Videos

Vítores y aplausos a Felipe VI para olvidar la pitada al himno

Preside su primer Día de las Fuerzas Armadas como Rey aclamado por los ciudadanos

Los Reyes durante el desfile militar celebrado con motivo de la celebración del Día de Las Fuerzas Armadas
Los Reyes durante el desfile militar celebrado con motivo de la celebración del Día de Las Fuerzas Armadaslarazon

Como era de esperar, ni hubo pitada al himno ni al Rey. Ni nada parecido. Todo lo contrario. Desde primera hora de la mañana de ayer, cientos de personas se agolpaban en las calles madrileñas, bandera en mano, para presenciar los actos centrales con motivo del Día de las Fuerzas Armadas, el primero que Felipe VI presidía desde que fue coronado hace casi un año. Los vivas a España y al Rey resonaron sin cesar en la plaza de Colón, primero, y en el paseo del Prado, después. Incluso cuando ni siquiera habían arrancado las celebraciones.

Todo comenzó a las 10:00 horas en los jardines del descubrimiento, donde se llevó a cabo el solemne izado de la gigante bandera de España. Aquí no estuvo el Monarca y el acto fue presidido por el Jefe de Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), almirante general Fernando García Sánchez, quien estuvo acompañado por el del Aire, general Francisco Javier García Arnaiz; el de Tierra, general Jaime Domínguez Buj; el de la Armada, almirante general Jaime Muñoz-Delgado y Díaz del Río, y el director de la Guardia Civil, Arsenio Fernández de Mesa. Este clásico y breve acto dio paso, apenas dos horas después, al tradicional homenaje a los que dieron su vida por España, a poco más de un kilómetro de allí.

Más de una hora antes de su inicio, los ciudadanos ya se agolpaban a lo largo del paseo del Prado, pese al intenso sol que ya azotaba. Los gritos de «¡Viva España!» «¡viva el Rey!» o «¡vivan las Fuerzas Armadas!» se mezclaban con otros dedicados a la Guardia Civil o a la Guardia Real. Prácticamente no hubo un minuto en el que no se escucharan sus gritos. Había que entretenerse hasta que llegasen los Reyes y los madrileños aprovechaban la presencia en la zona de la banda de música de la Guardia Real o de cualquier uniformado para aplaudir y gritar. Incluso para exigir a los periodistas que cubrían el acto que se apartasen, porque no podían ver lo que ocurría.

Y a las 12:30, puntual, llegaba el coche de Don Felipe y Doña Letizia a la plaza de la Lealtad. En la calle le aguardaban el ministro de Defensa, Pedro Morenés, y el JEMAD. Tras los saludos protocolarios, el Rey, vestido con uniforme del Ejército de Tierra, pasó revista a las tropas (parte que en las últimas ediciones se había suprimido por el estado de salud del Rey Don Juan Carlos) justo antes de que comenzase el homenaje a los caídos. Fue el momento más emotivo de todo el acto y, tras los acordes de «La muerte no es el final», fue el propio Don Felipe quien depositó una corona de laurel ante la llama perpetua que recuerda a los que dieron su vida por España.

Acto seguido, y con un silencio casi sepulcral en la zona, sonó el toque de oración, roto por las salvas de fusilería y por la única pasada que realizaron los siete aviones de la Patrulla Águila, que dibujaron la bandera de España en el cielo de Madrid, lo que provocó un largo aplauso por parte del público.

Breve y simbólico desfile

El Rey regresó al palco de honor y en ese momento dio comienzo la breve pero simbólica parada militar en la que participaron cinco compañías con algo más de 500 efectivos: el Regimiento de Infantería «Inmemorial del Rey» del Ejército de Tierra, la Sección de Honores del Cuartel General de la Armada, la Escuadrilla de Honores del Grupo de Seguridad del Ejército del Aire, el Grupo de Reserva y Seguridad nº 1 de la Guardia Civil y la Compañía «Montero de Espinosa» de la Guardia Real. De nuevo, nada de vehículos, ni blindados ni unidades de fuera de Madrid. La austeridad es la que ha marcado las últimas celebraciones de este tipo y, en esta ocasión, el gasto fue el mismo que en 2014: 139.000 euros, una cantidad muy alejada de los más de 3,4 millones que se destinaron, por ejemplo, en 2008.

Fue un desfile rápido, que ponía punto y final a un acto que apenas duró 30 minutos y del que Don Felipe se marchó a la posterior recepción en el Palacio Real. Eso sí, antes de subirse al coche tuvo tiempo de saludar a los ciudadanos que, tras las vallas, seguían aplaudiendo y gritando al Rey en su estreno en este Día, aunque sí que había participado en otras ediciones, como en la del pasado año, en la que acompañó a su padre, Don Juan Carlos, en la que fue su despedida como Mando Supremo de las Fuerzas Armadas.

Morenés ensalza la labor de los militares contra el yihadismo

En la misma plaza de la Lealtad, el ministro de Defensa, Pedro Morenés, volvió a defender ayer la presencia de las tropas españolas en el exterior para luchar, entre otras, contra la amenaza que supone el terrorismo yihadista. Por ello, quiso hacer hincapié en que «no solamente es asumible –su presencia en países como Mali o Irak–, sino que es necesaria». «Es una responsabilidad política de esta nación, de España, de sus gobernantes y de las Fuerzas Armadas. Primero, no podemos mirar a otro lado, porque eso no evitaría el problema y, segundo, mirando al problema de frente, tenemos que ser solidarios con nuestros socios y aliados y con nuestra propia responsabilidad en la defensa de España. Y la defensa de España empieza hoy en esos sitios», explicó el ministro en declaraciones a TVE, previas al acto central del Día de las Fuerzas Armadas.