Cataluña

Plan Puigdemont: declaración unilateral de independencia y resistencia

El president reúne a su gabinete tras rechazar todos los llamamientos al diálogo. Prepara una declaración de independencia para mañana aunque aún está por cerrar el formato y el alcance de una previsible crisis de gobierno.

El conseller de Empresa, que presentó su dimisión preventiva hace días, ayer a su llegada al Palau
El conseller de Empresa, que presentó su dimisión preventiva hace días, ayer a su llegada al Palaularazon

El president reúne a su gabinete tras rechazar todos los llamamientos al diálogo. Prepara una declaración de independencia para mañana aunque aún está por cerrar el formato y el alcance de una previsible crisis de gobierno.

Carles Puigdemont ha cogido la directa hacia la Declaración Unilateral de Independencia (DUI) aunque le pueda costar una crisis de gobierno que, a la hora de cerrar esta edición, afecta sobre todo a Santi Vila, consejero de Empresa, pero no se descarta que pueda ser más amplia. A las 19:00 horas, Puigdemont convocó una reunión de Gobierno que amplió a los portavoces de Junts pel Sí, Lluís Corominas y Marta Rovira, y a las entidades independentistas, Asamblea Nacional Catalana y Òmnium cultural. También asistió Xavier Vendrell, el que fuera secretario de organización de ERC, señalado por muchos como el inspirador de la estrategia del 1-0. Mientras Puigdemont discutía la posición final con su gobierno, los Comités de Defensa del Referéndum convocaban una manifestación en las puertas del Palau de la Generalitat.

Previamente a esta reunión, los 61 diputados de Junts pel Sí se reunieron en el Parlament y aprobaron por «unanimidad» respaldar la declaración de independencia más una estrategia de «resistencia» a la aplicación del 155. De hecho, la tarde del martes la ANC mantuvo reuniones en todo el territorio catalán para explicar a sus miembros esta estrategia de resistencia «porque ya estamos al final del camino», en la que se daban instrucciones para organizar el «bloqueo de país», con el que quieren ofrecer resistencia «a la violencia del Estado».

Este acuerdo es comunicado a Puigdemont por los portavoces de Junts pel Sí. Casi en paralelo, Carme Forcadell comunica al presidente catalán y al grupo que le apoya que no quiere que se realice en el pleno ningún tipo de votación sobre una declaración de independencia. La presidenta del Parlament quiere evitar a toda costa volver a ser foco de la Fiscalía, porque ya pesan sobre ella varias querellas que podrían llevarla a prisión. Forcadell convoca el pleno a las 16 horas del jueves, para cambiar posteriormente a las 17 horas para hacerlo coincidir con el inicio de la sesión en el Senado.

El bloqueo de Forcadell a la votación de la DUI en el Parlament obligó a Puigdemont a variar los planes para el pleno. Si no podía realizarse una votación se puso sobre la mesa la posibilidad de promulgar un decreto, que se había descartado a principios de semana; hacer un levantamiento de la suspensión de la DUI desde la tribuna por parte del propio Puigdemont, o realizar un acto fuera del hemiciclo ante los diputados y la asamblea de electos –alcaldes y concejales– declarando formalmente la independencia, aunque intentando preservar a Puigdemont de que se abra una nueva causa jurídica.

A lo largo del día la tensión iba en aumento. A primera hora se filtró una reunión del sanedrín, el estado mayor independentista, en la que se afirmaba que se había alcanzado un acuerdo sobre la independencia y se descartaba una convocatoria electoral. Esta noticia cayó como un jarro de agua fría en la sede del PDeCAT y el conseller de Empresa, Santi Vila, comunicaba a sus allegados que dejaba el cargo. De hecho, hacía el mediodía se conoció que estaba guardando sus cosas personales en cajas en su despacho de la consejería. La crisis puede ser mayor, ya que al menos tres consejeros, Meritxell Borràs del PDeCAT y Carles Mundó y Toni Comín de ERC, también mostraron sus reticencias a la Declaración Unilateral de Independencia, siendo favorables a un adelanto electoral. Durante todo el día de ayer, Mundó y Comín se esforzaron en negar estas informaciones llamando mentirosos a quienes osaban contarlas. Sin embargo, fuentes del Gobierno ratifican que ambos consejeros republicanos mostraron sus «pegas» a la DUI en el Consejo de Gobierno. En la reunión del Ejecutivo del martes, fuentes republicanas afirman que Junqueras estuvo vehemente en defensa de la República, mientras que otras fuentes desmienten este ardor guerrero y afirman que mantuvo silencio durante la discusión.

Puigdemont mantuvo durante todo el día reuniones y conversaciones telefónicas. Al Palau acudió también el ex presidente catalán, José Montilla, que ayer se convirtió en un mediador con el presidente catalán. No salió muy satisfecho de la reunión y con pocas esperanzas de que se pudiera vislumbrar un acuerdo. En ese momento, Puigdemont todavía tenía intención, al menos formal y oficial, de acudir al Senado. Sin embargo, puertas adentro estaba trabajando con sus allegados para anular esta cita porque considera que el Gobierno de Mariano Rajoy tiene claras intenciones de aplicar el 155. En conclusión, durante varias horas, Puigdemont estuvo jugando al gato y al ratón con el Senado.

En el PDeCAT, los partidarios de una convocatoria electoral el nivel de frustración era evidente. «Hemos llegado hasta aquí y no daremos un paso atrás», apuntaba un dirigente nacionalista preguntado si daría apoyo a la DUI. Marta Pascal, la principal dirigente del partido, se encontraba en el Palau de la Generalitat mientras Puigdemont celebraba la reunión de su gobierno con puertas abiertas a las organizaciones independentistas. No consta que Pascal, firme partidaria de convocar elecciones, fuera invitada a asistir a la reunión. Mientras, en la calle, los Comités de Defensa del Referéndum, controlados por la CUP, se concentraban ante la sede de la Generalitat con gritos en favor de la República.

A la hora de cerrar esta edición, la reunión del sanedrín del independentismo continúa. Se da por hecha la declaración de independencia, aunque se desconoce el formato. También se da seguro una crisis de gobierno, aunque se desconoce su alcance. También se da por seguro que Puigdemont no ha atendido ninguno de los múltiples llamamientos al diálogo y a frenar la deriva independentista. Lo único seguro a esta hora es que el jueves y el viernes serán días muy intensos, con tensión en el Parlament de Cataluña, manifestaciones en las calles junto con acciones para paralizar Cataluña y la aplicación del artículo 155.