Elecciones generales
PSOE: Sánchez se juega no repetir como candidato
«La repetición de las elecciones es la última de las opciones». Es el argumento del líder del PSOE, Pedro Sánchez, para defender cualquier alternativa, en materia de pactos, compatible con la no concurrencia de nuevo a las urnas. Pero no todos en su partido piensan como él y quienes comulgan con la corriente crítica al secretario general tienen la mirada puesta ya en esta nueva contienda y en la necesidad de renovar el liderazgo del partido para asumir los comicios con opciones. Esto es, si Sánchez no consigue formar gobierno no tiene asegurado ser el candidato en primavera. Los principales barones le han impuesto unas condiciones maximalistas en sus negociaciones con Podemos, que las vician prácticamente de inicio, y de ser incapaz de entenderse con los de Iglesias, a cuenta del referéndum, y granjearse la abstención de Ciudadanos, Sánchez se enfrentaría al congreso de su partido sin la baza de haber alcanzado La Moncloa. Esto, no obstante, teniendo en cuenta que quienes aspiran a removerle de Ferraz opten por darle la oportunidad de formar gobierno, ya que creen que «la suma no sale» y que no se debe esperar hasta primavera para articular un proyecto que compita con garantías. Un proyecto no encabezado por Sánchez.
Dejando a un lado la clave interna, el PSOE tiene clara su hoja de ruta para las sucesivas sesiones de investidura. Los socialistas votarán «no» a Rajoy y a cualquier candidato del PP y esperarán su fracaso para liderar las conversaciones con otros grupos. A priori, el líder socialista no se enfrenta a una situación mejor que la del presidente en funciones, pues su negativa a sentarse a hablar con Iglesias hasta que se renuncie a una consulta por el derecho a decidir lastrará los necesarios apoyos de la formación morada. Pero como señalan los críticos, «la suma no sale» y aunque consiguiera entenderse con todas las facciones de Podemos, Sánchez deberá buscar también la abstención de Ciudadanos. Si ambas formaciones bloquean la formación de un gobierno de cambio, Sánchez esgrimirá el argumento de que los «nuevos partidos» son los culpables de la ingobernabilidad. Esta es la estrategia de los socialistas para desacreditarles en su nueva pugna en las urnas, conscientes de que Podemos podría entonces superar la barrera del 1,5% de votos que les separaron en diciembre y por tanto, convertirse en el partido hegemónico de la izquierda.
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