Historia
120 años del nacimiento de Pablo de Grecia, el padre de la Reina Sofía
Su fallecimiento supuso un mazazo para la Emérita, que desde entonces prometió no comer carne
Hoy hace 120 años del nacimiento de Pablo de Grecia, el padre de la Reina Sofía, en el palacio de Tatoi. Su primera lengua era el inglés, seguido del griego, y con tan solo 12 años, su padre se convirtió en rey tras el asesinato de su abuelo, el rey Jorge I, a manos de un socialista.
Como príncipe no llamado a reinar, fue enviado a la ciudad alemana de Kiel para seguir estudios en la Marina Imperial alemana. Pero la I Guerra Mundial trajo consigo la abdicación forzada de su padre en 1917, que les obligó a todos a marchar a Suiza mientras su hermano mayor, Alejandro I, quedaba solo en Atenas como una especie de rey marioneta.
El fallecimiento de Alejandro I en 1920, supuso el regreso a Grecia del rey Constantino, quien de nuevo fue obligado a abdicar el trono en 1922 en su segundo hijo, el rey Jorge II. Tras años a caballo entre Inglaterra y Francia, Pablo de Grecia regresa a la corte de su hermano Jorge para encarar una nueva caída de la monarquía en 1924.
En busca de trabajo y apoyo, viajó a España, hasta que finalmente encontró empleo remunerado en Coventry, Inglaterra. Allí trabajó para la firma de motores de coches y aviones Armstrong-Siddeley, y se habló de casarlo con su prima hermana, la princesa Nina Georgievna de Rusia.
En 1935 Jorge IIvolvió a ser restaurado en el trono de Atenas y Pablo, estuvo a su lado contrayendo pocos años después matrimonio con la princesa Federica de Hannover. De ese matrimonio nacieron Sofía, Constantino e Irene. El estallido de la II Guerra Mundial obliga a la familia a salir del país, primero a Creta, después Egipto y finalmente a Sudáfrica.
Al término de la guerra, Jorge II y su familia regresan a Grecia, pero unas semanas después fallece, lo que hace que Pablo asuma la corona. En enero de 1964 se le diagnosticó un cáncer de estómago del que murió a los pocos meses. La monarquía griega caería tan solo tres años después. Doña Sofía, que se prometió entonces que no comería nunca carne, le definió como “un hombre muy templado, mesurado, más apacible y sereno que la reina Federica, que era más dinámica, más activa. Sin dudarlo, mi padre era el soporte familiar”.
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