La amenaza yihadista
Los islamistas piden ser «presos políticos como los de ETA»
Tras los atentados, el jefe de una célula yihadista exige que «los junten en la misma galería»
Tras los atentados, el jefe de una célula yihadista exige que «los junten en la misma galería».
Tres días después de que la célula yihadista de Ripoll atentara en Cataluña matando a 15 personas, desde la cárcel de Estremera el «emir» Mohamed Achraf solicitó formalmente a la subdirectora de seguridad y al director del centro penitenciario la reunificación de «todos los presos políticos islamistas en la misma galería como están juntos los presos políticos vascos de ETA».
La solicitud, a la que ha tenido acceso LA RAZÓN, la escribe el principal acusado de la «operación Nova», el argelino Mohamed Achraf –cuyo nombre real es Abderrahman Tahiri–, encarcelado por organizar células yihadistas en las cárceles de España y planear un atentado contra la Audiencia Nacional. Atendiendo a este perfil, no es extraño que sea «la cuarta solicitud sin respuesta», tal y como hace constar el terrorista al final de su escrito.
Achraf ingresó en prisión en julio de 1999 por delincuencia común y hasta 2002 estuvo en varias cárceles del país, primero en la de Valdemoro y después en la de Topas (Salamanca). En esta última estableció los primeros contactos con el resto de reclusos de ideología yihadista, y también con otros repartidos en varias cárceles españolas. Con este grupo organizó la célula «Mártires por Marruecos», que después se amplió hasta formar cuatro células perfectamente estructuradas y conectadas entre sí a través de correspondencia postal. Como líder, ideó el atentado contra la Audiencia Nacional con un camión lleno de explosivos, golpe que pudo ser truncado gracias a la intervención de las cartas durante el proceso de dispersión de islamistas por el 11-M. Cabe recordar que Achraf formaba parte del GIA (Grupo Islámico Argelino), adscrito al salafismo yihadista y conectado a la red de Al Qaeda. De hecho, fue citado a declarar como testigo por los atentados de Madrid al encontrársele un manuscrito con la fórmula de la cloratita.
En el marco de la «operación Nova», el Tribunal Supremo le condenó a 14 años de prisión por un delito de pertenencia a un grupo terrorista en concepto de promotor y director. Ahora se encuentra recluido en la cárcel madrileña de Estremera, en un módulo de aislamiento para evitar que vuelva a ejercer de «emir». Desde allí, con fecha 20 de agosto de 2017, envió la cuarta petición para conseguir la reunificación de los reclusos yihadistas. En la carta pregunta: «¿Por qué a los presos políticos de ETA los tienen juntos en la misma galería y a nosotros los presos políticos islamistas nos tienen separados?».
Para defender su postura, el argelino argumenta que «mantenernos separados atenta contra nuestra seguridad física y moral» y añade: «Vulnera nuestros derechos fundamentales» como «la igualdad ante la ley, la libertad religiosa y el derecho a practicar nuestra cultura y nuestra lengua». Y advierte: «Vuelvo a insistir en hacer responsables directos a los responsables de esta cárcel de cualquier cosa que nos pase a mí y a mis compañeros». «No existe ninguna excusa para no juntarnos», insiste.
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