Elecciones generales
Margarita Robles: «No aspiro a ser ministra. Mi vanidad se cubrió en 1996»
Margarita Robles / Pedro Sánchez no tuvo que esforzarse mucho en convencerla. Regresa a la primera fila política tras ser pionera en el mundo judicial: ha pasado por la Audiencia Nacional, el Supremo y el Consejo del Poder Judicial. «La renovación es querer trabajar. Ahí está el ejemplo de Hillary Clinton»
Entrevista a Margarita Robles, número «dos» del PSOE. Regresa a la primera fila política tras ser pionera en el mundo judicial. «No aspiro a ser ministra. Mi vanidad se cubrió en 1996»
–¿Cuándo le propusieron formalmente ir de número dos por Madrid en las listas del PSOE?
–El martes. Me llamó Pedro Sánchez y me dijo si quería formar parte del proyecto (del PSOE); y en la medida en que creo que es necesario que haya un cambio de Gobierno, en la línea de acabar con las desigualdades, desequilibrios sociales, de lucha contra la corrupción, me pareció que todo eso se podía hacer desde el PSOE, y por eso dije que sí a ese ofrecimiento.
–¿Le costó mucho convencerle?
–No. Tenía muy clara la identificación total con el programa socialista. No tuve ninguna duda en cuanto al proyecto, porque lo comparto en una parte muy muy importante. La reflexión que hice fue mi situación dentro del Tribunal Supremo y el tener que pedir el pase a la situación de servicios especiales (ayer mismo presentó ya la petición correspondiente ante el Consejo General del Poder Judicial).
–Hay no pocas voces que critican el paso de los jueces a la política y el regreso posterior a la judicatura, como fue su caso. ¿Qué opina de ello?
–Entiendo y respeto que haya a quienes no les parezca bien, pero no se puede demonizar a quienes sean jueces y hayan estado en política [como es su caso], porque al final tanto la Justicia como la política son servicios públicos. Y cuando uno presta un servicio público a los ciudadanos, no se tiene por qué pensar que está contaminado; y, además, un juez lo que tiene que hacer es aplicar la Ley, y, por tanto, es irrelevante si ha estado o no antes en política. Puedo entender y respeto a quienes no lo comprendan, pero si se mira desde un servicio público a los ciudadanos, no tendrían que existir esas prevenciones.
–¿Le gustaría o aspira a ser ministra de Justicia?
–No, no. Yo, ahora, a trabajar. Mi vanidad política se cubrió en el año 96, hace ya veinte años. No aspiro a ser ministra; aspiro a trabajar, que es lo que he hecho toda mi vida. Vivo siempre en el presente, lo que pueda pasar en el futuro, ya veremos. El presente es trabajar, que al final es lo que he hecho toda la vida.
–Pero si Pedro Sánchez gobierna y le ofrece ese cargo...
–No sé, yo vengo ya a trabajar. Lo otro es un poco... y si me toca la lotería... Hay que vivir de realidades.
–También puede que el PSOE no gobierne. En ese caso, ¿estaría la legislatura como «diputada de a pie» o regresaría a la judicatura?
–Me he comprometido con un proyecto determinado para ser parlamentaria y acabar la legislatura como tal. Creo, además, que desde el Poder Legislativo se pueden hacer muchísimas cosas, para así cambiar muchas situaciones injustas que vive este país.
–Ya sea en un cargo de responsabilidad o como «simple» parlamentaria, tendrá un protagonismo en lo que se refiere a la Justicia. ¿Cuál sería la primera medida que habría que adoptar en materia de Justicia en la legislatura?
–La justicia necesita una batería de medidas, siempre desde una doble perspectiva: un Pacto de Estado, para que las leyes que se aprueben no sean fruto de una mayoría parlamentaria impuesta por rodillo; y, después, una serie de medidas integrales, que pasan por despolitizar el Consejo General del Poder Judicial, dotar de más medios a los jueces y por que la abogacía y el turno de oficio tengan una retribución más justa, que haga que todos los ciudadanos puedan ser iguales ante la Ley.
–¿Cómo y de qué forma se podría llegar a esa despolitización del órgano de gobierno de los jueces y magistrados?
–Lo primero es que hay que cambiar el modelo actual, porque ha supuesto una mayor politización del CGPJ, porque en vez de ser un órgano colegiado, se ha convertido en un órgano marcadamente presidencialista, con vocales de primera y segunda categoría.
–¿Esa reforma del Consejo afectaría también a la elección parlamentaria de los vocales de procedencia judicial (es la que siempre ha defendido el PSOE)?
–Después de la experiencia, he concluido que una de las razones de la apariencia de politización de la Justicia es el sistema de elección de los vocales del CGPJ; y fruto de esa experiencia, creo que sería positivo que los vocales de procedencia judicial fuesen elegidos por los propios jueces.
–Le pregunto como candidata. ¿Es partidaria de la propuesta de Podemos de listas conjuntas al Senado con el PSOE?
–Creo que si hay algo que aleja a los ciudadanos de la política es cuando ven que lo que les preocupa (a los políticos) son los cargos, las carteras, el copar determinados puestos... y a mí, lo único que me preocupa es ver cuáles son los problemas reales de los ciudadanos, de intentar dar respuestas y que vean que realmente nos preocupamos de ello.
–¿Qué piensa de quienes critican que la renovación del PSOE pase por recuperar a quienes ya estuvieron en el partido o en el Gobierno hace décadas?
–La renovación debe hacerse con personas que quieran trabajar y se preocupen por los ciudadanos y eso no tiene nada que ver con el trabajo que se haya podido hacer antes. Ahí está, por ejemplo, Hillary Clinton, que aspira a ser presidenta de Estados Unidos con 68 años.
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