El empleo de vitamina C en forma tópica reduce las manchas y aporta luminosidad

A través de la historia se ha sabido de la acción antienvejecimiento de la vitamina C en la piel. En el Tíbet, durante la dinastía Tang, las mujeres frotaban su piel con las bayas anaranjadas del espino amarillo. Al formar parte de la síntesis de colágeno, la vitamina C ayuda a evitar el envejecimiento de la piel y limita el daño causado por los radicales libres.

- Aplicación. Existen muchas formas cosméticas de aplicación de la vitamina C. La más habitual es en forma de sérum o gotas, preferiblemente por la noche para que la piel se repare. Si si quiere potenciar su eficacia, durante el día se puede emplear una crema que contenga dicha vitamina.

- Cremas. Se emplean durante el día para dar luminosidad a la piel, aunque es necesario aplicar un filtro solar si esta vitamina C está en forma ácida, ya que al oxidarse en contacto con el sol puede dar lugar a manchas en la piel.
Mascarillas. Son muy útiles para utilizar una vez a la semana, sobre todo en personas fumadoras que tienen un tono apagado de la piel y, a la vez, tiene un efecto «peeling».

- Ampollas. Por su efecto inmediato reparador son perfectas si la piel experimenta el cansancio como, por ejemplo, después de una fiesta. También se pueden emplear para dar naturalidad a la piel.

- Tónicos y limpiadores. Son efectivos como complemento de los otros tratamientos y, por su efecto ácido, ayudan a mejorar la renovación natural de la piel.

Al comprar un producto con vitamina C, lo mejor es dejarse aconsejar por el profesional, quien le dirá cuál es la que más le conviene, según su tipo de piel y las expectativas que se busquen.

Meritxell Martí / Farmacéutica
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