Cataluña

Tres consejeros amenazan a Puigdemont con dimitir si se aprueba la DUI por decreto

Santi Vila, Mertixell Borrás y Carles Mundó manifiestan al president que abandonarán sus cargos si utiliza esta vía. La CUP rompe el bloque soberanista al negarse a votar en el Parlament una declaración de independencia

Puigdemont amenazó ayer con que el Parlament vote la DUI si no hay diálogo
Puigdemont amenazó ayer con que el Parlament vote la DUI si no hay diálogolarazon

Santi Vila, Mertixell Borrás y Carles Mundó manifiestan al president que abandonarán sus cargos si utiliza esta vía. La CUP rompe el bloque soberanista al negarse a votar en el Parlament una declaración de independencia.

Los partidos soberanistas estuvieron ayer todo el día reunidos para «preparar la declaración de independencia», según explicaban de forma oficial. Sin embargo, puertas adentro la situación era bastante distinta. Fuentes muy bien informadas han explicado a LA RAZON que la DUI no llegará al Parlament porque la CUP no quiere votar una simple declaración de independencia.

Los anticapitalistas consideran que la independencia está validada por el pueblo de Cataluña, que la amparó mayoritariamente en el referéndum del 1-O. Por tanto, no ha lugar votarla en el Parlament, sino que la Cámara catalana debería poner en marcha la Ley deTransitoriedad Jurí­dica e iniciar el proceso constituyente funcionando ya como república.

La reacción de los cuperos ha hecho saltar todas las alarmas y ha provocado que Puigdemont esté valorando otros movimientos. Entre ellos ha trascendido que el presidente catalán declare la independencia con un decreto del Gobierno. Esta posiibilidad ha abierto otra crisis en el Ejecutivo, y sin duda con consecuencias en ERC y PDeCAT. Según ha sabido este periódico, al menos tres consejeros han manifestado su voluntad de abandonar el Gobierno si Puigdemont usa esa vía. Son Santi Vila –Empresa–, Meritxell Borrás –Gobernación– y Carles Mundó –Justicia–. Los dos primeros pertenecen al PDeCAT y el tercero a ERC. De momento, el pleno del Parlament no se ha convocado, pendientes de la reunión de la Mesa, que tampoco ha sido convocada.

El PDeCAT, ERC y la CUP celebraron ayer esas primeras reuniones para intentar un consenso que todavía no se avista, aunque la opción que en princpio tenía más posibilidades era la de articular la DUI mediante la convocatoria del debate de política general (el equivalente en Cataluña al debate del estado de la nación). El lunes habrá junta de portavoces en el Parlament y será entonces cuando se confirme si la intención del soberanismo es convocar ese debate la semana que viene o esperar al desarrollo del artículo 155.

En cualquier caso, el salvavidas lanzado ayer por Puigdemont no surgió efecto. Son tantos los equilibrios que debe hacer el president para no sublevar a los soberanistas desaforados y para no asustar a los neoconvergentes más moderados que el resultado de la carta enviada a Rajoy con su respuesta sobre si había declarado o no la independencia el pasado 10 de octubre se convirtió en un amasijo interpretable a todos los gustos. Ni el Gobierno, ni el PSOE ni Ciudadanos tragaron con una última frase que decía el Parlament «no» votó una declaración formal de independencia porque esta negativa vino acompañada de una amenaza de proclamar la independencia de Cataluña en caso de no dialogar ni revertir la represión.

¿Dialogar qué? No lo explicita. Puigdemont dice que «instituciones y dirigentes políticos y sociales de Europa y el resto del mundo» les han pedido diálogo. También recuerda que en la carta del lunes «le propuse celebrar una reunión que todavía no ha sido atendida». Pero el Gobierno entiende que este diálogo es un chantaje porque Puigdemont le empuja a sentarse para hablar del divorcio con el argumento de que «el pueblo de Cataluña, el 1 de octubre, decidió la independencia en un referéndum con el aval de un elevado porcentaje de los electores». Puigdemont ignora que los resultados del 1-O no pueden considerarse como un mandato democrático porque la consulta fue suspendida por el Tribunal Constitucional y, además de ser ilegal, los mismos observadores internacionales que la Generalitat hizo ir a Cataluña concluyeron que no hubo garantías, informan M. Pardeiro y M. Espanyol.

El párrafo final concentra todos los mensajes sustanciosos de Puigdemont. Ahí donde advirtió de que «si el Gobierno persiste en impedir el diálogo y continuar con la represión (los «Jordis» están en prisión), el Parlament podrá proceder, si lo estima oportuno, a votar la declaración formal de la independencia que no votó el día 10. Desde ayer esa amenaza está en las cocinas de la Generalitat.