Afganistán
Impacto propagandístico
Ayer, las cuentas de Twitter y Youtube del Mando Central Estadounidense (USCENTCOM), encargado del planeamiento y la conducción de las operaciones militares del país en Afganistán, Iraq y más recientemente contra el Estado Islámico, fueron hackeadas. Un episodio similar ocurrió a mediados de 2014, cuando en plena escalada de tensión en Oriente Medio, la cuenta de Twitter de las Fuerzas de Defensa de Israel fue hackeada por el Ejército Electrónico Sirio, afín al régimen de Bashar Al-Assad.
A pesar de la alarma generada en algunos medios sobre la posibilidad de que Daesh hubiera accedido a las redes del Pentágono o hubiera obtenido información clasificada, la realidad parece muy distinta: por un lado, los documentos filtrados parecen haber sido obtenidos de Internet y ninguno de naturaleza confidencial. Por otro lado, los hackers – aparentemente simpatizantes del Estado Islámico, aunque éste todavía no ha reivindicado el ataque – solamente han accedido a las cuentas corporativas de Twitter y Youtube del USCENTCOM. En consecuencia, dejando de lado el impacto mediático de esta acción, el hackeo de estas cuentas, que fueron rápidamente suspendidas, no parece que vaya a tener ningún efecto sobre la seguridad nacional estadounidense más allá del incómodo y embarazoso episodio para este mando militar. No obstante, tal y como muestra el revuelo informativo generado, esta acción tiene un elevado grado de propaganda que afianza la marca Deaesh en el ciberespacio.
No obstante, todavía queda por determinar la autoria del ciberataque, cómo se han obtenido las contraseñas de estas cuentas corporativas y cuál es la versión del Pentágono más allá de la atribución de este hackeo a un simple acto de vandalismo. Hechos como este requieren un análisis sosegado ya que la inmediatez nos puede llevar a sobrevalorar el alcance de los mismos.
Enrique Fojon Chamorro
Sub-director de THIBER, the cybersecurity Think Tank
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