Gobierno de España
Sánchez llamará a Puigdemont para abrir una línea de diálogo con CDC
En el PSOE reconocen que no renunciarán a los votos de los independentistas en caso de obtenerlos
La llamada se realizará esta semana y el líder del PSOE trasladará al presidente catalán que la línea roja es no saltarse la ley. En el PSOE reconocen que no renunciarán a los votos de los independentistas en caso de obtenerlos
El arranque de la XI Legislatura se produce en un contexto incierto. El presidente del Congreso, Patxi López, juró ayer el cargo sin saber si será su partido el que asumirá el futuro Gobierno y los ministros en funciones del anterior, ocuparon la bancada azul sin saber por cuánto tiempo continuarán allí sentados. Las negociaciones de la Mesa del Congreso avanzaron el camino que queda por andar: diálogo y pactos para cosechar los apoyos necesarios para articular un Ejecutivo que pueda ponerse a funcionar cuanto antes. El líder del PSOE, Pedro Sánchez, ha reiterado en numerosas ocasiones que corresponde a Mariano Rajoy encabezar la búsqueda de apoyos, pero con la seguridad de que fracasará en su investidura, comienza a tejer la red de contactos que pueda llevarle a La Moncloa. En esta difícil empresa serán fundamentales los partidos nacionalistas y de corte independentista, unos avales que Sánchez «no buscará», pero a los que no renunciará, en caso de obtenerlos.
En este contexto, Sánchez llamó el lunes por la mañana a Miquel Iceta para comentar la elección de Carles Puigdemont como presidente de la Generalitat y preguntar al líder de los socialistas catalanes si consideraba oportuno que llamara a Puigdemont. Iceta le contestó que sí, porque siempre ha sido partidario de «tender puentes y no de romperlos». La llamada todavía no se ha producido pero, según fuentes socialistas, se realizará esta misma semana y la han calificado como de «cortesía». En campaña, Sánchez ya anunció que lo primero que haría si fuera elegido presidente del Gobierno sería llamar a su homólogo en la Generalitat para hablar de las 23 medidas que Mas presentó a Rajoy antes de convocar las elecciones anticipadas. «A partir de ahí, hay mucho margen para el entendimiento», comentó el líder socialista, que no ha esperado a ser investido presidente para tomar la iniciativa de llamar a Cataluña.
En esta conversación, el líder del PSOE trasladará a Puigdemont que «este conflicto sólo se puede arreglar desde el diálogo y que fuera de la ley no hay margen para hablar», afirman fuentes socialistas. Iceta ha reconocido que este contacto se realizará porque «es lo mínimo». Ninguna fuente consultada ha podido confirmar si tras la conversación ambos líderes mantendrán algún encuentro.
Por contra, el presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, confirmó ayer que «de momento» no prevé celebrar ninguna reunión con Puigdemont. Rajoy sí mantendrá sin cambios la relación institucional con la Generalitat en todos los ámbitos, como hizo en la etapa de Artur Mas, para blindar una colaboración administrativa que debe estar al servicio de los catalanes. En cuanto a la posible impugnación de la toma de posesión del nuevo presidente de la Generalitat, reiteró que se ajustará a la decisión que adopten los servicios jurídicos del Estado en el informe que están elaborando. Ahora bien, ratificó que no «dejará pasar ni una» en su obligación de defender la legalidad vigente. La frialdad de Rajoy se suma al portazo de la Casa Real, que instó esta semana a Carme Forcadell a remitir vía correo electrónico la comunicación del nombramiento del nuevo president, sin dar pie a una audiencia para ello, como es habitual y como pretendía la presidenta del Parlament.
Puigdemont desde su investidura ha tenido una actitud muy agria en sus declaraciones contra Rajoy «porque sus declaraciones son de un presidente en funciones» y contra la España «que nos ahoga y humilla». Además, el sustituto de Mas asumió su cargo sin prometer fidelidad al Rey, a la Constitución y el Estatut, mientras que sí lo hizo a «la voluntad del pueblo de Catalunya y a sus representantes en el Parlament». A pesar de estas declaraciones grandilocuentes, Democracia y Libertad (LyD), la marca blanca de Convergència, dice que está en Madrid «para hacer política» y «no tenemos ninguna intención de estar en el Congreso de oyentes», reconocen fuentes nacionalistas. Por su parte, Mas dijo en su última aparición pública que «no tenemos ningún interés en un gobierno del PP, ni en un gobierno del PP y Ciutadans, no sería bueno para Catalunya».
Con estos criterios, se sustenta la actuación del jefe de filas nacionalista, Francesc Homs, que está manteniendo intensos contactos con los diferentes grupos parlamentarios, incluido el popular. El primer objetivo de los nacionalistas catalanes es conseguir grupo propio y, al no alcanzar el 15% de los votos en la provincia de Barcelona, necesitan del veredicto favorable de la Mesa del Congreso. Todo apunta, según fuentes conocedoras de la situación, que DyL tendrá los apoyos suficientes porque no interesa que el grupo mixto sea una amalgama ingobernable.
Pedro Sánchez cuenta con el apoyo de Miquel Iceta en la apertura de conversaciones para formar una mayoría en el Congreso una vez se consume el previsible fracaso de Rajoy. Iceta afirma que Sánchez intentará el consenso en base a un «gobierno de reformas» junto con Podemos y Ciudadanos. «Espero que haya la grandeza e inteligencia política para que sea posible. No necesariamente deben estar los tres partidos en el Gobierno. Pero hay que hablar», ha dicho Iceta, que ha avanzado que «si hay negociaciones para constituir un Gobierno, habrá un dossier catalán», en una clara referencia a la apertura de la Comisión para la reforma constitucional. Pero Iceta apunta una línea roja a Sánchez «no se puede hacer un gobierno que dependa de los diputados de Democracia y Libertad».
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