Violencia racista

No debería ser una razón para no protestar

La Razón
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Al escuchar las noticias del ataque de francotiradores en Dallas, una conocida ha subrayado «cómo de rápido fue silenciada la manifestación por el caso de Eric Garner después de que dos oficiales fuesen asesinados». Estaba preocupada de que algo así sucediese ahora, justo cuando tantas personas se han mobilizado para protestar contra los homicidios de Alton Sterling y Philando Castile. No creo que las protestas vayan a ser silenciadas. Ha pasado demasiado desde que Eric Garner fuese asesinado hace ahora exactamente dos años, en julio de 2014. Principalmente, los homicidios de hombres y mujeres negros a manos de la policía no se han detenido en absoluto. Hasta ahora, sólo en la primera mitad de este año, 136 afroamericanos han sido asesinados. La conciencia pública se ha despertado no sólo por estos datos, sino que también por la creciente presencia y energía de #BlackLivesMatter—ahora tenemos un grito unitario en torno al cual podemos trazar líneas de solidaridad. Y es más que necesario, dado las maneras en las que el presunto candidato presidencial republicano Donald Trump ha alimentado las llamas del racismo y de la violencia en este país. Aunque ayer el «Washintong Post» reconociese el mérito a Trump por hacer lo que consideran una declaración comedida y razonable sobre Dallas, su reacción sólo muestra lo bajo que hemos caído cuando elogiamos a una figura política destacada por no ser abiertamente racista. Nuestras expectativas para nuestros líderes no deberían ser «no deberían ser unos racistas virulentos», sino que deberían pedir enérgicamente justicia para todos. El terrible tiroteo de Dallas no debe constituir lógica o moralmente una excusa para detener nuestra búsque de la justicia. Nuestros líderes tienen que actuar, y la única manera en la que lo harán será si la gente continua presionándoles para que lo hagan.

@palumboliu