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El espectro del «Watergate II»
¿Qué consecuencias puede tener en la Administración Trump la investigación que el FBI está realizando al círculo más cercano del presidente sobre su conexión con el Kremlin? ¿Cómo debería gestionar la oposición demócrata esta situación?
–El Partido Demócrata nunca aceptará la legitimidad de un presidente republicano. El escándalo de Rusia les da una excusa permanente para no aceptar a Trump. Pero incluso si el nuevo presidente republicano fuera alguien normal, como Jeb Bush o Marco Rubio, el ala más dura del partido encontraría algún pretexto para afirmar que es ilegítimo. Al mismo tiempo que es algo absurdo, también quiero afirmar que el comportamiento de Trump en esta materia es infantil. Entra sin complejos en todas las peleas y lo que consigue es reducir el respeto que algunos estadounidenses todavía le tienen.
Putin siempre ha negado estas conexiones e, incluso, que tenga un dosier con información comprometida de Trump. ¿Está jugando el presidente ruso con la nueva Administración?
–Putin siempre está jugando con los gobiernos y medios de occidentales. No hay razón alguna para creer lo que dice. Algunas cosas son verdad y muchas otras, absolutas mentiras. El hecho de que Rusia interviniera en las elecciones estadounidenses es una realidad. Pero también es cierto que el Comité Nacional Demócrata hizo muy fácil que su correo electrónico fuera hackeado.
¿Cuál es el interés real que Putin tiene en Trump?
–Putin quiere socavar la democracia liberal en Occidente. Pero esto es algo tan antiguo como la Santa Alianza de 1815. Si las fugas recientes sobre Trump vinieran de la propia Inteligencia nos encontraríamos ante un conflicto entre el Estado (los líderes elegidos por el pueblo) y «el estado profundo», un gobierno permanente, parcialmente oculto que está integrado por los funcionarios de inteligencia, los militares, etc.
*Profesor de Derecho Avanzado en la Universidad de Denver
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