
Tras el SMI
Yolanda Díaz pone al límite la coalición y lanza un ataque directo al PSOE
Eleva el desafío y pasa de exhibir públicamente las discrepancias a la crítica abierta, acusando a su socio de coalición de «golpear a los más vulnerables»

Alta tensión en el Gobierno. El clima de enfrentamiento no mejora con el paso de los días, sino que va a más, desde que el martes se visibilizara el choque total entre el PSOE y Sumar a cuenta de la tributación del Salario Mínimo Interprofesional (SMI). Los socialistas no dan muestras de querer una rectificación inmediata –como ya hay voces que reclaman dentro del propio partido– y la vicepresidenta primera, María Jesús Montero, defendió el viernes la posición de su ministerio, el de Hacienda. «Ya no es un salario de subsistencia y eso implica derechos y deberes», dijo desde Sevilla. Por su parte, Yolanda Díaz tampoco está dispuesta a soltar la pieza, consciente de que está en una posición de fuerza, ante la soledad de los socialistas, que no tienen apoyos suficientes para que prospere el gravamen que proponen. Aislados en el Congreso y en la calle.
Pese a que, desde ambas partes tratan de trasladar normalidad en la discrepancia, los decibelios van en aumento y el pulso, lejos de aplacarse, se eleva. La que fuera líder de Sumar y ministra de Trabajo ha visto un filón que explotar y está dispuesta a rentabilizar el perfil propio que le permite marcar su oposición contraria a la tributación del SMI. En este sentido, Díaz redobló ayer el desafío a su socio de coalición, acusando al PSOE de «golpear a los más vulnerables», desmontando la «pedagogía fiscal» que los socialistas se afanan sin éxito en desplegar y criticando que la decisión se produce después de hacerles «un regalo», en forma de exenciones, a las energéticas y «los rentistas». En concreto, se refiere a la desaparición del impuesto a las energéticas, que decayó por el rechazo de socios de la mayoría como PNV y Junts, y la propuesta –dentro del plan de vivienda de Pedro Sánchez– de una exención fiscal del 100% del IRPF a los dueños que alquilen sus inmuebles conforme al índice de referencia.
Mientras que en el PSOE defienden que es necesario llegar a un acuerdo con Sumar, los de Díaz están dispuestos a llevar la cuestión hasta las últimas consecuencias, esto es, votar con el PP y los aliados de izquierda de la mayoría para doblarle el brazo a Montero. «Voy a ser clara. Este debate es democrático y va a llegar al Congreso. El PSOE tiene que explicar por qué, habiéndole regalado a las energéticas –que se forran en España– que no paguen lo que tienen que pagar, golpeas a los más vulnerables», señaló la vicepresidenta segunda en una entrevista en «Catalunya Ràdio». En Moncloa creen que Sumar no se puede permitir aparecer en el mismo bloque, votando con Alberto Núñez Feijóo y Vox, pero esto parece no suponer un obstáculo para Díaz, que sabe que cuenta con el relato político de su parte. «Esto no va de fotos, va de vida» y sentenció: «Yo lo que hecho es mejorar la vida de la gente».
Por su parte, Sánchez evitó ayer entrar al choque y se limitó a defender –en sus intervenciones públicas, en sendos congresos regionales del PSOE– la gestión de su gobierno con la subida del SMI. La polémica generada ha eclipsado una de las medidas estrella del Ejecutivo y el malestar del presidente es evidente. En su condición del líder socialista llamó a sus diputados a tapar el «ruido» de la oposición con políticas públicas, pero el el «ruido» de su gabinete el que acaba por eclipsarlas.
Desde Trabajo reivindican que ellos han hecho su parte de la tarea, aprobar la subida del SMI, y que ha sido Hacienda quien ha generado este debate gravando a parte de los perceptores de la renta mínima. Fuentes del ala socialista reconocen su preocupación por los problemas que están teniendo para defender su posición y para establecer un marco frente a lo que llaman, «populismo fiscal», al que creen que se han abonado sus socios de coalición, abrazados a la derecha. Esta preocupación trasciende más allá del Consejo de Ministros y arrecian las presiones dentro del PSOE para que haya una rectificación cuanto antes. Un paso atrás que no pasaría por volver a elevar el mínimo exento –lo que tiene un efecto en cascada en el resto de tramos del IRPF–, sino a través de bonificaciones para lograr que los perceptores del salario mínimo no tengan que tributar por él. A la tesis de la rectificación también se apuntan desde Sumar, que llevan desde el martes presionando a sus socios con la eventual derrota parlamentaria. “Cuando una cámara entera, todas, estamos de acuerdo en algo es que a lo mejor tienes que repensar algo», advirtió Díaz al PSOE, sabiéndose fuerte en apoyos parlamentarios. «Yo quiero que paguen impuestos los que ganan mucho dinero, no los que ganan 15.000 euros al año», destacó, para zanjar un última puya a Montero: «No comparto que vivir con 1.184 euros al mes permita a la gente vivir con dignidad».
Aunque el discurso oficial es negar cualquier crisis interna, se utilizan las discrepancias para tratar de vender la utilidad de Sumar dentro del Gobierno como palanca para lograr avances. En este punto, Díaz no duda en reabrir heridas, en lo relativo a la reducción de la jornada laboral, la última victoria que Sánchez le permitió cobrarse en el pulso con el PSOE –en este caso con Carlos Cuerpo–, asegurando que «sin nosotros en el Gobierno no habría reducción de la jornada laboral».
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