Violencia racista
Fantasmas de la historia: Racismo y Violencia Policial en los Estados Unidos
Escribo hoy desde Farmington, New Mexico. En los últimos días he estado viajando a través de Texas y Nuevo México de regreso a Oregón. Cada noche me detengo en algún hotel en el camino. Y en cada desayuno enfrento junto a otros comensales los televisores que repiten sin cesar noticias que nos dejan silenciosos y temorosos de hablar sin saber cómo otros responden ante los debates sobre discriminación racial, brutalidad policíaca y control de armas en los Estados Unidos.
El jueves por la mañana vi la noticia sobre la muerte de Philando Castille en Minnessotta a manos de la policía conciente de las noticias sobre Alton Sterling en Lousiana. En la noche del jueves nos enteramos que la ciudad de Austin estaba en estado de alerta porque una protesta contra la violencia policíaca en Dallas, Texas se transformó en una balacera. Micah Xavier Johnson, un veterano que había servido en Afghanistan, atacó a miembros de la policía citando las recientes muertes de Castille y Sterling. Este incidente ha provocado respuestas de todos los sectores políticos exigiendo cambios que reduzcan las muertes de minorías raciales a manos de la policía o reclamando más protección para miembros de la policía. Tensiones raciales que caracterizan la fábrica social del país se han hecho claramente visibles al nivel nacional e internacional. Y muchos se preguntan si este momento traerá consigo una división irreparable dentro de los Estados Unidos.
Ante esa pregunta lo que queda claro es que no nos encontramos ante nuevas realidades. Este viaje me ha recordado tanto sobre el nivel de temor con el que vivimos poblaciones afrodescendientes, migrantes y otras minorías raciales en los Estados Unidos. En cada estado he observado cómo la policía actúa en la carretera, esperando no ser detenida o ser víctima de un ataque racista por cualquier persona, neo-nazis o miembros del KKK; eligiendo dónde detenernos con cuidado. Se supone que somos iguales ante la ley pero ante la ley algunos cuerpos son automáticamente definidos como criminales. Prácticas de racial profiling-de identificación racial-sancionadas por la policía y organismos de seguridad nacional nos convierten en posibles criminales aun cuando hemos sido víctimas de un acto violento; las estadísticas de la policía misma no mienten. Y es así que vemos un proceso de deshumanización que explica la muerte de tantos a manos de la policía. Pero estas no son noticias nuevas en comunidades minoritarias. Es sólo visible para otros ahora.
No es sorprendente que este roadtrip se convierte en una reflexión sobre la posibilidad de vivir o morir enfrentado la historia de violencia racial de los E.U. Si no reconocemos la historia de la esclavitud, del desplazamiento de comunidades indígenas, de explotación de mano de obra asiática y latinoamericana que muchos tratan de minimizar, los fantasmas de esa historia seguirán resurgiendo para reclamar justicia y respeto por la dignidad humana de todos.
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