Estados Unidos
Trump promete deportar o encarcelar a tres millones de inmigrantes con antecedentes
«Los vamos a sacar de nuestro país. Cuando la frontera sea segura y todo se normalice, tomaremos una decisión sobre esta gente terrible».
Elige al presidente del Comité Nacional Republicano, Reince Priebus, como su jefe de Gabinete para acercarse al partido.
El presidente electo de Estados Unidos, el republicano Donald Trump, sorprendió con una entrevista al diario «The Wall Street Journal» en la que rebajó sus duras críticas en contra del «Obamacare», la reforma sanitaria de Barack Obama). Mientras, sus consejeros hicieron lo mismo en política migratoria. Trump parecía desdecirse así de todos los comentarios incendiarios hechos durante la campaña electoral.
Sin embargo, ayer en una entrevista concedida al programa «60 minutos» de la cadena CBS, volvió el Trump de los mítines en relación a su mano dura respecto a inmigración. El magnate indicó que tiene previsto deportar a al menos tres millones de indocumentados. «Lo que vamos a hacer será coger a los criminales y a quienes tengan antecedentes, a los pandilleros o a los traficantes de drogas. Probablemente, vamos a echar o encarcelar a dos millones. Quizá, tres millones», explicó el presidente electo en su entrevista a la CBS sobre los inmigrantes irregulares en EE UU.
El hombre de negocios también abordó la cuestión del controvertido «muro» entre Estados Unidos y México, que advirtió que iba a pagar el país vecino. «No será sólo de ladrillos, sino que también se podrán utilizar cercas en algunos tramos, pero en ciertas áreas un muro es más apropiado», indicó el dirigente republicano de su gran promesa de campaña.
A pesar de sus duras palabras, en realidad, es el presidente Obama quien tiene el récord de deportaciones. Lo alcanzó durante el años 2013, cuando Estados Unidos deportó a 435.000 irregulares, entre ellos a 200.000 criminales.
Tampoco es nueva la idea que tiene Trump de levantar vallas en la frontera. Ya existen en varios tramos a lo largo de los de 3.300 kilómetros de la línea divisoria entre Estados Unidos y México, la más larga del mundo. En 2006, el entonces presidente George W. Bush empezó a levantar la construcción, que quiere llevar a cabo Trump, con el fin de evitar el tráfico de personas y drogas. En los espacios vacíos entre los mil kilómetros de estructuras construidas, hay dispuestas vallas virtuales con cámaras y sensores de movimiento. A esto, se une el despliegue de soldados de la Guardia Nacional, los equipos SWAT y los agentes de la patrulla fronteriza.
Según informó su equipo de transición, Trump eligió ayer al presidente del Comité Nacional Republicano, Reince Priebus, como futuro jefe de Gabinete. Su designación anticipa la intención del magnate de acercarse al «establishment» conservador de Washington, al que asedió de forma constante durante sus mítines de campaña. Priebus, gran defensor de la política de recortes de impuestos a los ricos, apoyó al magnate prácticamente desde el principio de su candidatura. Incluso, tuvo una gran pelea en verano con Paul Ryan debido a las reticencias del portavoz del Congreso a apoyar al magnate.
Mientras, desde el equipo de campaña de Trump, también se abordaron las manifestaciones en todo el país contra el presidente elector y el tipo de propuestas arriba citadas. La ex gerente de campaña de Trump Kellyanne Conway indicó que «depende de Clinton y Obama calmar a los manifestantes en contra de Trump». Hasta ahora, el presidente demócrata y la candidata demócrata sólo han pedido unidad en sus discursos después de que se conociese la victoria del aspirante republicano.
Sin embargo, los manifestantes, que se han echado a las calles tras el triunfo del hombre de negocios, han hecho caso omiso a los dos líderes demócratas. Durante el fin de semana, el caos estalló en Portland (Oregón), ciudad donde se han registrado las marchas más violentas de Estados Unidos. Allí volvieron a reproducirse los choques entre manifestantes y agentes de Policía. Incluso, agredieron a un equipo de periodistas de televisión. Con todo, han sido en Los Ángeles, con 2.000 personas, y en Nueva York, con 8.000, donde han tenido lugar las protestas más numerosas. La gran manifestación, no obstante, se espera el próximo 20 de enero, durante la toma de posesión de Trump. Entonces, está previsto que acudan más de 24.000 personas a protestar en contra del nuevo inquilino de la Casa Blanca.
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