OTAN

Putin abre una carrera armamentística

El presidente ruso, Vladimir Putin (centro), ofrece un discurso durante la inauguración del foro militar "Armada-2015"en el parque de las Fuerzas Armadas rusas en Moscú
El presidente ruso, Vladimir Putin (centro), ofrece un discurso durante la inauguración del foro militar "Armada-2015"en el parque de las Fuerzas Armadas rusas en Moscúlarazon

El presidente ruso, Vladímir Putin, advirtió hoy que si alguien amenaza la seguridad nacional de Rusia, Moscú no tendrá mas remedio que apuntar sus fuerzas contra los territorios de los que provenga la amenaza.

La tensión entre Rusia y Occidente del último año y medio alimentada por el conflicto en Ucrania tiene cada vez más ingredientes propios de la Guerra Fría, con la deriva ahora de la tensión diplomática en la carrera armamentística. «Se añadirán antes de final de año al arsenal nuclear más de 40 misiles balísticos capaces de superar los sistemas de defensa antimisiles técnicamente más avanzados», prometió ayer el presidente Putin, que no ofreció detalles sobre dónde se emplazarán esos misiles, que tienen un alcance mínimo de unos 5.500 kilómetros. Cabe recordar que Rusia y EE UU firmaron en 2009 el tratado de desarme nuclear START-III, por el que se daba oficialmente por concluida la Guerra Fría y las partes se comprometían a reducir en dos tercios el número de cabezas nucleares. Aquel convenio fue negociado y firmado no por Putin sino por Dimitri Medvedev, entonces en la Presidencia.

El anuncio de ayer no afecta estrictamente al número de cabezas, sino al de misiles de largo alcance capaces de portar ojivas nucleares. En los últimos años Rusia viene aumentado sistemáticamente el presupuesto de defensa, en un esfuerzo por modernizar el arsenal obsoleto de la URSS. Ni siquiera la crisis económica que atraviesa el país por la caída del precio del petróleo y las sanciones han detenido el programa de rearme, y Moscú destina este año 2015 el 4,2% de su PIB a gasto militar, unos 55.000 millones de euros. «La proporción de armamento moderno del Ejército alcanzará el 70% para 2020, y en algunos casos, el cien por cien», prometió el presidente en su discurso durante la apertura de la feria «Ejército 2015», que se celebra a las afueras de Moscú y en la que la industria nacional de defensa presenta sus novedades.

Horas después, el presidente ruso elevó el tono y advirtió de que «si alguien amenaza la seguridad nacional de Rusia, Moscú no tendrá más remedio que apuntar sus fuerzas contra los territorios de los que provenga la amenaza». Y puntualizó que «es la OTAN la que se acerca a las fronteras rusas y no al revés» durante una rueda de prensa conjunta con su colega finlandés, Sauli Niinistö. A pesar del veto occidental al armamento ruso, el país sigue siendo con diferencia el segundo mayor exportador del mundo, sólo por detrás de EE UU. Entre otras novedades técnicas, se desvelaron detalles sobre el futuro portaaviones ruso, el primero de la armada del país (330 metros de eslora y capacidad para 90 aviones), así como sobre los buques de asalto anfibio del proyecto Priboi, llamados a sustituir a los portahelicópteros Mistral que Francia se negó a entregar. Además, la corporación rusa UIMC anunció una novedosa arma microondas para derribar drones y misiles inteligentes en un radio de diez kilómetros.

El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, condenó el incremento ruso de misiles intercontinentales, anuncio que calificó de «farol» y «retórica inadmisible». «Este blandir de armas nucleares por parte de Moscú es infundado, desestabiliza y representa un peligro», dijo en una rueda de prensa con el presidente de la Comisión Europea. Stoltenberg asegura que el proceder de Rusia y su retórica son una de las principales razones del refuerzo de la OTAN: «Respondemos para seguir siendo en el futuro una alianza que contiene amenazas y protege a sus miembros». En su opinión, la actividad de la OTAN en su frontera oriental es «proporcional, defensiva y corresponde a compromisos internacionales», mientras que Rusia «es responsable de acciones agresivas, en particular, en Ucrania». También se refirió a los anuncios militares rusos Philip Breedlove, comandante supremo de la OTAN en Europa. «Las Fuerzas Armadas rusas se están reforzando y modernizando, y la Alianza debe demostrar su capacidad de disuasión. Europa se enfrenta a un nuevo y exigente entorno de seguridad con consecuencias en el largo plazo», advirtió ayer desde la base aérea lituana de Siauliai, donde están emplazados parte de los aviones que supervisan el espacio aéreo de la frontera oriental de la Alianza. Según ha apuntado, Moscú está tratando de «cambiar las reglas y los principios de la política internacional» que han sido los fundamentos de la seguridad europea desde hace décadas. Rusia, por su parte, califica de ficticios los argumentos de la Alianza, esa supuesta amenaza para los países limítrofes, y la acusa de tirar la primera piedra y empujar a una carrera armamentística que Moscú no desea. «Da la sensación de que nuestros colegas de los países de la OTAN nos están empujando a una carrera armamentística. Este tipo de información aparece cada vez con mayor frecuencia», respondió ayer el viceministro de defensa, Anatoli Antonov, preguntado por el posible despliegue de armamento pesado por parte de EE UU en el este de Europa.

«The New York Times» publicó el pasado fin de semana que Washington planea, «para contener la amenaza rusa», destinar más de 1.200 piezas de artillería en un país de la región (Polonia o los bálticos, presumiblemente), entre ellos 250 carros de combate M1A2 Abrams y vehículos de combate de infantería M2 Bradley, así como entre 3.000 y 5.000 efectivos. Además, la secretaria de la Fuerza Aérea norteamericana, Deborah James, anunció ayer que Washington se plantea emplazar también en el este de Europa cazas F-22 de quinta generación.

El analista Matthew Rojanski, director del Kennan Institute en Washingtonen Rusia, afirmó ayer a LA RAZÓN que «la renovación del arsenal nuclear ruso es parte de la apuesta de Moscú por modernizar sus Fuerzas Armadas, que han estado atrasadas durante años, pero también es una medida que le ayuda a Putin a justificar su argumento de Rusia como gran potencia».