Venezuela
Jesús «Chúo» Torrealba: «Sin la calle activada no habrá cambio político»
Jesús «Chúo» Torrealba / Secretario ejecutivo de la MUD. «La ilegalización de los partidos es una amenaza muy cierta», alerta el opositor
«La ilegalización de los partidos es una amenaza muy cierta», alerta el opositor
Jesús “Chúo” Torrealba, secretario ejecutivo de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), no descarta abandonar el cargo en los próximos días como parte del proceso de renovación de la plataforma opositora venezolana. Torrealba está en el punto de mira del ex candidato presidente Henrique Capriles, quien le acusa de no ser capaz de construir consensos. En esta entrevista telefónica, reconoce que en 2016 no se cumplieron las expectativas de muchos venezolanos y, por eso, pide establecer un programa de Gobierno claro para los ciudadanos al mismo tiempo que pide mantener “una calle activada”.
-¿Cuál fue el gran fallo de la oposición en 2016?
-En 2016, la MUD básicamente se concentró en promover mecanismos constitucionales para quitar a Maduro del cargo y promover la convocatoria de elecciones, pero nunca se le dijo al país qué iba a ocurrir después ni cuál es el proyecto de Gobierno que hay detrás. Para mí, la estrategia de poder pasa por activar la calle, lograr la reapertura de la ruta electoral, fijar un proyecto de país y tener un Gobierno de unidad nacional. Pero eso no se manejó en 2016 y quizá fue esa la causa de que no se hayan satisfecho las expectativas.
-¿Falta liderazgo político y más ambición en la oposición venezolana?
-Después de vivir la realidad de un proyecto autoritario durante una generación completa, no creo que la oposición de Venezuela necesite un liderazgo carismático y fuerte, no le hace falta parecerse al chavismo. Por el contrario, le hace falta partidos cada vez más fuertes y una dirección colectiva cada vez más congruente.
-¿Qué le falta a la Mesa de la Unidad para derrotar al Gobierno en las urnas?
-La oposición ahora es alternativa de poder. Sin embargo, durante 2016 se desarrollaron expectativas de cambio que no fueron satisfechas, lo cual nos obliga a hacer una revisión como respuesta ética a la crisis que vive el país, en un contexto donde el Gobierno ha secuestrado el referéndum revocatorio. Todo eso genera una situación que exige una renovación que debe orientarse en tres ejes. La MUD tiene que definir claramente cuál es el proyecto de gobierno de unidad nacional para sustituir la hegemonía decadente que representa Maduro. Si tenemos claro cuál es nuestro modelo, bajará el dramatismo del natural apetito de los partidos y de los proyectos y agendas particulares. También hace falta el fortalecimiento de los partidos políticos, que han quedado muy debilitados, al igual que la sociedad civil. Y tercero, es fundamental la construcción de una solida alianza entre liderazgo político y sociedad civil.
-¿Usted va a continuar como secretario ejecutivo de la MUD??
-Yo estoy aquí porque los partidos me pidieron en 2014 que les ayudase a solventar una crisis, que luego fue conjurada. Ahora tenemos que tomar en consenso las opciones que permitan señalar un nuevo rumbo de éxito para la Unidad Democrática. Nosotros podemos escoger hoy entre perder unidos -como perdimos en 2014- o ganar unidos, como ganamos en 2015. Esos son los dos modelos de gestión entre los que hay que elegir. Recuerde que yo no soy militante de ningún partido ni soy candidato a nada, soy un ciudadano activo consciente de la crisis de mi país. Retornar a mi ejercicio de activista social y comunicador popular es lo más natural del mundo. Los únicos rostros inamovibles de la Mesa de la Unidad son los rostros de los dirigentes de los partidos. Además, en la MUD no hay resistencia al cambio de nadie. De lo que se trata es de construir los consensos políticos que permitan asegurar que el cambio no es simplemente cosmético sino de fondo.
-¿Hay que volver a las protestas en las calles para exigir elecciones?
-Por supuesto. Sin calle activada no habrá cambio político en Venezuela. En este momento no es necesario llamar al pueblo a la calle porque el pueblo ya está en la calle, indignado. En Venezuela hay decenas de protestas diarias. De lo que se trata es que el liderazgo política dé una orientación desde el punto de vista político, hay que transformar esas protestas tratando de que al final se focalicen en una misma consigna exigiendo elecciones. Hay quien piensa que la lucha de calle se circunscribe a la movilización o a las acciones de vanguardia, pero hay un calle social donde está la mayoría de los venezolanos exigiendo comida y medicinas. No podemos poner al pueblo a que elija entre buscar comida o protestar, porque si lo hacemos al final el pueblo elige comer.
-Ustedes denuncian que el Gobierno quiere acabar con los partidos políticos en Venezuela. ¿Cree que lo conseguirá?
-Forma parte de la degeneración del régimen. Quieren ilegalizar a los partidos mediante un proceso fraudulento. Es una amenaza muy cierta. También quieren que la tarjeta de la MUD sea inhabilitada mediante un subterfugio judicial. Eso nos llevaría a un escenario electoral similar al de Nicaragua, a unas elecciones sin rivales. Hace unos meses, interlocutores extranjeros decían que eso era imposible y que formaba parte de la paranoia de la oposición venezolana. Pero so hoy es una realidad.
-¿Fue un error sentarse a dialogar con el Gobierno?
-La experiencia de diálogo con el Gobierno y la oposición vivida entre el 30 de octubre y el 6 de diciembre fue infructuosa y frustrante. Por tres motivos. En primer lugar, por los incumplimientos del Gobierno. En segundo lugar, el diálogo estuvo mal planteado al no contar con mecanismos de verificación. Y en tercer lugar, tenemos que asumir de forma autocrítica, la oposición participó sin tener identificados cuáles eran los objetivos.
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