Represión en Venezuela
Henry Ramos: «O buscamos otras salidas en Venezuela o habrá colapso y guerra civil»
El presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela afirma que el Parlamento va a esperar «el momento justo» y a optar por la vía «menos traumática» para desalojar del poder a Maduro.
Tras 26 años en el hemiciclo, el ahora presidente de la Asamblea Nacional (AN) venezolana, Henry Ramos Allup, se ha erigido como el «líder de la oposición». Su discurso directo y algunos de sus gestos han generado el recelo entre las propias filas opositoras más moderadas. «Yo no me desbalanceo con los grititos, tengo kilometraje», espetó desde su asiento en la tribuna para acallar a la bancada oficialista en uno de sus primeros rifirrafes. Su actitud es la de enfrentarse a la resistencia del chavismo con un objetivo claro: tumbar al Gobierno de Nicolás Maduro en los próximos meses, la única manera, dice Allup, de superar la crisis económica que sufre el país.
–Tras el veto al decreto de emergencia por parte de la Asamblea, ¿esperan alguna otra maniobra del Gobierno?
–Es posible que frente a todas las decisiones del poder Legislativo tengamos algún obstáculo, bien por la burocracia judicial, puede que por la burocracia del Ejecutivo, pero iremos resolviendo sobre la marcha. Entre nosotros no nos hacemos ninguna ilusión. Nosotros sabíamos desde el primer momento que el Ejecutivo no se iba a resignar nada más y nada menos que a perder el control del poder judicial que habían tenido como un altavoz del Ejecutivo durante 17 años.
–¿Cree que el decreto de emergencia ha sido una estrategia del presidente Nicolás Maduro para compartir el coste político de la crisis?
–Sin duda. La pelota envenenada: aquí está el paquete de medidas que habría podido aprobar sin necesidad de un decreto, pero las meto en un decreto para que tú me las apruebes y así tú compartes conmigo el coste de las medidas. Y si no me lo apruebas, tú eres el culpable de la crisis. Ése es el planteamiento del Gobierno, pero nosotros no somos tan lerdos para no darnos cuenta de eso.
–Conscientes de ello, ¿la oposición está pensando en tender puentes?
–O tratamos de buscar salidas para esto, que es insoportable, o simplemente dejas que la dinámica tome su propia inercia: reventón, crisis, colapso, guerra civil, etc. A mí me parece que eso es indeseable. Pero cuando digo diálogo no es imposición de una parte sobre la otra para que acate decisiones. Por eso ha sido tan importante la comisión de la AN para debatir el decreto.
–El presidente Nicolás Maduro vaticinó un conflicto de poderes si no se acepta el decreto...
–El presidente de la República puede anunciar la guerra mundial, pero el presidente de la República no nos va a dictar una conducta para acatar. Si como resultado del trabajo de esa comisión hay que aprobar, desaprobar o modificar, éso será según nuestro criterio. Que no venga tampoco el Ejecutivo con este decreto de emergencia porque la crisis no se presentó hace 15 días, la crisis tiene varios años y el Gobierno la estuvo negando frenéticamente, rabiosamente, cuando todo el mundo sentía y padecía la crisis en el estómago y en el bolsillo. ¿Va a decir el presidente que si no se aprueba el decreto se provocará un colapso? Maduro estuvo con leyes habilitantes durante años y lo que proponía en ese decreto es más de lo mismo.
–¿Cuál es la propuesta de la plataforma Mesa de la Unidad Democrática (MUD) para resolver la crisis?
–La respuesta no es de Perogrullo, pero es sencillísima: hacer y proponer las cosas totalmente distintas a como las hizo este Gobierno durante 17 años. Ha sido una política de controles, de un Estado metomentodo, que confisca y expropia, que se mete a realizar actividades para cuyo desempeño no está naturalmente preparado. Entonces hay que hacer las cosas distintas. ¿En qué país del mundo el Estado vende pollos, huevos y hierbas en los mercados? ¿En qué país del mundo a alguien se le ocurre que la empresa petrolera debe distribuir y vender alimentos o entrenar a atletas?
–Ante esas enormes diferencias, ¿cree, por tanto, que el Gobierno va a ejecutar las medidas que apruebe la Asamblea?
–No creo, la verdad. Nosotros aprobaremos nuestras leyes, y el Ejecutivo seguirá diciendo que esta ley toca algún pensamiento del comandante eterno o algún principio sacro de la Revolución. Ellos no van a rectificar. Es mi impresión.
–Entonces, ¿qué salida política hay a esta crisis para evitar la parálisis económica?
–Yo creo que hay que cambiar de Gobierno, porque este Gobierno no va a rectificar. Yo creo, y no tengo la menor duda, que mientras este Gobierno siga la crisis va a empeorar. Salir de la crisis pasa por cambiar de Gobierno. Y lo digo sin mala intención, de verdad, es mi convicción. ¿17 años no son suficientes?
–¿Han estudiado las vías constitucionales para lograr la destitución de Maduro, como anunció, en seis meses?
–Quiero dejar claro que eso no fue una idea mía. Uno de los compromisos que nosotros asumimos fue que todos los factores de la oposición que estamos en la Mesa suscribimos el 23 de julio de 2015 un documento en uno de cuyos párrafos nos comprometemos a buscar una salida a este Gobierno mediante una solución pacífica y democrática, y ésa es la vía de la Constitución. Vamos a esperar en el justo momento para ver cuál es la vía más fiable, la menos costosa y traumática desde el punto de vista político.
–Ante ese proceso de transición, ¿considera que su discurso contribuye a la reconciliación nacional? Algunos moderados opinan que es demasiado agresivo.
–Los sondeos que se hicieron, cuatro distintos, tras los discursos en la Memoria y Cuentas dieron algo así como el 87,5% de respaldo a lo que dije. Se supone que lo que dije la gente lo apreció como verdadero, porque, además, no dije nada que se me ocurriera, sino algo que traducía exactamente lo que la gente está pensando. Por eso caló el discurso.
–¿Eso contribuye a la crispación? –No. Lo que contribuye a la crispación es el silencio, decir la verdad nunca es malo para el entendimiento. ¿Y eso no es lo que busca el presidente? Diálogo tendrá, pero no será silencioso. Diálogo no es que usted diga y yo me manifieste, casi que me cuadre militarmente. No se equivoque. Si ése es el diálogo que él quiere, que no lo venga a buscar aquí, porque aquí no lo va a tener.
–¿Y se arrepiente por las formas que empleó al ordenar la retirada de la iconografía chavista de la Asamblea Nacional?
–En política la simbología cuenta mucho. Si la Revolución tiene su simbología, la democracia también tiene la suya. Hasta que ellos llegaron aquí, ningún jefe del Ejecutivo se atrevió a poner un retrato suyo en un congreso. El abuso no fue sacar los retratos, sino meterlos. Yo lo que hice fue repasar un retrato. ¿Qué van a hablar del respeto al Libertador, quien tiene en la moneda venezolana el retrato del Libertador y el billete vale poco menos que basura? La cara del Libertador aparece en un billete en el que el papel, la tinta y el costo de impresión valen más que el poder adquisitivo del billete. Otra advertencia: los pendones gigantescos con la imagen de Chávez y de Maduro los sacaron los propios trabajadores sin darles yo ninguna orden. Los arrancaron, además, muertos de risa, aplaudían. La orden que yo di fue la de sacar la imagen de Chávez y de Maduro, que se emparejaban a la de Bolívar. Si cien veces me toca hacerlo, cien veces lo voy a hacer y ésa es una decisión personal mía, no fue una decisión de la Cámara.
–La oposición prometió que su primera medida sería la Ley de Amnistía para liberar a los presos políticos. ¿Se han encontrado más trabas de lo previsto para su elaboración?
–De momento no hay trabas del Ejecutivo porque eso está en nuestra propia instancia. Lo que sucede es que hay varios proyectos en los que están trabajando los diferentes sectores implicados en la ley. Poco a poco se está afinando el texto. En Venezuela hay presos políticos, y eso lo dije en voz alta frente al presidente. Como el caso de Leopoldo López, donde el propio fiscal reconoció que era un proceso totalmente contaminado, donde no se le permitieron presentar pruebas a la defensa. En fin, tú puedes imputar lo que sea, pero ése es un procedimiento no fiable porque no fue un verdadero proceso judicial sino una especie de paredón de fusilamiento judicial.
–¿Puede la Asamblea Nacional emprender acciones para restaurar relaciones con otros países, como EE UU o Argentina?
–La política exterior, como la Hacienda pública, la maneja el presidente. Nosotros podemos suscribir tratados, podemos negar la designación de embajadores... Fíjese en una cosa muy curiosa: el Gobierno de Chávez trató de buscar aliados a punta de petrodólares y vea el resultado. Todos esos aliados, en el caso de los países caribeños, votaron a favor de Guyana en el referéndum histórico. Y otra cosa paradójica: mientras nosotros hemos financiado a todos esos países, ellos tienen crecimiento económico y tasa de inflación moderada: Bolivia, Ecuador, Nicaragua...El único país que da sus dólares, que no tiene para curar, comer o importar, somos nosotros. Aquéllos crecen con nuestra plata y nosotros con nuestra plata decrecemos y no tenemos.
–¿Qué dificultades se ha encontrado la oposición para elaborar propuestas económicas?
–Falta de datos. Las cifras son aproximadas. Las hemos conocido más recurriendo a la información internacional que a los organismos estatales. Tú no puedes pronunciarte sobre el acierto de una medida si no puedes basarte en datos reales, porque no puedes apoyarte sobre datos hipotéticos. Es el único país del mundo donde no hay cifras. Aquí el diálogo es noticia porque en 17 años no ha habido diálogo. Pero en cualquier democracia hay intercambio de opiniones. Aquí es la primera vez en 17 años que un presidente da un mensaje y un presidente del Parlamento le contesta, en vivo y en directo.
–¿Cómo avanza el asunto de los tres diputados opositores impugnados? ¿Cree que el Gobierno rectificará?
–Tenemos esperanza en que levanten la medida cautelar o que la sentencia definitiva reponga a esos diputados. No se nos escapa que en esa sala, dos de los tres magistrados fueron electos de forma exprés el 23 de diciembre violando todas las leyes. Pero si ordenan repetir la votación, vamos a ganar por más votos de los que obtuvimos en diciembre.
–Algunos le han acusado de buscar la destitución de Maduro para poder ser usted presidente de la República...
–Si hay una transición porque el presidente se muere o renuncia, o lo enjuician y lo destituyen, el presidente de la República no es el presidente del Parlamento, sino el vicepresidente.
–¿Hay temor en la oposición de que la crisis institucional derive en una parálisis económica?
–Si hay parálisis de la economía y la economía sigue desbaratándose, padecemos todos. ¿Quién puede querer que haya colas como las que hay? Claro que hay temor frente a la crisis. Lamentablemente nosotros no podemos resolver la crisis, porque nosotros no somos el poder Ejecutivo.
–Una de las promesas electorales de la oposición era «acompañar a los venezolanos en esta crisis». ¿Cuál es ahora su mensaje?
–El mensaje es que nosotros como poder autónomo vamos a cumplir con nuestras labores constitucionales (legislar, debatir y controlar). Ojalá pudiéramos manejar la Hacienda pública nacional; la manejaríamos de forma distinta. Si usted me pregunta cuántos ministerios hay en Venezuela yo creo que ni Maduro sabe los que hay. Aquí los funcionarios se acuestan trabajando para un ministerio y se levantan trabajando para otro, porque le cambiaron el nombre, lo refundieron... Esto es un caos administrativo total. Las funciones ministeriales están yuxtapuestas, sobreexpuestas, duplicadas. Esto es un verdadero desorden y ésas son las finanzas del país. Y eso es lo que está pasando con la emisión de moneda, el circulante, una verdadera tragedia. ¿Qué ha ocurrido con todas las expropiaciones y confiscaciones arbitrarias y caprichosas que ha hecho el Gobierno estos años? Que el Gobierno se dedique primero a hacer un inventario de las empresas ocupadas a cualquier título para que vean en qué situación están. Ninguna produce nada. En las empresas de Guayana, ahí estaba el 40% del ahorro nacional de años. Vaya a ver las empresas de Guayana ahora, son una ruina total. La siderúrgica no produce cabillas (barras metálicas). Las empresas de aluminio son poco menos que chatarra. En Guayana producir una tonelada de alúmina cuesta 2.000 dólares, y en el mercado internacional se cotiza a 200. Con esta administración ruinosa del chavismo perdemos 1.800 dólares. Más vale no producir, es más barato. Todas las empresas de cemento del país están ocupadas por el Gobierno y mire la producción cementera, quebrada. Importamos todo. Venezuela importa el 70% de lo que consume. Productos como arroz y café, que antes exportábamos, ahora los importamos.
–¿Está dispuesta la oposición en la Asamblea a aprobar créditos adicionales al Ejecutivo para ejecutar algunas medidas?
–¿Créditos adicionales sobre fondos imaginarios? Si el Gobierno certifica que hay fondos, se le aprobarán los créditos, pero lo primero que hace el Parlamento es estudiar la certidumbre de los recursos.
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