Embarazo
Separar al recién nacido de la madre tiene consecuencias negativas
Separar al bebé recién nacido de su madre sin una causa médica urgente que lo justifique supone un estrés enorme para ambos con consecuencias neurohormonales de gran importancia
Ibone Olza (psiquiatra infantil) pasó con una de sus tres maternidades, hace ya casi veinte años, unos días que cambiaron su vida. Uno de sus hijos tuvo que ser ingresado en la UCI y la separación madre-bebé tuvo un impacto en ella de tal calibre que decidió dedicarse profesionalmente a estudiar el impacto que ella intuía que podía tener en el cerebro de los bebés ser separados de su madre, la única persona que ellos conocen cuando nacen. Y se entiende aquí como madre la persona que lo gesta, independientemente de si lleva o no sus genes o será su madre legal. Para el bebé lo único que importa es lo biológico y para él su madre es quién lo ha albergado por espacio de 40 semanas.
Olza se puso a investigar y desde entonces ha participado en numerosos estudios así como co fundado Apoyo cesáreas y El parto es Nuestro. También ha publicado diversos libros pero sin duda el último, Parir (ed. B) es su obra maestra por cuanto aporta de evidencia científica pero también de sentimiento de amor y comprensión hacia lo que ella denomina como un acto casi milagroso como es el acto de nacer.
Pocas personas en el mundo de la ciencia se muestran tan profundamente respetuosas y generosas a la hora de defender la sagrada unión entre las mamás y sus bebés recién nacidos. Las investigaciones demuestran que el contacto piel con piel, la no separación ni un instante entre ambos solo puede traer y generar beneficios a largo plazo en la psique de ambos generándose un apego seguro en el recién nacido cuyas consecuencias se verán durante el resto de su vida.
Escuchar a Ibone Olza sin emocionarse es imposible. Con una dulzura pero a la vez determinación basada en la evidencia, esta psiquiatra representa un bálsamo para todas aquellas mujeres que sufren o han sufrido partos traumáticos y la separación, aunque tan solo sea de horas, de su recién nacido. Olza decidió plasmar todo su conocimiento en este libro para “poder encajar las piezas, integrar todo lo que estamos descubriendo sobre el parto desde la psicología y las neurociencias y que explica mucho mejor la vivencia de las madres que, tradicionalmente, no se había tenido en cuenta”.
¿Qué ha pasado con las españolas que más de un 25% en la SS y más de un 60% salen con una cicatriz en el vientre después de dar a luz? ¿Hemos perdido la capacidad para parir de forma vaginal? Para Olza “esto no tiene nada que ver con la biología, por mucho que nos acusen de ser añosas o sedentarias...Pero sí “hemos perdido la escucha de nuestro cuerpo y la comprensión del parto como algo normal en nuestra vida, parte de nuestra sexualidad”, explica. Las cifras actuales de cesáreas o de episiotomías se entienden desde lo social, no desde lo biológico”, agrega. La psiquiatra infantil no se deja nada en el tintero: “Hay muchos intereses de por medio, la medicina defensiva, el miedo al parto...Es una situación compleja sin un culpable claro, por eso propongo que como sociedad revisemos nuestra mirada al parto para mejorar el trato que damos a embarazadas, parturientas y bebés...”
Cuando Ibone Olza fundó en 2003, con otras personas, El Parto es Nuestro, las cifras de prácticas absolutamente desaconsejadas por la OMS en los paritorios españoles tales como episiotomías, maniobras de Hamilton, Kristeller, cesáreas innecesarias... era alarmante. Hoy día ¿podemos decir que hemos mejorado algo desde entonces? Olza se muestra optimista y cree que “indudablemente, ha habido una mejoría importante, fruto del esfuerzo de muchos profesionales que se implicaron y colaboraron en la Estrategia de Atención al parto Normal lanzada en 2007”. El trato vejatorio que aún se daba a finales de los noventa y principios del milenio, explica, “creo que se ha erradicado en su mayor parte, sin embargo, persisten otras formas de maltrato más sutiles y difíciles de visibilizar: como cuando se hacen intervenciones que no están justificadas desde el punto de vista médico sin informar de los riesgos, como sucede en muchas inducciones, o cómo cuando no se permite que el padre esté presente en la cesárea si no es un amigo del equipo médico, o cuando se separa al recién nacido de la madre durante horas “por protocolo”.
Es curioso cómo la inmensa mayoría de las mujeres, por muchos años que hayan pasado, recuerdan perfectamente cómo fueron sus partos, con todos los detalles. Ibone Olza también ha centrado sus investigaciones en el cerebro de la madre y su respuesta ante un hecho tan vital como parir: “El parto conlleva un escenario neurohormonal muy específico tanto en el cerebro de la madre como en el del bebé, que queda profundamente grabado en la memoria. Si todo va bien queda un recuerdo gozoso y amoroso de por vida...Pero la otra cara de la moneda es que precisamente por esas mismas neurohormonas el recuerdo de un parto traumtico puede también quedar grabado de por vida e incluso desencadenar un estrés postraumático”.
Los bebés nacen diseñados para enamorarse de su mamá
Hay una idea que siempre defiende Ibone Olza y ésa es que la naturaleza ha diseñado todo tan a la perfección que pone a su disposición toda una serie de mecanismos para que bebé y madre se enamoren mutuamente nada más conocerse. Es una idea preciosa que está basada en una evidencia científica: las hormonas, específicamente la oxitocina, una hormona conocida como la del amor y que logra que tanto la madre desee proteger y amar a su hijo como que éste desee estar protegido y cerca del cuerpo de su madre donde nada fuera de éste tiene sentido para el bebé. Esto, que se ha medido neurológicamente, tiene como consecuencia reconocer que, desde la biología, los vientres de alquiler o maternidades subrogadas, tienen una nefasta factura emocional para la madre y, no digamos para el recién nacido ya que ambos son separados. Ibone Olza tiene una postura muy clara respecto a este tema y, de nuevo, se posiciona desde la ciencia para defender los derechos del recién nacido: “Desde la neurobiología sabemos que para un recién nacido ser separado de su madre genera una vivencia de abandono más o menos duradera, el bebé no puede entender porqué no está con su madre...En los casos de vientres de alquiler, lo que va a vivir el bebé equivale a la muerte de la madre en el parto si ya no vuelve a tenerla como madre, por eso yo digo que esos bebés desde lo biológico son huérfanos de madre”.
Todo esto no es una cuestión baladí ya que la forma en la que nacemos importa mucho. Hoy día sabemos que más de lo que nos podíamos imaginar por lo tanto es una tarea de la ciencia procurar que todo salga siempre lo mejor posible. La tarea de los médicos es velar siempre por el bienestar de los pacientes, en este caso la madre y el bebé y esto, muchas veces por ignorancia, se omite cuando son cuidados perinatales importantísimos para el futuro bienestar de ambos. Ibone Olza cree que “a veces es por ignorancia, aunque también hay mucha soberbia, mucho no querer revisar las prácticas y actualizarlas según la evidencia científica. Solo con que se aplicaran las recomendaciones del Ministerio de Sanidad en todos los paritorios españoles el problema estaría casi resuelto...”
Su tarea como profesional no cesa y sus charlas, siempre abarrotadas de mujeres, son un alivio para muchas que encuentran en lo que ella cuenta la explicación a tantos llantos del pasado: “la soledad en el posparto es uno de los principales factores de riesgo para la depresión. Debemos comprender que cuidar a las madres para que a su vez puedan cuidar a sus bebés es tarea de toda la sociedad...” Sociedas más sanas mentalmente.
✕
Accede a tu cuenta para comentar