Nicolás Maduro
Maduro recurre al Ejército para el reparto de comida
Refuerza el poder de los militares ante los continuos saqueos por la escasez y expropia una multinacional de productos de higiene
Refuerza el poder de los militares ante los continuos saqueos por la escasez y expropia una multinacional de productos de higiene
A la ya precaria situación financiera por la que atraviesa Venezuela, se suma una nueva traba en los movimientos económicos internacionales. El grupo bancario de Estados Unidos Citigroup decidió cerrar las cuentas del Banco Central de Venezuela y del principal banco estatal, el Banco de Venezuela. La información la dio a conocer el presidente Nicolás Maduro una vez que recibió la notificación, e inmediatamente denunció un «bloqueo financiero» y una «obsesión inquisidora» del Gobierno de Barack Obama en su contra.
Maduro aseguró que el Ejecutivo venezolano no tuvo derecho a réplica sobre la decisión de la entidad bancaria, que aseguró que en 30 días clausuraba las cuentas del Estado. Por su parte, Citigroup justificó su acción a través de un comunicado en el que dice que tomó la decisión tras una revisión periódica de gestión de riesgos. La respuesta de Maduro la explicó así: «Recibimos la comunicación del Citibank, con el cual pagamos todas las cuentas del país para las transacciones en EE UU y en el mundo. ¿Ustedes creen que nos van a detener activando un bloqueo financiero? ¡No, señores! A Venezuela no la detiene nadie», sentenció el presidente en Consejo de Ministros en el que anunció un nuevo plan de abastecimiento para paliar la escasez, que estaría dirigido por el titular de Defensa. Dicho plan supone militarizar la producción y distribución de alimentos en el país, que sufre una escasez galopante de alimentos y medicinas. Pese a que hay un vicepresidente ejecutivo, Aristóbulo Istúriz, y un vicepresidente económico, Miguel Pérez Abad, ahora la distribución de los alimentos básicos estará en manos de los militares, pues el ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, asumió las riendas del «Plan de Abastecimiento Soberano», como le llamó Maduro. Esto vendría a sustituir a los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (Clap), que fueron criticados por su discrecionalidad a la hora de repartir los alimentos, un sistema que generó saqueos en varias regiones. López aseguró que su trabajo no es el de militarizar el sistema de alimentos, sino de «disciplinarlo», buscando disminuir las mafias y que haya un eficiente reparto que no han logrado hasta ahora.
Horas antes, el Gobierno anunciaba la ocupación de la multinacional Kimberly Clark tras la decisión de la compañía estadounidense de dejar las operaciones en Venezuela por el deterioro de la economía. Kimberly Clark producía pañales, papel higiénico, toallas sanitarias y servilletas. La ocupación por parte de los trabajadores de las plantas de esta empresa se produce en un país donde también faltan productos como arroz, pasta, harina de maíz, harina de trigo, azúcar, café, leche en polvo y complementos de aseo personal como jabón, champú, acondicionador y cuchillas de afeitar.
En los últimos quince años de Gobierno chavista, el Estado ha expropiado al menos unas 1.500 empresas, muchas de ellas de alimentos e insumos, según el registro de la Federación de Cámaras y Asociaciones de Comercio y Producción de Venezuela. En todos los casos la promesa era la misma: poner a producir las fábricas. No obstante, al menos el 90% de las empresas que fueron expropiadas y ahora están en manos del Gobierno están inoperantes, según el registro de la Unión Nacional de Trabajadores (Unete).
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