Política
Sánchez hace peligrar su acuerdo con C’s con la visita a Puigdemont
Será la primera reunión entre ambos desde la investidura de Puigdemont como presidente de la Generalitat
Días sensibles para el pacto entre PSOE y Ciudadanos. Después de la crisis desatada por la imputación del líder de los socialistas gallegos, José Ramón Gómez Besteiro, que ha desgastado las relaciones ante un apoyo cerrado de Pedro Sánchez que choca con la imposibilidad de incluir investigados en las listas electorales, el secretario general tensa aún más la cuerda a cuenta de su visita hoy al presidente de la Generalitat, Carles Puidemont. Una reunión que despierta suspicacias en las filas del partido de Albert Rivera por lo inoportuno del momento: en plenas negociaciones de investidura, en las que los partidos independentistas pueden desempeñar un papel clave para desbloquear la situación y hacer presidente a Sánchez. Para Ciudadanos las líneas rojas del acuerdo siguen vigentes y amenazan con retirar su apoyo si se avanza –en algún sentido– hacia el referéndum, un referéndum que, por su parte, Convergència considera imprescindible para dar su aval a cualquier proyecto de Gobierno. Fuentes del PSOE intentan tranquilizar a su socio potencial, señalando que ni la consulta ni la investidura estarán en la agenda del encuentro.
De este modo, Sánchez se desmarca de C’s –con quien anunció que iría de la mano a todas las negociaciones– y reivindica su independencia para entablar contactos institucionales, asumiendo un rol presidenciable. No en vano, se convierte en el primer líder nacional, por delante del propio Mariano Rajoy, en visitar el Palau desde que el 10 de enero Carles Puigdemont asumiera la Generalitat. En el PSOE encuadran la visita dentro de una ronda de contactos con los presidentes autonómicos iniciada por Sánchez que ayer le llevó a Zaragoza y el viernes lo hará a Valencia y no ven necesario informar a Ciudadanos de unos movimientos que se enmarcan en su agenda como líder y candidato socialista. Tampoco Ciudadanos quiso profundizar en el debate y aunque la noticia pilló por sorpresa a la formación naranja, buscaron rebajar el tono asegurando si bien era cierto que el PSOE no lo había comunicado, consideraban que tampoco debía hacerlo. Aun así, el secretario de Comunicación del partido que lidera Albert Rivera salía minutos después en rueda de prensa para dar un toque de atención a Sánchez y advertirle de que en su reunión con Puigdemont no puede hablar de «saltarse la legalidad», de un referéndum o de romper la unidad de España, pues es el «veto político» firmado con C’s. «Nosotros no controlamos con quién se reúne Pedro Sánchez. No sería lógico que en democracia sea C’s el que impide reuniones cuando precisamente estamos abanderando el diálogo», afirmó De Páramo. Aun así, señaló que el acuerdo firmado entre sus formaciones de cara a la investidura dice claramente que la unidad no es negociable.
A pesar de que en el PSOE comparten esta postura y fuentes cercanas a Sánchez se apresuraron ayer a señalar que existen «dos líneas rojas en la reunión» –que no se hablará de apoyos para la investidura ni se promoverá ningún tipo de consulta–, desde el PSC se alentó esta tesis al defender que no se debían poner límites «al diálogo entre Sánchez y Puigdemont». Según la dirección socialista, su líder ya ha dejado claro en numerosas ocasiones que no pretende recabar el aval de los partidos soberanistas ni hacer descansar la gobernabilidad de España en aquellos que quieren fracturarla. Es más, Sánchez trasladará a Puigdemont su apuesta de reforma constitucional en clave federal como la herramienta para dar una salida a la crisis de convivencia en Cataluña. Prevé retomar el diálogo con la Generalitat a través de los 23 puntos que Artur Mas le hizo llegar a Rajoy durante uno de sus últimos encuentros, para lograr así el encaje de las pretensiones catalanas dentro de la legalidad. En este sentido, las expectativas del PSOE coinciden con las de Ciudadanos. «Si Sánchez va a hablar de mejoras para Cataluña, de temas normales que se tienen que hablar con un gobierno autonómico, estaremos de acuerdo. Pero si hablamos –dijo– de saltarse la legalidad, de hacer referéndums independentistas o de romper la unión de todos los ciudadanos, tenemos un contrato firmado que dice que esto no se puede hacer en un futuro Gobierno de España. Es nuestro único veto político», señaló De Páramo.
Por su parte, el presidente de la Generalitat agradeció la «voluntad de diálogo» de Sánchez, aunque reiteró que Democracia y Libertad (DyL) –la marca de Convergència en el Congreso– no apoyará la investidura del socialista si no se asegura la celebración de un referéndum de autodeterminación para Cataluña. La abstención de DyL y ERC para la candidatura de Sánchez puede ser decisiva si el líder socialista explora la vía del pacto de izquierdas como le propone Podemos.
No es la primera vez que Sánchez visita Cataluña en un contexto comprometido, su última visita al entonces president Artur Mas se celebró sólo dos meses antes de la celebración de la pseudoconsulta del 9-N.
Voto de silencio con el «caso Besteiro»
El líder del PSOE, Pedro Sánchez, reapareció ayer en un acto sectorial en Zaragoza en el que evitó una vez más pronunciarse sobre el caso de corrupción que afecta a su secretario general en Galicia, José Ramón Gómez Besteiro, después de que éste se aviniera a no presentar su candidatura a la Xunta, pero sin forzarle desde Ferraz a renunciar al liderazgo del PSdeG y sin removerle del sillón que ocupa como vocal en la Ejecutiva de la dirección federal del partido.
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