Elecciones en Francia
Macron vs Le Pen: la pelea voto a voto contra la abstención
El candidato socio liberal amplía su ventaja sobre la dirigente de la extrema derecha en el cierre de campaña. Pero los «ni ni» de la política francesa amenazan con empañar la victoria de En Marcha con un aumento de la abstención respecto a la primera vuelta.
El candidato socio liberal amplía su ventaja sobre la dirigente de la extrema derecha en el cierre de campaña. Pero los «ni ni» de la política francesa amenazan con empañar la victoria de En Marcha con un aumento de la abstención respecto a la primera vuelta.
¿Y si el « presidente» de la República francesa fuera el voto blanco y la abstención? Mañana por la noche, los franceses conocerán el nombre del octavo presidente de la quinta República francesa, pero hay muchos tentados porque el elegido no lo sea con su voto. Los franceses son de naturaleza revolucionaria, y están molestos de las continuas llamadas a votar por Emmanuel Macron para hacer frente a la candidata de la extrema derecha. «Todos los que no quieras a la señora Le Pen, deben coger la papeleta de Emmanuel Macron, así de simple», anunció François Hollande sin dejar lugar a ninguna duda tras la cumbre de Bruselas el pasado 29 de abril. Pero lo que valió hace quince años para marcar un verdadero rechazo a Jean-Marie Le Pen, hoy podría ser inútil e incluso contraproductivo si se busca la derrota de su hija Marine.
Son 47 millones de electores convocados a las urnas. En la primera vuelta, 10,6 millones (22,23% de inscritos) no votaron o votaron en blanco, por desencanto o pereza; y en esta segunda vuelta, esa cifra podría aumentar. Los resultados del pasado 23 de abril mostraron que Francia está dividida en cinco partes más o menos iguales: los partidarios de Emmanuel Macron, de Marine Le Pen, de François Fillon, de Jean-Luc Mélenchon, y los abstencionistas. Todos ellos con programas muy diferentes, especialmente divididos entre los que apuestan por una Francia que encuentra sus fuerzas abierta al mundo, y los que piensan que esa fuerza la encontrarán protegiéndose del exterior con una importante intervención del Estado.
En la derecha, la mayoría de los dirigentes se han pronunciado por un voto por Emmanuel Macron para frenar una victoria del Frente Nacional, pero no ha habido una consigna general, y sobre todo no quieren hacer campaña por él porque tienen a la vista las elecciones legislativas, en las que esperan recuperar al menos parte del terreno perdido. Los electores de François Fillon se muestran menos tajantes sobre la que decidirán que tomarán mañana domingo, aunque el debate entre los dos candidatos este miércoles, ha dejado claro a una buena parte que su voto no será para Marine Le Pen porque «no tiene la dimensión presidencial». Lo que no saben es si votarán por Macron o optarán por el voto en blanco. Según un último sondeo para Le Point, 54% del electorado conservador votará por el antiguo ministro de Economía de François Hollande, 21% por Le Pen y un 25% dudan todavía.
En la izquierda, los electores de Benoît Hamon, el candidato del Partido Socialista, no tienen ninguna duda sobre qué harán su voto, el 81% votará por Macron, y un 2% por Le Pen. En las filas del candidato de la Francia Insumisa, las cosas no están tan claras. Según este mismo sondeo, 47% de electores de Jean-Luc Mélenchon están dispuestos a votar por Macro. Además, un argumento que se extiende es el de que el auge de la extrema derecha es consecuencia directa de la aplicación de las políticas liberales que quiere implantar Emmanuel Macron.
En cualquier caso, si Emmanuel Macron gana, tal y como predicen los sondeos, pero con un elevado nivel de voto en blanco y abstención, su fuerza moral para aplicar las reformas que considera necesarias se verá mermada. Luego, todo dependerá de si dispone de una mayoría suficiente en la Asamblea para poder gobernar.
Ayer, en sus últimas horas de campaña, Emmanuel Macron aseguró que tiene en cabeza el nombre de su futuro primer ministro, aunque sigue negándose a revelar quién es. «Será a la imagen de los compromisos que ha adquirido y del retrato chino que he podido hacer», comentó en una entrevista en Europe 1, «es alguien con experiencia en el ámbito político, con competencias para dirigir una mayoría parlamentaria y para animar un colectivo gubernamental, que será profundamente renovado ». No se sabrá hasta que el traspaso de poderes haya tenido lugar.
Marine Le Pen, por su parte, tuvo un agitado fin de campaña. Había previsto una visita sorpresa a la catedral de Reims, donde los reyes de Francia eran consagrados, pero la sorpresa se la dio a ella un « comité de acogida », formado por militantes de En Marcha y la Francia Insumisa que la recibieron con abucheos y a gritos de «Marine devuelve el dinero», en referencia a las investigaciones judiciales abiertas sobre las sospechas de empleos ficticios en el Parlamento o la financiación de otras campañas electorales. Macron, sin embargo, acudió a Rodez para conversar con los electores y fue recibido entre besos y aplausos en una imagen claramente más presidencial.
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