Islam
¿Por qué España no tiene un censo de imanes con «carnet»?
Por ley su «cualificación y acreditación» es competencia de la Comisión Islámica, que no tiene control del número que ejerce en el país
Por ley su «cualificación y acreditación» es competencia de la Comisión Islámica, que no tiene control del número que ejerce en el país.
La falta de control sobre el imán de Ripoll, Abdelbaki Es Satty, que desde un sexto piso articuló la célula yihadista que ha acabado con la vida de 15 personas en Barcelona y dejado más de 150 heridos, ha abierto un debate sobre la relación entre la comunidad islámica y el Estado: ¿Debe éste implicarse en la formación y cualificación de estos responsables de dirigir la oración en las mezquitas? ¿Debería ser el encargado de expedir un título que autorice a ejercer? ¿E, incluso, ayudar económicamente a la instrucción?
Para los representantes de las comunidades islámicas residentes en el país, sí. Se basan en el “modus operandi” de otros países europeos, como Francia, que sí ha decidido formar imanes, y lo solicitan como un método de impedir la expansión de la radicalización del Islam en el país. Es decir, gozan de la “fiqh”, o lo que es lo mismo, jurisprudencia islámica. Pero es que en nuestro país la ley dice otra cosa. España es un país aconfesional en el que se defiende la libertad de culto, y las instituciones religiosas funcionan independientemente del Estado. “Nosotros decimos que a las mezquitas no se les da el mismo trato que a las iglesias, la conferencia episcopal puede controlar a los sacerdotes porque recibe subvenciones del Estado”, dice el presidente de la Federación Española de Entidades Religiosas Islámicas FEERI, Mounir Benjelloun. Pero lo cierto es que aquí entra una confusión porque la Iglesia Católica no recibe subvenciones estatales, otra cosa es la casilla de la Renta de los que, libremente, deciden donar el 0,7% de sus impuestos a la Iglesia. Las diócesis controlan a sus sacerdotes e imparten los seminarios de formación de forma independiente. Pero es que, el propio presidente de la Comisión islámica, Riay Tatary, asegura que “la legislación lo impide”. Y se remite al artículo 3 de la ley 26/1992, por la que se aprueba el acuerdo de colaboración del Estado con la Comisión Islámica, que establece lo siguiente: “Son dirigente religiosos islámicos e imanes de las comunidades islámicas las personas físicas dedicadas (....) a la dirección de la oración, formación y asistencia religiosa islámica y acrediten el cumplimientos de estos requisitos mediante certificación expedida por la Comunidad a que pertenezcan, con la conformidad de la Comisión Islámica de España”. Esta acreditación se demostrará, según la ley, a través de una certificación expedida con la “conformidad” de la Comisión. En definitiva, habría que abrir un debate nuevo: cambiar la ley en España para destinar fondos a la formación de los imanes, y dentro de que España es un estado aconfesional, ¿hay que invertir también en la instrucción de otros “transmisores” de otras religiones?
En España hay registradas 14 mezquitas de nueva planta --como la Mezquita Central de Tetuán o la de la M-30 y unos 1.600 asientos registrales -aunque no saben cuántos de ellos son mezquitas-, inscritos en el registro público dependiente del Ministerio de Justicia. Pero no existe un censo que determine el número de imanes que existen en España. Según afirman desde la Comisión Islámica, este órgano trabaja en la recopilación del número existente de estos guías, que espera tener a final de 2017. ¿Por qué se da esta situación?
El director del Centro Islámico de Madrid, Sami el Mushtawi, aprueba que “la comunidad musulmana sea autosuficiente”. Para él existen dos vacíos que cree conveniente abordar. “Las comunidades islámicas deberían tener mucho cuidado al elegir al iman o al jatib y solicitar desde su curriculum hasta investigar si tiene antecedentes penales”. Otro aspecto correría a cuenta del Estado: “Es conveniente que las comunidades autónomas deben tener controlado el número de personas que acude a las mezquitas y comprobar qué función cumple tanto el templo como los oratorios”. Para explicar por qué se da este descontrol de censo de imanes se remite a la diferenciación entre jatib e iman. El primero es un grado superior: además de dirigir el rezo tiene un título en ciencias islámicas que le permite instuir a los fieles, y dirige la oración de los viernes en las mezquitas. El iman, que en árabe significa “adelantar”, cumple, desde una posición aventajada, la función de dirigir las cinco oraciones diarias. Es decir, que cualquier persona con conocimientos del Corán puede ser imán. El problema, explica el director, es que las mezquitas u oratorios que no cuentan con recursos económicos no pueden hacerse cargo de la retribución económica de un jatib o imán, por lo que acuden a cualquier persona que pueda dirigir la oración de forma altruista. El gobierno marroquí ofreció al español la instrucción del instituto Mohamed VI de Formación de imanes, pero de momento no hay movimiento de ficha. Fuentes del Instituto del Interior defienden que los imanes están controlados por los servicios de Seguridad que han impedido que se produzcan atentados en nuestro país en los últimos años, a pesar de que la tragedia de Barcelona exija soluciones de inmediato.
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