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Mas no da la cara pero exige al Estado que no sea «miope»

El president no acude a la manifestación y defiende ante la Prensa internacional que la secesión avance sin tener el 51% de los votos

Romeva y Junqueras,ayer, durante el acto en la «Via Lliure» al que no acudió Mas
Romeva y Junqueras,ayer, durante el acto en la «Via Lliure» al que no acudió Maslarazon

Artur Mas meditaba este año unirse por primera vez a la manifestación independentista de la Diada, pero finalmente el líder convergente optó por ausentarse. «Antes, como presidente, se aconsejaba que no fuera por la institucionalidad del cargo, y si fuese como los otros años no iría, pero esta vez seré presidente y candidato y, si voy, iré como candidato, no en condición de president», afirmó Mas hace apenas una semana. Parecía sugerir el president que iba a sumarse a una marcha que llevaba el sello inconfundible de su candidatura de Junts pel Sí, pero Mas dio un paso atrás y se refugió en el Palau de la Generalitat, donde recibió a los organizadores de la denominada «Via Lliure».

Horas antes, el presidente de la Generalitat se aseguró su cuota de protagonismo con una conferencia de prensa dirigida a los medios internacionales. Mas compartió micrófonos con sus compañeros de candidatura, Raül Romeva y Oriol Junqueras Buena parte de ellos le preguntó por la legitimidad de consumar la secesión de Cataluña con mayoría de escaños pero sin mayoría de votos. Ante este interrogante, Mas replicó que ha sido el Gobierno quien ha bloqueado el referéndum, por lo cual defendió que el proceso avance «hasta el final» aunque solo haya mayoría parlamentaria.

Concluida la manifestación independentista, Mas recibió a sus organizadores en la Diada y, a continuación, hizo una declaración institucional. Se felicitó por el «civismo» que caracterizó la marcha por las calles y pidió traducir la reivindicación en votos. «En la calle se influye pero en las urnas se decide. Ahora tenemos la posibilidad de decidir el 27 de septiembre», dijo.

Para el final se dejó la munición contra el Estado. «Dejad la miopía política y el orgullo imperial. Poned las leyes al servicio del pueblo y de la democracia. Si hay que cambiarlas no pasa nada, no se acaba el mundo. Tenemos derecho a ser escuchados y a ser ayudados para la implementación de los mandatos democráticos», afirmó.