Embarazo
Alcohol y embarazo una pareja letal
El síndrome alcohólico fetal, que afecta a un uno por mil, es la única causa de retraso mental que se puede prevenir.
MADRID- En España, entre un 25 y un 45 por ciento de las mujeres toma bebidas alcohólicas durante el embarazo sin tener en cuenta sus consecuencias. Malformaciones en diferentes órganos o retrasos mentales son sólo algunos de los síntomas que produce la ingesta de alcohol sobre el feto. Son datos presentados ayer por la Sociedad Científica Española de Estudios sobre el Alcohol, el Alcoholismo y las otras Toxicomanías (Socidrogalcohol).
Fue la Biblia el primer libro en el que se advertía a las mujeres de que no bebieran alcohol durante el embarazo. Aristóteles vio una semejanza entre las actitudes de las féminas ebrias y las características de los hijos que éstas tenían y, desde 1957, se sabe científicamente que la ingesta de bebidas alcohólicas durante la gestación provoca daños tanto físicos como mentales en el feto.
Viaje a través de la placenta
Las embarazadas son conscientes de que no se debe beber durante el embarazo y, sin embargo, muchas lo hacen sin tener en cuenta las repercusiones que su ingesta puede acarrear a sus futuros hijos.
Todo comienza cuando el etanol, alcohol contenido en las bebidas alcohólicas, atraviesa la barrera placentaria. En este momento, el feto llega a tener la misma tasa de alcoholemia que su madre.
No existe un umbral seguro de consumo de alcohol sin riesgo y, por tanto, se trata de un problema que afecta a cualquier mujer y no sólo a aquellas que son dependientes de esta sustancia. «No existe una dosis mínima por la cual se pueda decir que no pasa nada si una mujer bebe en el embarazo», asegura la doctora Enriqueta Ochoa, del servicio de Psiquiatría del hospital Ramón y Cajal de Madrid.
Tres estadios de gravedad
Los daños que el alcohol puede causar sobre el feto se agrupan en tres categorías según su grado agresividad. En primer lugar se encuentran las afecciones graves que producen la muerte del bebé antes de nacer. En un segundo nivel, el síndrome alcohólico fetal y, por último, los Trastornos Alcohólico-Fetales.
El síndrome alcohólico fetal afecta a uno de cada mil nacidos vivos. Los bebés afectados por este síndrome pueden presentar malformaciones en el corazón, riñones, hígado, huesos y órganos de la visión y audición. Suelen ser niños con unos determinados rasgos faciales, como ojos pequeños y rasgados, cabeza pequeña, labio superior delgado y un maxilar superior pequeño. El retraso mental es el problema más grave de los asociados a este síndrome.
Primeras semanas
El momento en el que se produce el consumo de alcohol durante el embarazo es importante y son las primeras semanas del embarazo las más perjudiciales, ya que es aquí cuando se produce un mayor número de malformaciones porque muchos órganos del bebé aún se están formando. «Tuvimos un caso de un niño que no podía doblar un brazo. Sacamos su historial clínico y vimos que tenía retraso en su talla y peso; por último, presentaba también lentitud en su actividad psicomotriz. Tras investigar, vimos que esa malformación fue consecuencia de un embarazo en el que la madre consumió bebidas alcohólicas desde el primer momento», afirma el doctor Francisco Pascual, subdirector médico del Hospital General de Elda.
El doctor Pascual, explica que el alcohol puede afectar a cualquier órgano, pues «causará malformaciones en el que se esté formando en ese momento justo de la gestación. Si la madre bebe alcohol en el momento en el que se está formando el corazón de su hijo, será el corazón el que se vea afectado; si son los riñones, serán éstos los que presenten malformaciones».
Apenas perceptible
Las malformaciones causadas por el alcohol son un problema grave, pero poco frecuente. Sin embargo, hay una afectación más sutil, apenas perceptible, y mucho más común que afecta a un uno por ciento de la población y es conocida como trastorno alcohólico-fetal.
Es la causa más frecuente de disfunción mental congénita y suele estar asociado con trastornos psiquiátricos. Los niños con este tipo de trastorno pueden presentar déficits neuropsicológicos que se manifiestan a través de un mal funcionamiento en la capacidad de concentración, la memoria o la inteligencia. También se puede dar una elevada impulsividad y verse afectado en áreas como la coordinación de movimientos, la resolución de problemas, la capacidad de razonamiento, dificultades de adaptación e importantes dificultades para cuestiones numéricas. Todo esto conlleva que presenten dificultades a la hora de adaptarse a la escuela y favorece el fracaso escolar. «Lo peor de todo esto es que son daños irreparables, acompañan al niño durante toda su vida» expresa el doctor Josep Guardia, vicepresidente de Socidrogalcohol. A pesar de ello un diagnóstico precoz y el crecimiento del niño en un entorno educativo estable pueden ayudarle a mejorar en un futuro.
Cualquier bebida
Se suele pensar que las bebidas fermentadas, como cerveza o vino, son menos perjudiciales que las destiladas. Hay embarazadas que consumen vino o cerveza pensando que el auténtico peligro no está ahí, sino en otras sustancias como el whisky o el ron.
Para los médicos de Socidrogalcol, no existe alcohol «bueno o malo» ya que todo radica en la cantidad de etanol que pasa al feto a través del cordón umbilical; por ello una mujer que consuma una determinada cantidad de bebida fermentada puede estar tomando el equivalente a una copa de bebida destilada. «Una consumición a la semana ya puede tener efectos negativos y, sorprendentemente, una de cada cinco embarazadas ingiere hasta cinco bebidas alcohólicas en cada ocasión», asegura Josep Guardia.
No existe un umbral de consumo seguro para prevenir los trastornos alcohólico-fetales, pequeñas dosis pueden producir ligeras disfunciones y su gravedad aumentará en proporción a la cantidad de alcohol tomada.
Y los problemas no acaban ahí, tras el parto es preciso poner los mismos cuidados y, durante la lactancia, olvidarse por completo del cosumo de alcohol pues «éste pasa inmediatamente a la leche y, a través de ella, al recién nacido», explica la doctora Enriqueta Ochoa.
Nueves meses de riesgo
- Las primeras semanas de la gestación suelen transcurrir sin que la mujer sepa que está embarazada, pues no hay evidencias físicas del nuevo estado. No obstante, todo el primer trimestre del embarazo es quizá el momento más peligroso, pues se están formando muchos órganos y es cuando mayor número de malformaciones se producen.
- Durante el segundo trimestre del embarazo, el consumo de alcohol puede interferir en aspectos muy concretos como la diferenciación de determinadas estructuras cerebrales. Además, su ingesta puede influir también en la migración neuronal que se produce en ese momento en algunas áreas del cerebro del feto.
- Con la gestación más avanzada, en el tercer trimestre, el alcohol que ingiere la madre puede causar a su hijo pérdidas de células del hipocampo y del cerebelo, pérdidas que serán más o menos intensivas dependiendo de la mayor o menor concentración que alcance el alcohol en la sangre de la embarazada tras haber bebido.
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