Exteriores

Tercera visita en tres años: ¿qué busca Sánchez en China?

La versión oficial del Gobierno dista mucho del análisis diplomático (y de los intereses de Xi Jinping)

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (i) saluda al presidente chino, Xi Jinping (d) durante su encuentro este viernes en el Gran Palacio del Pueblo en el marco de su visita oficial a China.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, saluda al presidente chino, Xi Jinping, en su viaje del pasado septiembreBorja Puig De La Bellacasa Agencia EFE

La versión oficial del tercer viaje de Pedro Sánchez a China en solo tres años tiene mucho que ver con el revulsivo que ha supuesto para la escena internacional la llegada al poder de Donald Trump. El presidente del Gobierno estaría buscando un acercamiento al gigante asiático ante el abandono estadounidense de Europa y el chantaje de los aranceles. En este papel de estadista europeo que tanto le favorece, Sánchez lograría también marcar perfil en un momento clave para la UE al tiempo que defiende los intereses del mercado español. Hasta aquí el argumentario oficial. Vamos con el oficioso.

Según un diplomático europeo de amplia experiencia en China, el escenario que vende el Ejecutivo no es tal por razones diversas. «La visión de España parte de un malentendido, y es que China realmente quiere estrechar lazos con Europa. Mi análisis es que los intereses de Pekín y Washington están más alineados de lo que parece a simple vista, pese a la retórica y los conflictos aparentes. En realidad, lo que han hecho ambas potencias es dividirse el mundo en zonas de influencia. Como dijo Josep Borrell: “Si Europa no está sentada a la mesa de negociación, es porque es el menú”», explica en conversación telefónica con LA RAZÓN.

Esta dificultad europea para comprender el intrincado panorama chino es muy habitual y da lugar a errores de bulto. Según la misma fuente, «a los chinos no les interesa comprar productos europeos ni invertir en nuestras empresas. Lo que quieren es vendernos su producción y atraer capital extranjero a China. Su modelo económico se basa en producir y vender, sin abrir su mercado a la inversión extranjera de manera equitativa. Este malentendido es histórico y a los chinos les encanta recibir líderes internacionales. Es una forma de afianzar la imagen de Xi Jinping como el gran líder mundial al que todos vienen a rendirle pleitesía».

Desde Tiananmén

El buen entendimiento con China viene de lejos y ha transitado colores políticos distintos. Puede decirse que data de la represión en la plaza de Tiananmén en 1989, un acto de brutalidad que España evitó condenar abiertamente y que acabó con la vida de centenares de personas. Pekín siempre estuvo agradecido por aquella omisión al Gobierno de Felipe González. También con Zapatero las cosas fueron bien. China nos consideraba su principal aliado en la UE y se sucedieron varias visitas bilaterales, tanto del presidente chino Hu Jintao como del primer ministro Wen Jiabao. En esta misma línea, los Reyes tiene prevista una visita oficial a finales de noviembre.

Esta vieja alianza nos ha dado cierta ventaja pese al «espinoso» asunto de los derechos humanos. ¿Va a ignorar Sánchez el elefante en la habitación o no se llegará tan lejos? «España quiere jugar a ser el “amigo” de China dentro de la UE sin llegar a los extremos de Hungría. Se mantiene un discurso crítico, pero moderado, sobre derechos humanos, mientras se busca posicionarse como un interlocutor europeo favorable y privilegiado. Harán referencia a la falta de libertades pero con la boca pequeña».

En un plano más doméstico, fuentes conocedoras del asunto aseguran que quien está detrás de esta estrategia de acercamiento a Xi es el ministro de Exteriores, José Manuel Albares. «Es él quien susurra en el oído de Sánchez. También es cierto que al presidente le encanta viajar y proyectarse internacionalmente. Esta visita le da visibilidad y refuerza su imagen como líder con peso en Europa en un momento en el que busca consolidar su posición».

Divide y vencerás

Voces más críticas emplean otra frase que tanto le gusta a Sánchez a modo de explicación. «Se trata de hacer de la necesidad virtud. En este momento de tantos frentes abiertos dentro necesita apoyos en el exterior y darse baños de multitudes. En España recibe abucheos constantemente mientras que allí será bien recibido».

Siguiendo este razonamiento, el líder chino también obtiene una recompensa. «A Pekín también le conviene la visita de un jefe del Ejecutivo español. No es que sean especialmente queridos en la Unión Europea, sobre todo tras el intento de forzar la entrada de sus coches eléctricos. China, como muchos países asiáticos, prefiere la relación bilateral que con la UE en bloque. Es una estrategia para debilitar la cohesión europea». Otra similitud con el nuevo inquilino de la Casa Blanca: el «divide y vencerás».