una consecuencia inmediata. Pedro Sánchez apenas visitará Andalucía en los 32 días que faltan hasta las elecciones del 22 de marzo. En Ferraz quitan hierro a esta situación. No hace muchos días, César Luena afirmaba que «Pedro Sánchez irá bastante a Andalucía». Lo cierto es que a fecha de hoy, el líder del PSOE todavía no tiene cerrada su participación en actos electorales por el sur de España. Su agenda andaluza está en blanco. De hecho, las previsiones que se manejan en la calle Ferraz no van más allá de tres mítines.
La destitución de Tomás Gómez como líder de los socialistas madrileños y como candidato a la Comunidad de Madrid, fue la gota que desbordó el vaso. Susana Díaz se sintió ninguneada por Sánchez y su respuesta fue que los miembros andaluces de la Comisión Permanente no asistieran a la reunión que consumó el cese de Gómez, a pesar de estar en Ferraz. Tampoco lo hicieron los valencianos. Su líder, Ximo Puig, miembro de la Ejecutiva Federal, no se entusiasmó con la propuesta del secretario general aunque posteriormente templó gaitas para evitar más ruido. No fueron los únicos que hicieron patente su malestar. Eva Matarín y Pedro Zerolo –próximos a Gómez– discreparon del criterio de Pedro Sánchez. También lo hizo Carme Chacón, que siempre ha sido partidaria de primarias abiertas, es decir, con la participación ciudadana y no sólo de militantes. Hasta el primer secretario del PSC, Miquel Iceta, trató de convencerla de las bondades de la destitución de Gómez. No lo consiguió y Chacón calificó de «error» la decisión.
El triángulo Andalucía-Valencia-Madrid disparó todas las alarmas en Ferraz y fue uno de los motivos por los que Sánchez destituyó a Gómez. Se rompió, a juicio de fuentes bien informadas, el centro de poder paralelo. Ayer, la Comisión Federal de Listas aceptó la renuncia del ex líder madrileño como candidato a la CAM, culminando el golpe de fuerza de Sánchez. El sábado se producirá el último acto con el nombramiento del nuevo candidato después de un proceso «participativo» que dilapida el método de primarias. Sin embargo, en Ferraz y en la gestora madrileña se sigue el proceso con mucha atención y preocupación porque la aparición de dos candidatos –Amparo Valcarce y Pedro Zerolo, aunque ahora sólo quede el segundo– ha desbaratado sus planes de pasar página de forma tranquila y de designar a Ángel Gabilondo.
En la calle Ferraz tienen confianza en que Gabilondo tendrá un amplio respaldo de los militantes, aunque no explican cómo se medirá este respaldo. Pero también son conscientes que Pedro Sánchez liga su futuro al de su apuesta personal por Madrid. Si Gabilondo fracasa, Sánchez fracasa. Y más si Susana Díaz tiene éxito en Andalucía, como apuntan las últimas encuestas. A pesar del malestar interno, se está poniendo sordina al ruido. El 25 de mayo será el día elegido para abrir la Caja de Pandora.
Las primarias de las que hizo bandera el PSOE para la elección de Pedro Sánchez han caído en desgracia. Al menos en Madrid. La burocracia ha sustituido a la democracia. La gestora ha convocado asambleas en todas las agrupaciones y los militantes propondrán los candidatos que quieran; al menos en teoría, porque agrupaciones como la de Leganés –la más numerosa de Madrid– ni siquiera han convocado asamblea. Con las propuestas, la gestora «interpretará el sentir de los militantes» y hará «una propuesta a la Comisión Federal de Listas», en palabras de Rafael Simancas.
Vuelve la mesa camilla
Un viejo dirigente socialista comentó hace unos días que «ha vuelto la mesa camilla», aquella expresión que visualizaba en el imaginario socialista las reuniones que mantenían Felipe González y Alfonso Guerra con los responsables del partido para elegir candidatos o para enseñarles la casilla de salida. Ahora, alrededor de esta mesa camilla se sientan Pedro Sánchez, César Luena, Rafael Simancas y, en opinión de muchos dirigentes socialistas tanto de Madrid como de toda España, Alfredo Pérez Rubalcaba. Ellos, y sólo ellos, interpretarán «el sentir de los militantes» y tomarán las decisiones que más «favorezcan al partido». Esta frase, muy repetida estos días, ha encendido los ánimos de los militantes madrileños. La dirección socialista, en un alarde de análisis político, culpa directamente a Tomás Gómez de urdir toda una rebelión para poner palos a las ruedas al golpe de mano de la dirección de Ferraz. Ayer arrancaron las asambleas y Gabilondo espera hasta el sábado para ser proclamado. Este catedrático en Filosofía, que impartió asignaturas como Metafísica, Hermenéutica o Teorías de la Retórica y de Pensamiento Francés Contemporáneo deberá aplicar todos sus conocimientos para tomar la decisión final. Y de paso contestar a las preguntas de los militantes de Madrid. Si quiere ser candidato, cuáles son sus planes para Madrid, hasta ahora desconocidos, y cuál será su política de pactos, también hasta ahora todo un interrogante.
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Pasividad ante la tragedia