Estados Unidos
Tintín el nuevo Indiana
Llegó a París con la sonrisa en los labios y se metió a los ciudadanos en el bolsillo. Atractivo y simpatía no le faltan.
Esta vez ha calcado las expresiones de Jamie Bell, Daniel Craig, Simon Pegg y las ha transportado a la animación a través de la «motion capture».
-Tras los pases previos al estreno de la película, son muchas las voces que comparan a Tintín con un nuevo Indiana Jones. ¿Qué le parece esta observación?
-Creo que Harrison Ford tendría alguna reticencia, y si lo confirmara, no querría volver a hacer de Indiana Jones (risas). Ahora en serio: descubrí a Tintín gracias a una crítica de Indiana Jones. Si no fuera por eso, no hubiera leído los cómic cuando lo hice. La aventura es un género amplio y en él cabe todo tipo de héroe: un super héroe o personas reales, como Tintín e Indiana Jones. Lo realmente necesario es un gran misterio y un objetivo por el que luchar.
-Si la cinta tiene éxito, ¿qué libros de Hergé utilizaría para sus secuelas?
-Peter Jackson y yo nos hemos prometido no revelarlo. Pero sí puedo decir que ya hemos elegido la historia y el guión se está escribiendo ahora mismo, mientras hablamos. Sólo en caso de que el público quiera verlo, por supuesto. En esta primera parte no incluimos al Profesor Tornasol, no encontramos su sitio. Pero, si hay una secuela, seguro que estará.
-¿Cuánto tiempo tendremos que esperar para la segunda entrega?
-Sólo crear a Tintín y a Haddcock nos llevó un año entero. Se trata de trabajo que ya tenemos adelantado para una segunda película. Teniendo esto en cuenta, dos años aproximadamente.
-No son pocas las películas de su filmografía localizadas en Europa. ¿Qué le atrae del Viejo Continente?
-La variedad. Si viajas unos cuantos kilómetros, tienes que mostrar el pasaporte, hablar otra lengua y comer otro tipo de comida. Todo es muy ecléctico aquí. Además, tenéis mucha historia, me encanta, y las películas sobre Historia.
-También parece que prefiere a los guionistas europeos.
-Jackson y yo queríamos a Steven Moffat. Él escribió mi programa favorito de TV, «Doctor Who». Por suerte, era sensible hacia el personaje porque había leído el cómic desde los ocho años. Tuvo que dejar el proyecto para volver a la serie, pero contábamos con otros dos guionistas británicos. Además, evité trabajar con americanos porque no querían que me acusaran de americanización de un icono europeo.
-En ese sentido, ¿no le asusta la recepción de esta cinta en Estados Unidos, donde Tintín es un desconocido?
-Para la audiencia americana es una película original. El 90 por ciento de los filmes de animación no está basados en personajes de libros o comics famosos, desde «Shrek» hasta «Toy Story». Y si el filme triunfa allí, con un poco de suerte, después de 30 años, se editarán los libros. Sería algo maravillosos si también sirviera para eso.
-El personaje le tiene cautivado...
-Tintín lleva siendo parte de mí desde hace 30 años. Me encanta la aventura que contiene el cómic, el arte de su dibujo, su comicidad, su actuación... Leer el libro es como ver una película. Hergé era un verdadero cineasta. Además, creo que tengo algo de Tintín: como periodista, él busca buenas historias, igual que yo como director.
-El despliegue tecnológico es otro elemento destacable: una técnica novedosa, «motion capture», y 3D. ¿Supuso un desafío?
-El 3D no fue el reto, sino trabajar con el equipo de animación. Crear auténticas expresiones humanas animadas. El 3D fue fácil, sabía que no quería cosas volando en la cara de los espectadores. En todo caso, es sólo una herramienta, enorme, pero una herramienta.
-¿Por qué optó por este tipo de animación?
-Porque los personajes de Hergé no son humanos, son humanoides, es decir, no parecen personas normales. Ese es el gran regalo que Hergé nos dejó y que Joe Letteri, el responsable de la animación, nos devuelve. No funcionaría en una película con personas. No querría ver nunca «Spiderman» o «Indiana Jones».
-El set de rodaje debía de ser todo un campo de experimentación.
-Sí, y dimos la oportunidad de visitarlo a directores, pero, sobre todo, a un muy buen amigo desde hace muchos años, Clint Eastwood. No se quedó mucho. Y cuando salió dijo: «Esto me supera». Daniel Craig es un gran admirador suyo, y estaba con el traje necesario para rodar «motion capture» y se lamentó: «De todos los días para conocer a Eastwood, éste no era el mejor».
-Desde que comenzó, la tecnología en el cine ha avanzado de manera espectacular...
-Para todos los cineastas es más fácil porque puedes realizar todo aquello que imaginas. Antes muchas ideas se quedaban en tu cabeza porque nadie podía llevarlas a la práctica. Hoy hay una solución para casi todo. Pero hay que tener en cuenta que la tecnología nunca puede ser la disculpa para que los espectadores paguen una entrada.
-Su éxito como cineasta es incontestable. ¿Le hubiera gustado dedicarse a otra profesión?
-De no ser director, mi sueño siempre fue componer bandas sonoras, y esto se debe a mi admiración por John Williams. Mucho tiempo antes de que lo conociera ya tenía una colección de su obra. Por fortuna, puedo trabajar con él.
-Tras una carrera llena de éxitos, la gente le idolatra. ¿Cómo lo lleva?
-No soy ningún dios, sólo un director... Me encantan las películas, ir a verlas, mis amigos son gente del cine. Vivo una vida normal, aunque me resulta complicado.
-Ha dirigido y producido muchas historias. ¿Qué tiene pendiente?
-Me encantaría hacer una gran historia de amor. Pero me da miedo, es muy raro conseguirla. También me gustaría dirigir un musical.
Hijos del mismo padre
«En busca del arca perdida» (1981)
Como con «Tintín», cada cierto tiempo, Spielberg regresa al género que le encumbró, la aventura. La trilogía de «Indiana Jones» (en la imagen) es un ejemplo, aunque no lo son menos las sagas de «Parque Jurásico» y de «Tiburón».
«El imperio del sol» (1987)
¿Quién no recuerda el valor de Elliot en E.T.? ¿O la lucha contra la adversidad de Jim en «El imperio del sol»? El personaje del niño intrépido vuelve con «Tintín», el joven periodista para el que ningún obstáculo es suficiente.
«AI Inteligencia artificial» (2001)
Mirando su filmografía, se podría decir que padece el síndrome de Peter Pan: «Inteligencia artificial» (en la imagen), «Hook. El capitán Garfio» y uno de sus recientes trabajos como productor, «Super 8» : Spielberg no quiere crecer.
«Atrápame si puedes» (2002)
Como si de una obra independiente se tratara, el cineasta pone todo el cuidado en los títulos de crédito que, en ocasiones, se asemejan a un corto. Es el caso de «Atrápame si puedes». «Tintín» no iba a ser menos.
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