Cataluña

«Ha habido una ola, una moda, de dar guardas compartidas»

Ramon Tamborero/ Abogado de familia
Ramon Tamborero/ Abogado de familialarazon

La tasa de divorcio ha crecimiento significativamente en los últimos años. ¿Le hemos perdido el miedo a divorciarnos?

-Seguro. No sólo se ha perdido el miedo al divorcio sino que está instalado en la cultura de este país. Cuando se aprobó la ley del divorcio en 1981, al divorciado se le señalaba en la sociedad. Actualmente, es algo totalmente aceptado.

-Pero además España se sitúa a la cabeza de los países con más separaciones y divorcios, con una tasa del 61%. ¿A qué se debe?

-Hay varios factores: el cambio de la sociedad en cuanto a que la mujer ya hace años entró en el mundo laboral y dejó de depender del marido como ocurría antes. Antes muchas mujeres no se atrevían a divorciarse por el miedo al futuro. Otro factor es lo que decía antes, que culturalmente está aceptado y no vemos nada malo en ello. Es un tema inminentemente cultural y creo que la gente que se casa ya tiene asumido que podría darse la ruptura.

-Entremos ya en el momento de la ruptura. ¿Qué papel juegan los abogados?

-Son los propios abogados, particularmente los abogados de familia, que conocemos la dificultad de garantizar nada en un juzgado, quienes propugnan el intentar llegar a un acuerdo. Eso va en contra de la imagen que se tiene en la calle, la imagen del abogado que lo quiere es pleitos. El buen abogado es el que potencia el pacto por la frase esa tan conocida de que «más vale un mal pacto que una buena sentencia», porque el mal pacto, en general, los dos se esfuerzan en cumplirlo; la sentencia que ha gustado uno y al otro no, al que no le ha gustado, en cuanto puede, intenta saltársela. De hecho, ha habido una inversión y ahora hay más procesos de divorcio de mutuo acuerdo que contenciosos

-También se potencian estos pactos desde los juzgados

-Sin duda. En muchas comunidades autónomas se está potenciando la figura de la mediación, a pesar de que en el plano del derecho de familia no creo que esté dando buenos resultados. Incluso los propios jueces son los primeros que, cuando llega el día de la vista oral del juicio en un proceso contencioso, insisten a los letrados para intentar llegar a un acuerdo antes de celebrar el juicio, aunque yo creo que los pactos a las puertas de una sala de juicios no suelen ser excesivamente buenos ni objetivos porque hay una gran presión psicológica en la pareja en aquel momento.

-¿Los juzgados dan abasto o se están resintiendo?

-Se resienten y por varios motivos. Durante los años de la crisis, desde el 2007, es cierto que no siguió en aumento el número de divorcios, pero por contra entraron muchas demandas de modificación de sentencias que ya se habían dictado porque han cambiado las circunstancias de las personas debido a la crisis. También el cambio de ley en algunos aspectos, como el que se refiere a la guarda compartida, ha propiciado la revisión de sentencias. Todo eso provocó un gran volumen de asuntos. En segundo lugar, esa falta de miedo a divorciarse hace que la gente de el paso, pero por contra la administración pública no está creando suficientes juzgados, con lo cual están absolutamente colapsados.

-¿Y eso provoca retrasos?

- Existe un agravio comparativo entre aquellas personas que por vivir en grandes ciudades tienen juzgados especializados, frente a aquellas que por vivir en pequeñas poblaciones no tienen un juzgado de familia y les toca un juzgado en el que entran todo tipo de temas y además está colapsado. Hay juzgados en los que desde que presentas la demanda hasta el primer acto judicial pueden pasar 10 meses. Y eso no pasa en ciudades donde hay juzgados de familia.

-¿El divorcio exprés es un buen método para aliviar a los juzgados?

-Sí. La ley quitó la obligación de que para divorciarte tenías que pasar previamente por la separación . Eso ha aliviado la carga de los juzgados y creo que en un futuro cercano, dependiendo de cuestiones políticas, si se aprueban las leyes que en este momento están pendientes de ser aprobadas, va a haber otro elemento que va a ayudar a descargar a los juzgados como es la posibilidad de divorciarte ante un notario sin tener que acudir a los tribunales, siempre y cuando sea por mutuo acuerdo y no haya hijos. La línea va por ahí , como en Dinamarca, que puedes divorciarte por internet.

-¿En algunas comunidades autónomas, como en Cataluña, se ha apostado por la custodia compartida. ¿Cómo lo valora?

Cuando las dos partes lo deciden, me parece bien, sin embargo creo que ha habido una ola, una moda, de dar guardas compartidas a todo el mundo sin valorar si los dos progenitores, hasta el momento de la ruptura, realmente habían repartido las funciones como padres. Esto ha provocado que se haya creído mucho en propuestas de futuro por parte de quien la pide y no se había ocupado de los hijos, las cuales luego no se ven reflejadas en la realidad. Es buena si el padre y la madre han compartido los espacios de los niños, tanto educacionales como lúdicos. Y para mí también tiene mucha importancia la edad de los niños, puesto que hay una edad que necesitan más a la figura materna. Algunos jueces me han comentado que últimamente se ha dado con excesiva ligereza.

-¿Hay algo que mejorar en el sistema judicial español en materia de derecho de familia?

Creo que tiene una base que es buena, pero le faltan medios y sobre todo, debería haber una especialización como la hay por ejemplo en el derecho mercantil o laboral. Sin embargo, ninguno de los gobiernos por el momento ha estado por la labor. En Inglaterra para ser juez de familia hay que hacer una especialización en derecho de familia, haber estado 6 u 8 años al lado de otro juez de familia para aprender y sólo entonces pasas a ser titular de un juzgado de familia.