Elecciones andaluzas
Díaz negocia al margen de Ferraz sus socios de investidura
Los pactos en Andalucía se leerán a nivel nacional tras el 24 de mayo.
El guión está escrito y no se esperan cambios. El lunes 4 de mayo Susana Díaz dará el pistoletazo de salida a la primera sesión de una investidura en la que no podrá formar gobierno, pero que le servirá para exponer sin límite de tiempo su programa político y solicitar la confianza de la Cámara. El martes 5, Podemos y Ciudadanos –que no la apoyarán en una primera votación– intervendrán en el Parlamento para exponer sus condiciones.
La decisión de los ex presidentes Manuel Chaves y José Antonio Griñán de renunciar a sus escaños la próxima Legislatura ha limado las reticencias iniciales, pero no es considerada prueba suficiente para ofrecer un aval que se vende muy caro. Ninguno de estos partidos estaría dispuesto a retratarse con los comicios autonómicos tan próximos, aunque se trate de un acuerdo de investidura y no de gobierno. Podemos trasladaría la imagen de haber sucumbido a pactar con la «casta» por un reducto de poder y Ciudadanos de haberse dejado convencer con un mero gesto de regeneración, según apuntan a LA RAZÓN fuentes de la formación.
Así las cosas, devendrá la primera votación. A Díaz sólo le vale la mayoría absoluta –obtener el apoyo del PP, Ciudadanos o Podemos– para ser investida presidenta, si no lo consigue se procederá a una nueva votación a partir de las 48 horas siguientes, en la que sólo sería necesaria una mayoría simple. En este escenario, la socialista sólo precisará más votos a favor que en contra, por lo que necesitaría la abstención del PP o de Podemos y Ciudadanos o de Podemos e Izquierda Unida. Con su anterior socio de Gobierno, IU, Díaz sólo ha llevado a cabo un contacto oficial hasta ahora, ante el enrocamiento de Antonio Maíllo en la negativa a su investidura.
En total, la lideresa socialista requiere 16 abstenciones para que su gobierno salga adelante. A su favor juega que ningún partido contempla y desea que se repitan los comicios, ante la posibilidad de que el PSOE aumentase sus escaños y no necesitase ya de otras fuerzas políticas para revalidar su estancia en San Telmo. Para preparar cualquier escenario que pueda producirse, el PSOE mantiene esta semana con todas las formaciones una nueva ronda de contactos para intentar encauzar de manera efectiva la elección de la presidenta, todavía en funciones. Estas negociaciones se estarían realizando a título individual y de manera independiente respecto a la dirección federal.
Sin «injerencias» de Madrid
Ferraz está completamente al margen de las conversaciones y no tiene conocimiento alguno de en qué sentido –político e ideológico– avanzan. Si Díaz ya marcó distancias durante la campaña electoral, una vez escrutados los votos la actitud no ha cambiado. Las relaciones con Pedro Sánchez son inexistentes y la advertencia de que «no admitiría injerencias» de Madrid se ha traducido en mantener, aunque discretos, contactos con el PP a pesar de que las directrices expresas desde la sede federal sean apartar a los populares de cualquier posible coalición de gobierno. De hecho el secretario de Organización, César Luena, clamó en una reciente aparición pública por «pactar con todos excepto con el PP», consciente de que el desbloqueo de la situación en Andalucía y la política de pactos que allí se adopte se leerá a nivel nacional ante la inminencia de los comicios municipales y autonómicos. Esto hace que muchas cábalas se orienten a que la formación del gobierno andaluz no se materializará hasta una vez superado el 24 de mayo.
Bajo este prisma debe entenderse el acuerdo alcanzado en Murcia entre UPyD, Podemos y PSOE. Sin embargo, este acuerdo no es, ni será, generalizado. En el seno del PSOE, diferentes voces autorizadas –Felipe González y Javier Solana, incluso el propio Alfredo Pérez Rubalcaba– opinan que no hay que descartar la «gran coalición» con los populares en una versión española. Los que abonan estas tesis apuntan que el PSOE no debe caer en la tentación del Frente Popular y en algunos lugares debe apoyar la lista más votada, aunque esta sea la del PP. El escenario más propicio para llevar adelante esta opción es Madrid pero puede darse también en otras comunidades y ayuntamientos.
A pesar de la exclusión manifiesta de la dirección federal, en el PSOE convergen dos tendencias ante la situación andaluza. Por un lado, aquellos que afrontan la investidura con cierto optimismo y confían en adoptar un acuerdo rápido y por otro lado, aquellos que saben que los partidos emergentes no darán su brazo a torcer fácilmente y habrá que realizar ciertas concesiones.
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