El desafío independentista
Puigdemont planea declarar la independencia y convocar elecciones
El PDeCAT quiere repetir coalición con ERC para evitar una debacle y Junqueras se niega
Se agota el tiempo y la contrainformación se ha adueñado de la realidad. Muy pocos saben exactamente lo que acontece de verdad y muchos los que presionan. PDeCAT y ERC han arreciado sus críticas mutuas en las últimas horas acusándose mutuamente de querer «rendirse» y de pactar la convocatoria de unas elecciones. Incluso algunas «intoxicaciones» apuntan que Artur Mas sería el mediador a cambio de la condonación de su deuda con la Sindicatura de Cuentas. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, dejó entrever ayer en el Congreso que frenaría la aplicación del 155, si el presidente catalán convoca elecciones. De esta forma, toda la presión recae en Puigdemont que, de entrada, no tiene intención de contestar al requerimiento del Gobierno cuyo plazo finaliza hoy a las 10 de la mañana.
El presidente catalán baraja otras opciones. Como adelantó LA RAZÓN en su edición del 9 de octubre –y ayer se volvió a recordar entre los planes de resistencia al 155– Puigdemont podría convocar elecciones constituyentes para finales de año o principios de 2018. Sin embargo, no puede convocarlas sin más, es decir, que parezca que frena el proceso soberanista porque la ANC, Òmnium y la CUP –sin olvidar una parte de ERC– le lincharían y le dejarían en evidencia ante su electorado.
Por eso, en el mundo independentista se está afianzando la estrategia de la resistencia al 155 en el campo institucional y en la calle, sumando la insumisión de los funcionarios, sobre todo, en enseñanza si el Gobierno osa intervenir estas competencias. Al tiempo, se barajan distintos escenarios para hacer una Declaración Unilateral de Independencia (DUI) en paralelo a la convocatoria de elecciones, que tendrían esta vez el apellido de constituyentes.
Según las fuentes consultadas, esta convocatoria no podría ser paralizada por el 155 –de hecho, no parece que el Gobierno tuviera interés en hacerlo– y permitiría al presidente catalán sacar pecho ante su audiencia independentista porque las convocaría tras una proclamación de independencia. ¿Dónde y cómo se haría? Ahí está la cuestión. Un sector apunta que la DUI sea declarada por la Asamblea de Electos, otros opinan que bastaría con una declaración del presidente, y la CUP, principalmente, apuesta porque sea el Parlament.
Puigdemont está moviendo sus piezas. Se ha reunido con los miembros del Govern y con su partido convocando un Consejo Nacional a puerta cerrada. De entrada, ha pedido a todos sus diputados que este fin de semana estén localizables por si el Parlament convoca un pleno urgente. De esta forma, el líder independentista podría declarar la DUI y convocar elecciones mientras el 155 se está tramitando. Según fuentes bien informadas, las previsiones del Gobierno sitúan la aprobación del 155 el jueves o viernes de la próxima semana. De esta forma, Puigdemont no cedería a las presiones del Ejecutivo a juicio de los independentistas, a la vez que salvaguardaría las competencias de la Generalitat.
De esta forma, Puigdemont buscaría una salida a la situación política evitando la aplicación del 155 que acentuaría la crisis. No todos piensan así en el mundo soberanista, como el conseller Raül Romeva, que ayer seguía insistiendo en que no se contemplan elecciones anticipadas. En este escenario, el papel de Oriol Junqueras será relevante. ERC ya planteó en alguna reunión las elecciones como salida, aunque luego siempre se ha travestido con la CUP para negarlo. Los republicanos podrían aceptarlas, siempre y cuando cada partido se presentara a las elecciones con sus siglas, manteniendo un punto en su programa que unificara criterios a favor de seguir con el proceso y elaborar una constitución catalana. Es decir, ERC no quiere repetir la fórmula de Junts pel Sí.
El PDeCAT sí quería repetirla. Primero, porque no sabe si Puigdemont querrá formar parte de la lista. Segundo, porque en solitario sólo tendría garantías de salir bien parado con Puigdemont como cabeza de lista. Tercero, sólo la repetición de Junts pel Sí garantiza al PDeCAT evitar una posible catástrofe electoral, tal y como vaticinan las encuestas. Para esta tarea de «candidatura única del independentismo», el PDeCAT cuenta con el apoyo de Òmnium –al menos hasta ayer, momento en el que Marcel Mauri, un hombre de Junqueras se haya hecho con el mando de la organización– y de la ANC, porque ambas organizaciones quieren poner pie en el Parlament en esta lista única. Incluso ayer circulaba que esta lista podría ser encabezada por, nada más y nada menos, Jordi Sánchez y Jordi Cuixart, hoy en la cárcel de Soto del Real.
Esta cuestión también debe ser dilucidada por Carles Puigdemont en las próximas horas y no es baladí. Debe garantizar a los suyos que el proceso sigue proclamando en algún formato la independencia, mientras que de cara al Estado lo frena convocando elecciones –está vez constituyentes cuando en 2015 fueron plebiscitarias–, y a la vez ligar una candidatura única del soberanismo que pueda obtener la mayoría suficiente.
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