Política

Moncloa avisa de que no quiere más «desahogos» como el de Montoro

El presidente del Gobierno ante los medios después de participar en el Consejo Europeo en Bruselas
El presidente del Gobierno ante los medios después de participar en el Consejo Europeo en Bruselaslarazon

Esta semana se han vuelto a encender algunas alarmas en Moncloa y en la dirección del PP. Oficialmente se niega, pero la preocupación, que alcanza al presidente del Gobierno, viene del hecho de que todos son muy conscientes de que la imagen de división interna siempre les ha penalizado electoralmente. Y los líos, aunque no tengan trascendencia de puertas adentro, sí llegan a la opinión pública. Es decir, que sostienen que no importa tanto lo que dicen o la autoridad de quien lo dice, como la imagen de desintegración y de luchas cainitas en vísperas de unas elecciones generales.

A Rajoy «le han incomodado» los «incidentes» de esta semana, según admiten fuentes de su entorno. En algunos casos, como el del ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, por su «inconveniencia». En otros, como el de la todavía diputada Cayetana Álvarez de Toledo, por lo que tiene de «ejercicio de deslealtad», por «muy previsible que fuera», puntualizan en Moncloa. Y lo de Arantxa Quiroga, por la «mala gestión» que evidencia y porque de nuevo coloca el foco en el funcionamiento del partido después de que antes del verano la crisis abierta por los resultados de las elecciones autonómicas y municipales ya obligara a Rajoy a escenificar que él personalmente tomaba el mando de la situación y colocaba a otros «peones» al frente del día a día de Génova. Esos cambios han sido positivos, pero no suficientes para arreglar el problema, «visto lo visto», sentencian en las filas populares.

Rajoy considera urgente corregir cualquier capítulo que traslade una imagen de fractura o descomposición. Y le preocupa que la «herida» se agrave por nuevas injerencias, principalmente, del «aznarismo». Moncloa también valora como un «error» el «desahogo» del ministro Cristóbal Montoro en una entrevista en «El Mundo», aunque disculpan ese «error» con la justificación de que el ministro reventó después de aguantar mucho y que no midió el daño que hacía al trasladar al debate público lo que desde hace tiempo iba comentando en comidas o cenas privadas. Pero al final, y aunque se le excuse, sus declaraciones inciden en uno de los puntos débiles que preocupa a Rajoy: la imagen de división interna.

Ahora bien, desde Moncloa y desde la dirección del partido también intentan rebajar el alcance del «ruido» que ha puesto sordina al guión oficial de esta semana. Explican que ellos tienen sus tiempos y que estos episodios puntuales, «a veces exagerados mediáticamente», no alteran el paquete de medidas y actos en los que están trabajando con el objetivo de ocupar cada vez más espacio público con un discurso en positivo y con el que retomen la iniciativa perdida en estos últimos días. El comité de campaña ya está elegido, y su composición la darán a conocer en los próximos días. Y apelan, asimismo, a que la coordinación entre el Gobierno y el partido sí les está funcionando ahora bien. «Tenemos que dedicarnos a combatir en un escenario electoral en el que nos ha aparecido competencia, y distraernos a estas alturas en airear nuestras diferencias o en pasar factura a compañeros puede resultar muy liberador desde el punto de vista personal, pero no aporta nada al conjunto», explica uno de los colaboradores del presidente del Gobierno. Un mensaje que se ha escuchado cada vez que cíclicamente se ha elevado el nivel de ruido interno, pero que no ha evitado que situaciones como la vivida esta semana se hayan repetido en varias ocasiones.

Sin negar la responsabilidad interna, desde Moncloa también advierten de que a veces los «líos» se los generan desde fuera, «los engordan o los crean artificialmente con el apoyo de los pocos de siempre». No van más allá, porque «no hace falta, los aludidos sabrán que están siendo aludidos», precisan cuando se pide una aclaración.