Elecciones generales
Zarzuela asume que no habrá investidura
La agenda real, plagada de actos, evidencia que Zarzuela asume que Felipe VI no tendrá que convocar a los partidos ni volver a encargar formar gobierno tras el fracaso de Sánchez
El Rey tiene actos todos los días ante la falta de previsión de proponer a un nuevo candidato. Si hay acuerdo exprés la ronda de consultas podría ser telefónica
Dentro de tres semanas se pondrá el telón al «vodevil» político que han ofrecido los líderes de las formaciones. Pero sólo a la primera parte de la función, porque si, como todo hace creer, ningún candidato se ofrece finalmente al Rey para ser propuesto en una investidura, el Jefe del Estado disolverá las Cortes para repetir elecciones el próximo día 26 de junio.
Tal y como recoge la agenda que Zarzuela envió el viernes de la semana pasada a los medios de comunicación, el Monarca tiene todos los días actos institucionales previstos, lo que evidencia la poca esperanza de que los partidos avancen, ya que si alguno de ellos obtuviera el apoyo necesario, Don Felipe debería volver a convocar una ronda de consultas con los líderes de los partidos con representación parlamentaria. No obstante, todos los actos son dentro de La Zarzuela y de fácil cancelación en caso de que la dirección de la situación virase inesperadamente.
Desde el 20 de diciembre del pasado año, la Casa del Rey marcó como prioridad la situación política en los compromisos del Jefe del Estado. Es más, en este semana los Reyes estarían poniendo rumbo a Japón, viaje de Estado que, de acuerdo con el Gobierno en funciones, hubieron de suspender, por la «incomodidad de las fechas». No ha sido el único: Arabia Saudí y Reino Unido se añadieron a la lista, sólo pudiendo viajar fuera de España a Portugal y Puerto Rico por la cercanía, en un caso, y la visita relámpago, en otro, que permitía al soberano estar de vuelta lo antes posible.
Porque la coyuntura política se ha extendido a la Corona en el principio del reinado de Don Felipe, un momento complicado, ya que hubiera sido más beneficioso para el Monarca un «despegue» con mayor representación en el exterior. Por otro lado, cualquier movimiento de Don Felipe ha sido mirado con más lupa que nunca, de lo que ha sido muy consciente, ya que cualquier imagen de afinidad con algún color político habría sido utilizado en su contra. Por eso, el «leit motiv» de Zarzuela ha sido la Constitución y dejar claro que los pasos a dar dependen del Congreso, hasta el punto de que tras las anteriores rondas de consultas los portavoces de los partidos hablaron en la Cámara Baja y no en el Palacio.
Los líderes políticos han fijado como fecha límite el próximo día 23 para tener un «sello» firme sobre sus negociaciones, día en que Don Felipe hace entrega del Premio Cervantes en Alcalá de Henares.
El Jefe del Estado tendrá que respetar los plazos antes de disolver las Cortes, ya que el 3 de mayo el Rey publicaría el Real Decreto en el Boletín Oficial del Estado (BOE) para que el día 26 de junio se convocasen los nuevos comicios respetando los 54 días necesarios. Don Felipe tendría la última semana del mes para ponerse en contacto con los líderes de los partidos con representación parlamentaria para proponer al candidato, en caso de que el 23 no hubiera respuesta, apuraría hasta el 27, ya que el 28 el presidente del Congreso convocaría el Pleno de la Cámara.
El procedimiento del Rey ha variado ahora respecto a la pasada investidura fallida de Pedro Sánchez. Entonces, el método fue distinto: Don Felipe propuso al presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, para la sesión de investidura como líder de la lista más votada, y al declinar éste por falta de apoyos, fue el secretario general socialista quien tomó la decisión de intentarlo, registrándose el día 4 de marzo en los anales de la historia de la democracia como la primera vez que un candidato no sale investido, pues cosechó 219 votos en contra y únicamente 131 a favor.
A raíz del resultado, la Casa del Rey, dos días después, emitió un comunicado en el que manifestaba la voluntad del Rey de no iniciar, «por el momento», nuevas consultas, «de manera que las formaciones puedan llevar a cabo las actuaciones que consideren convenientes a los efectos de lo previsto en el artículo 99 de la Constitución».
Casi dos meses después, el «momento» no ha cambiado a día de hoy. Y, a tenor del rumbo de las negociaciones entre las distintas fuerzas políticas, es muy probable que no cambie, porque en esta ocasión el Jefe del Estado sólo propondrá un candidato en caso de que tenga posibilidades de llegar a La Moncloa, ya sea con mayoría en la votación parlamentaria –176 votos– o bien con una mayoría simple –más síes que noes–.
A estas alturas, las vías abiertas son las siguientes: el pacto de gran coalición entre el PP, el PSOE y Ciudadanos –defendido por el líder del Ejecutivo en funciones, Mariano Rajoy– es más que descartable; la que sueñan los socialistas sustituyendo al PP por Podemos y la que parece más viable: que vayamos a unas nuevas elecciones porque Ciudadanos y Podemos ni quieran estar dentro del mismo Gobierno ni vayan a facilitar, con su abstención, que alguno de los dos restantes lo esté.
Don Felipe, tras un hipotético acuerdo, se pondrá en contacto con las fuerzas políticas para corroborarlo en la tercera serie de encuentros con los partidos políticos, pero los llevará a cabo en menos días que en las anteriores, incluso puede ser que lo haga vía telefónica sin necesidad presencial.
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