Distribución
Planeta urbanita porl Ramón TAMAMES
Podría enunciarse una «Ley de las ciudades», según la cual, su mejor gobernabilidad está en razón inversa a su tamaño; esto es, cuanto mayores son, hay menos facilidades para tener un buen gobierno y una estructura social adecuada. Lo cual es especialmente cierto en los países menos desarrollados, donde el crecimiento y la concentración poblacional proceden de las zonas rurales; con aportes que en gran parte son auténtico lumpenproletariado, es decir, nuevos habitantes casi sin oficio ni beneficio. En términos generales cabe afirmar que el tamaño de las ciudades ha quedado definitivamente fuera de control. Si como tal se entiende aquella propuesta del gran urbanólogo Lewis Mumford, que vino a plantear la dimensión óptima de una unidad de población humana: 350.000 personas. Cuantificación que justificó por las deseconomías de escala; esto es, los mayores costes medios unitarios de la administración urbana, que crecen aceleradamente a partir de un cierto volumen demográfico, por la mayor extensión y complejidad de los servicios públicos, tráfico, residuos, contaminación, precio del suelo, delincuencia, etc. Sin embargo, la teoría mumfordiana, quedó superada por la realidad, pues las deseconomías de escala tienen su contrapartida en las de aglomeración. Con externalidades en términos de intercambio productivo en un espacio muy reducido; sin olvidar algunas economías de mayor escala como centros financieros, culturales, educativos, etc., sólo obtenibles en casos de alta y suficiente dimensión. Hace un lustro, la población mundial que vive en ciudades llegó al 50 por 100; merced, sobre todo, al crecimiento de ciertas megalópolis de África, Asia meridional, y de parte de Iberoamérica; donde son frecuentes los slums, el barranquismo, las villas miseria, los afavelados, etc. La nota diferencial la da China, con su régimen político más planificador, lo que ha permitido un desarrollo urbanístico menos perverso que en las zonas antes mencionadas. En todo ese contexto, la urbanología se convertirá en la nueva rama indispensable de la Economía, la Sociología, la Administración... y la Política.
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