Irán
La ceguera de los Saud
Cuando surgieron las primaveras árabes, pocos prestaron atención a Arabia Saudí. Sin embargo, tras el levantamiento en Bahréin en 2011, estalló uno similar y predominantemente chií en la provincia oriental del reino Saud. Los manifestantes pusieron sobre la mesa la discriminación en la contratación, la distribución de beneficios, las malas condiciones económicas o la reforma democrática. El régimen reprimió las protestas con fuerza. Nimr al Nimr abogó entonces públicamente por la resistencia pacífica, mientras se producían campañas violentas contra el Gobierno también. Mientras, Arabia Saudí dio la espalda a esta problemática diciendo que todo era obra de Irán y que los manifestantes era peones de los ayatolás.
Ahora, la ejecución de Nimr aumentará la violencia entre el Gobierno y los pequeños grupos armados que operan en la provincia oriental. Es imposible predecir el camino que seguirá la situación actual. En Siria o Libia condujeron al descontrol, mientras que, por ejemplo, en Argelia se aplacaron las protestas. Lo que está claro es que la violencia aumentará aunque es poco probable que derive en una situación crítica como la de Yemen, Siria o Libia, ya que, después de todo, los chiíes sólo representan el 10-15% de la población saudí y se concentran principalmente en dos regiones.
Mientras, Arabia Saudí e Irán continuarán su guerra por el control regional, especialmente en Siria, Yemen y Barhéin. La violencia en estos frentes escalará en los próximos meses, ya que Riad busca mantener el status quo, y defiende que está involucrada en una lucha existencial contra Irán. Por su parte, desde Teherán se busca lo contrario: alterar el status quo en beneficio geoestratégico propio. Por tanto, sería sorprendente que Irán no intentase explotar la ira popular actual entre los chiíes en toda la región para tal fin y alentar protestas en otros lugares.
*Autor de «El nuevo Oriente Medio» y profesor en UCLA
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