Terrorismo
En Washington, los fines de semana son para matar terroristas
El que fuera subdirector de la CIA Michael Morell entre 2010 y 2013 explica en su recién publicadas memorias que las principales operaciones antiterroristas de su carrera ocurrieron mientras se encontraba en momentos familiares o con amigos en fin de semana.
En su libro “The Great War of Our Time”, Morell detalla los mecanismos que llevan a los miembros de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), del Pentágono, del Departamento de Estado y la Casa Blanca a plantear al presidente la decisión de matar o capturar a un terrorista.
Por lo general, aquellas operaciones en las que el objetivo es capturar, y el terrorista está localizado, parecen reservarse al fin de semana, cuando Washington detiene su rutina de eventos, conferencias y reuniones para sustituirla por las cervezas, los “brunch” o el béisbol.
Así ocurrió este mes con la operación que mató al líder de Al Qaeda en Yemen, Nasir al-Wuhayshi, y la que quiso acabar, aparentemente sin éxito, con el jefe de Al Qaeda en el Magreb, Mokhtar Belmokhtar.
También en fin de semana se llevó a cabo la operación de las fuerzas especiales en Siria que resultó con la muerte de uno de los cabecillas del Estado Islámico (EI) Abu Sayyaf el pasado mayo.
La captura de Abu Anas al Libi un viernes de octubre de 2013 fue otro ejemplo del trabajo de fin de semana.
Al Libi, sospechoso de haber participado en los atentados de las embajadas estadounidenses en Nairobi y Dar es Salaam en agosto de 1998, fue sorprendido a la salida del primer rezo de la mañana en Trípoli por un grupo de fuerzas de élite de los Delta Force, que lo introdujeron en una furgoneta y los llevaron a un destructor en aguas internacionales para interrogarlo.
Sin embargo, la tarde de domingo más memorable fue la del 1 de mayo de 2011, en la que la plana mayor del Gobierno estadounidense se reunió en la famosa “Situation Room” de la Casa Blanca para seguir la misión que acabó dando muerte al terrorista más buscado: el líder de Al Qaeda, Osama bin Laden.
En esas reuniones, asesores, abogados y los jefes de Inteligencia y Defensa se concentran frente a las imágenes satélite en vivo de la que han dado en llamar “Kill TV” para observar operaciones como ataques con drones contra objetivos bien definidos y las misiones de operaciones especiales con la intención de interrogar terroristas.
Morell cuenta en su libro como se gestó la operación contra Bin Laden en Abbottabad (Pakistán) y como sus planes de fin de semana para ver un partido de hockey se trastocaron por una misión histórica. Efe
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