Reino Unido
El laborismo se radicaliza y deja a May la centralidad
Nacionalizaciones, subsidios y nuevas tasas copan el programa de Corbyn.
Nacionalizaciones, subsidios y nuevas tasas copan el programa de Corbyn.
Jeremy Corbyn pretende ser el nuevo Robin Hood. Así lo ve al menos buena parte de la prensa británica. Durante la presentación de su programa electoral de cara a las generales del 8 de junio, el líder laborista prometió ayer mejorar los servicios públicos y el estado del bienestar con una serie de medidas que tendrían un coste de 48.600 millones de libras (56.600 millones de euros). Este coste sería financiado con subidas fiscales para el 5% de los ciudadanos más ricos, el incremento del impuesto de sociedades –del 19% al 26% en 2022– o la introducción de una nueva tasa sobre las transacciones financieras. El veterano político quiere además nacionalizar los ferrocarriles, el sector energético y Correos.
En definitiva, al igual que ocurriera con el forajido inglés del folclore medieval, Corbyn se opone ahora a los «edictos» establecidos y apuesta por el manifiesto más radical del Partido Laborista desde el programa de Michael Foot de 1983. Si este último fue calificado por sus propias filas del «mayor suicidio de la historia», con la hoja de ruta presentada ayer los comentarios en privado de líderes de la formación no han sido muy diferentes. Corbyn nunca ha contado con el apoyo de sus filas. Volvió a quedar claro la semana pasada, cuando el programa se filtró a la Prensa en lo que se interpretó como un nuevo intento de perjudicar su liderazgo.
De ahí que la mayoría de las medidas ya se conocieran. Entre otras, Corbyn se compromete a eliminar las tasas universitarias, aportar al año 7.600 millones de libras (8.968 millones de euros) adicionales al Servicio Nacional de Salud (NHS, por sus siglas en inglés) y, para hacer frente a la crisis inmobiliaria, construir 100.000 viviendas de protección oficial al año, responsabilidad que estará a cargo de un nuevo ministerio que llevará el nombre de Departamento de la Vivienda.
De alguna manera, con Corbyn al frente, en la sede laborista se da por hecho la estrepitosa derrota el próximo mes. Según los sondeos, los «tories» de Theresa May sacan hasta 20 puntos de ventaja, y con todo perdido, la estrategia ahora es dejarle hacer para luego responsabilizarle del fracaso.
Cierto es que Corbyn siempre se ha mostrado fiel a sus ideales. Pero con este manifiesto se aleja mucho más del voto del centro y también del tradicional laborista euroescéptico, ya que, de cara a las negociaciones del Brexit, el veterano político se niega a poner coto a la inmigración, una de las razones principales por las que los británicos apostaron por el divorcio con la UE. El líder de la oposición promete un nuevo sistema de visas y permisos de trabajo, pero durante toda su intervención alabó la aportación de los inmigrantes a la sociedad británica y reiteró que ofrece un «programa de esperanza» y de «oportunidades para todos» frente a la campaña «basada en el miedo» que abandera la líder de los «tories».
Corbyn aseguró que sólo su formación negociará un acuerdo con Bruselas que «preserve los empleos» y que dé prioridad al acceso del país al mercado único y la unión aduanera. Asimismo, aseguró que un Gobierno laborista «garantizaría inmediatamente» los derechos de los ciudadanos expatriados de la UE que residen en Reino Unido, una de las prioridades que se han marcado el resto de estados miembros una vez comiencen las conversaciones. El Partido Conservador, que mañana presentará su programa, calificó el manifiesto laborista de «sinsentido» y apostilló que «las cuentas no salen».
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