Nacionalismo
Puigdemont boicotea la Conferencia de Presidentes con un acto propio
Convoca para hoy un evento sobre el «procès» y desoye las llamadas al diálogo del Gobierno
Convoca para hoy un evento sobre el «procès» y desoye las llamadas al diálogo del Gobierno
Ni mano tendida, ni buena voluntad, ni renuncia a la independencia. Puigdemont da un portazo a las ofertas de diálogo del Gobierno de la Nación y no acudirá a la Conferencia de Presidentes autonómicos mañana, martes, en el Senado.
Su desafío va incluso más allá al convocar hoy lunes otra conferencia propia bajo el título «2017, un año clave para Cataluña». El presidente de la Generalitat contraataca así al foro autonómico y a la insistente petición de Moncloa para que asista. Al cumplir un año de mandato, quiere analizar el momento político de Cataluña sin renunciar a los principios soberanistas y a la consulta de autodeterminación. En un mensaje grabado, Puigdemont asegura «no desfallecer» en sus postulados y ha trasladado al Govern, a los partidos y los ciudadanos catalanes un claro mensaje: «No seré candidato, pero habrá referéndum». En el resto de los partidos catalanes, la sombra de unas nuevas elecciones catalanas es cada vez más intensa.
Fuentes de la Generalitat aseguran que Puigdemont desea dar la máxima solemnidad a este acto, que tendrá lugar en el teatro Romea de Barcelona tan sólo horas antes de la Conferencia de Presidentes autonómicos en Madrid. Acudirán todos los consejeros del Gobierno catalán para rubricar el objetivo de convocar el referéndum previsto no más allá del mes de septiembre. Un desafío en toda regla que refleja la intención de Puigdemont de provocar «un choque de trenes» con el Gobierno de España. Así lo reconocen dirigentes de la antigua Convergència: «Puigdemont se irá, pero antes tensará la cuerda y montará algún número», opinan en los partidos constitucionalistas, que vaticinan momentos de dura tensión en el futuro próximo.
El órdago lanzado por el presidente de la Generalitat se produce en un momento muy delicado, en vísperas de la aprobación de los Presupuestos catalanes la próxima semana en el Parlament, que un sector de la CUP quiere tumbar. Ello provocaría unas nuevas elecciones autonómicas, por lo que los esfuerzos están siendo titánicos. El vicepresidente Oriol Junqueras se ha implicado a fondo en este tramo final negociador con los diputados antisistema Eulalia Reguant y Benet Salellas, con quienes ha mantenido varias reuniones en la Consellería de Economía. Pero el sector más radical liderado por Anna Gabriel se resiste a dar su voto afirmativo a las cuentas de la Generalitat si no hay más contraprestaciones sociales, algunas de ellas inasumibles. Así lo entienden varios consejeros y dirigentes del PDeCAT: «Ya no hay más margen para ceder a los chantajes de la CUP», aseguran muchos de ellos.
En este escenario enrarecido, y con la vista puesta en el horizonte electoral, Ada Colau y su nuevo partido político, Comuns, quiere anteponer el debate de izquierdas a la independencia, sabedora de que es su baza para ganar apoyos. Es también la tesis de la rama catalana de Podemos, Cataluña sí se Puede, por lo que muchos dirigentes catalanes atisban un giro de estrategia. «Debate ideológico antes que soberanista», admiten en los partidos de izquierdas, incluido el PSC, donde contemplan la imposibilidad de un referéndum unilateral de independencia. La incógnita es qué hará Oriol Junqueras, cuyo partido Esquerra Republicana, es claramente soberanista pero con una potente base de izquierdas. Junqueras aparece en cabeza en todas las encuestas, pero con una mayoría insuficiente para formar Gobierno. Por ello, ante la posibilidad de un nuevo tripartito entre ERC, los Comunes y el PSC, su discurso habrá de ser más social que independentista.
Esto despierta fuertes recelos en el PDeCAT, donde opinan que «Junqueras siempre gana». En efecto, si el referéndum no se celebra, el líder republicano descargará toda la culpa en Puigdemont y se verá libre para confeccionar un Gobierno más de izquierdas que soberanista. Es la tesis de muchos convergentes, alarmados por los malos sondeos y la incertidumbre de su candidato. Con el agravante de que a Puigdemont tampoco le importa demasiado, puesto que ya ha renunciado a ser candidato y el «marrón» se lo comerá quien le suceda. Por ello, las fisuras de la antigua Convergència están a flor de piel con Oriol Junqueras, mientras la CUP hurga en la herida. «Si una vez se cargaron a Mas, pueden ahora hacer lo mismo», opinan los «pedecatos» ante la incierta aprobación de los Presupuestos.
Si finalmente las cuentas salen adelante, los planes de Puigdemont pasan por sacar a la luz la grotesca ley de desconexión, ahora guardada en el Parlament para no dar pie a que el Tribunal Constitucional la rechace, y convocar la consulta. Dirigentes del PDeCat vaticinan que no dará un paso atrás y forzará el «choque de trenes» con Madrid. El líder de Ciudadanos, Rivera,ya ha advertido de que a Puidemont «le encantaría una foto de la Policía retirando las urnas», algo en lo que coinciden otros dirigentes constitucionalistas. «El Gobierno debe actuar con pies de plomo», aseguran. En estos sectores valoran muy positivamente la actuación en Cataluña de Sáenz de Santamaría, aunque aventuran que las provocaciones secesionistas van a ser constantes. «Les encantaría ver los tanques en la Diagonal», dicen algunos. En todo caso, el pesimismo en las negociaciones con la CUP para los Presupuestos crea fuerza en el Govern y los convergentes, quienes ya lo admiten: «Cataluña se prepara para unas elecciones autonómicas antes del verano».
El Govern vende el «procès» en Europa
El independentismo no parece dispuesto a dar su brazo a torcer en la internacionalización de su causa. Por ello, ayer se dio a conocer, a través de la Agencia Catalana de Noticias (ACN), que los primeras espadas de la Generalitat –el presidente, Carles Puigdemont, el vicepresidente, Oriol Junqueras, y el conseller de Exteriores, Raül Romeva– ofrecerán una conferencia en el Parlamento Europeo para poner en conocimiento de «eurodiputados, diplomáticos y prensa internacional» su voluntad de celebrar un referéndum con o sin permiso del Estado. El acto se llevará a cabo el 24 de enero en una de las salas con mayor aforo –350 personas–, y también servirá, según la ACN, para proyectar las virtudes del «procès»: «En caso de independencia, no tiene por qué desestabilizar a Europa».
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