El Cairo
Matanza en una catedral de Egipto
Al menos 25 muertos y 49 heridos al estallar una bomba en un templo copto de El Cairo mientras se oficiaba una misa.
Al menos 25 muertos y 49 heridos al estallar una bomba en un templo copto de El Cairo mientras se oficiaba una misa.
Decenas de feligreses asistían a las diez de la mañana de ayer a la misa dominical oficiada en la iglesia copta de San Pedro y San Pablo en el barrio cairota de Abbasiya, cuando un artefacto hizo explosión en el recinto provocando la muerte de 25 personas. Al menos otros 49 de los congregados resultaron heridos, algunos de ellos de gravedad, según el ministro de Sanidad, Ahmed Emad. Fue una detonación brutal, más si cabe por lo inesperado para un día de fiesta para los cristianos. Las Fuerzas de Seguridad acordonaron en unos minutos los accesos al templo, situado en los aledaños de la catedral de San Marcos, sede de la oficina del patriarca de la iglesia copta, Tawadros II, quien suspendió su visita a Grecia tras conocer la noticia. Imágenes publicadas en la prensa local y en las redes sociales mostraban los cuantiosos daños materiales ocasionados en el interior de la iglesia y los rastros de sangre que daban cuenta de la matanza. El explosivo fue colocado en una zona ocupada fundamentalmente por mujeres y entre los muertos se encuentran también varios niños. Ningún grupo había reivindicado la acción, en la que los terroristas emplearon una bomba que contenía en torno a doce kilos de TNT, según fuentes de seguridad.
La agencia estatal de noticias MENA indicó en un primer momento que el artefacto había sido lanzado al interior del templo, que se hallaba custodiado por la Policía, pero diversas fuentes apuntaron después que fue una mujer la que habría detonado la bomba tras burlar los controles portando la dinamita en su bolso. «La explosión sacudió el lugar. El polvo cubría la entrada y comencé a buscar la salida, aunque no podía ver nada. Conseguí escapar en medio de los gritos. Había mucha gente tirada en el suelo», declaró a Reuters uno de los feligreses. «¡Matadlos! ¡Matad a los terroristas! ¿A qué estáis esperando? ¿Por qué les permitís que dejen bombas en nuestros hogares», clamaba una mujer en los aledaños.
Una vez informado de lo sucedido, el presidente egipcio, el ex jefe de las Fuerzas Armadas Abdel Fatah el Sisi, proclamó tres días de luto en el país. «El dolor que sienten los egipcios no será en vano, sino que dará lugar a la decisión intransigente de cazar y llevar a juicio a quienes hayan ayudado a acometer, mediante la incitación, la facilitación, la participación o la ejecución de este crimen atroz», declaró el jefe del Estado.
Centenares de manifestantes, que se sumaron a una concentración en el lugar de los hechos, pidieron su dimisión junto con la renuncia del ministro del Interior, Magdy Abdelgafar, por considerarlos responsables de un flagrante fallo de seguridad. Los manifestantes, que después protagonizaron enfrentamientos con efectivos de la Policía, corearon eslóganes contra el Gobierno. Ya con la caída del sol numerosos fieles se reunieron con velas para rezar por las víctimas, que recibirán sepultura durante la jornada de hoy.
Acólitos del Estado Islámico celebraron el ataque en las redes sociales, mientras grupos islamistas locales, incluidos los ilegalizados Hermanos Musulmanes, condenaron la explosión. «El derramamiento de sangre de todos los egipcios está prohibido por el islam, ya sean musulmanes o cristianos, sobre todo si éstos estaban rezando o desarmados», precisó la hermandad perseguida por el régimen en un comunicado en el que advirtió de que los cristianos en Egipto están siendo utilizados por el Ejecutivo de Al Sisi como «combustible para alimentar el miedo, especialmente a una guerra sectaria». Al Azhar, la principal institución del islam suní, también condenó la masacre y llamó a la unidad de todos los egipcios, independientemente de la fe que profesen.
La masacre de ayer dejó en estado de «shock» a la minoría copta, que representa alrededor de un 10% de las 82 millones de personas que habitan en el país de los faraones. Ha sido el atentado más cruento contra los cristianos en Egipto desde el registrado en una iglesia en la ciudad costera de Alejandría en el Año Nuevo de 2011. Si bien la mayor parte de los ataques terroristas de los últimos años han sido dirigidos contra miembros de la Policía y el Ejército, el sur del país ha sido testigo de un aumento reciente de ataques sectarios. Desde el golpe de Estado de 2013, que forzó la caída del presidente islamista Mohamed Mursi, se han producido decenas de enfrentamientos, muchos de ellos concentrados en la provincia de Minya.
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