Pactos electorales
Rajoy y Rivera firman el acuerdo y apelan a la responsabilidad del PSOE
PP y Ciudadanos incluyen en su pacto cien medidas que avaló el PSOE en su acuerdo con la formación naranja.
El jefe del Gobierno, Mariano Rajoy, y el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, han firmado en el Congreso el acuerdo de investidura. Los líderes de ambas formaciones han destacado la importancia del pacto pero han destacado que con los 169 diputados, más el de Coalición Canaria, no es suficiente para lograr formar Gobierno.
El candidato del PP, Mariano Rajoy, y el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, utilizaron ayer la firma del acuerdo de investidura entre sus dos partidos para intentar subir la presión sobre el líder socialista, Pedro Sánchez, ante la sesión de investidura que se celebrará esta semana. Eso sí, con dos puestas en escena completamente diferentes, ya que Rivera dedicó todas sus energías a enfatizar que el pacto es un grueso de cesiones de los populares a su partido para conseguir el apoyo de la formación naranja; mientras que Rajoy, por contra, presentó el acuerdo como una suma de una mayoría de puntos en común que ya existían entre los programas electorales. Pero en lo que hubo una coincidencia total fue en enfrentar al PSOE a este acuerdo para señalar su responsabilidad en que un candidato con 170 escaños (contando con los del PP, Ciudadanos y Coalición Canaria) no pueda salir adelante.
Esta mañana se reunirá el presidente del Gobierno en funciones con el líder socialista para decirle lo mismo que defendió tras las elecciones de diciembre, «aunque ahora con 170 escaños». Según detalló él mismo, le trasladará que nadie tiene mayoría, que su partido cuenta con más votos y escaños tras las segundas elecciones generales, que le saca 52 escaños al PSOE, y que «lo más democrático y con más sentido común es que el PP asuma su responsabilidad». «Estamos en una situación excepcional y España necesita un Gobierno con mayoría», defendió ayer.
Otro de sus argumentos para intentar que el PSOE se mueva in extremis del «no» a la abstención será el económico, el de la urgencia de aprobar el Presupuesto de 2017 y de cumplir con los compromisos europeos.
Si Rivera incidió en que de las 150 medidas pactadas con el PP, cien forman parte del acuerdo que firmó con el PSOE, y que concluyó en la investidura fallida de Sánchez, Rajoy subrayó en su comparecencia que está a sólo seis escaños, una vez se confirme el acuerdo con Coalición Canaria, de la mayoría necesaria para que el Parlamento respalde su elección de nuevo como presidente del Gobierno.
La puesta en escena del pacto que se presentó ayer en el Congreso se diferenció notablemente en lo formal y en el contenido del que en su día Rivera firmó con Sánchez. Y también hubo un salto en la actitud concreta del líder de Ciudadanos y en la intensidad con la que éste se abraza ahora al nuevo acuerdo. Aunque con esta alianza su partido vuelve a hacer un guiño a su capacidad de buscar consensos para conseguir que «España se ponga en marcha», al mismo tiempo, inevitablemente, también se diluye su perfil y hasta su programa electoral.
Por eso, Rivera dedicó todas sus energías a colgarse «trofeos», como el pacto anticorrupción; al tiempo que confirmaba, al menos de momento, la limitación del alcance de lo acordado, sólo valido para esta investidura, a falta de una nueva decisión que pueda adoptar la dirección de su partido. A su pacto con Sánchez, sin embargo, no le marcó límites, y, de hecho, estuvo en vigor hasta que se disolvieron las Cortes Generales para convocar de nuevo comicios.
Rajoy, por contra, habló de «un paso hacia adelante muy importante», en el que ha habido cesiones de las dos partes, y del que se deriva un programa de investidura que comparte absolutamente. En su estrategia de presión a los socialistas, incluso confirmó en su comparecencia su intención de volver a presentarse a la investidura si fracasa el próximo día 2 de septiembre. «Tengo la obligación de perseverar», puntualizó, aunque no precisó si ese intento sería después de las elecciones vascas y gallegas. Posibilidad a la que sí han apuntado más abiertamente desde su entorno.
El líder popular hace semanas que llegó a la conclusión de que las presiones no iban a hacer efecto en la decisión de Sánchez de no abstenerse, en un escenario en el que los «barones» socialistas se han hecho cómplices, pese a todo, de la decisión de mantener el bloqueo. Sólo con sus escaños no quería acudir al Parlamento, pero el pacto con Rivera cambia por completo el escenario. Rajoy está convencido de que el desgaste de una investidura fallida lo compensa con el primer pacto que consigue su partido desde las elecciones de diciembre, un acuerdo, en todo caso, imprescindible para tener alguna posibilidad de que el PSOE llegue a abstenerse.
El líder popular volverá hoy a empujar a Sánchez, y esta presión sobre la bancada socialista estará también muy presente en el discurso con el que mañana se presentará ante el Congreso. Muchas de las medidas pactadas con Ciudadanos no podrán aplicarse si el PSOE u otro partido no se suma a ellas, pero el acuerdo en sí mismo le borra el estigma de partido tóxico, etiqueta que la han colocado desde la izquierda, y le permite jugar con el otro elemento de presión, el de que no hay alternativa. Hoy le dirá a Sánchez que elija «entre nuevas elecciones o acabar con el bloqueo». «España necesita un Gobierno en plenitud de funciones. Y hemos pactado un buen programa para España», proclamó.
En la negociación, Mariano Rajoy ha intentado salvar los compromisos con Bruselas y no atarse a propuestas que le obliguen a desdecirse de ejes de su programa electoral. Por ejemplo, la reforma constitucional, que defiende Rivera, la resuelve con un encaje de bolillos que deja este debate en manos de una comisión de estudios «para ver si es posible ponerla en marcha y con qué objetivos».
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