Italia
5-XI-2015: una nueva era para el duque de Calabria
Un mes después de la muerte del Infante don Carlos, su hijo, el príncipe don Pedro, ha asumido la sucesión en los títulos y dignidades que su padre ostentaba. Se reunió con su familia y firmó dos documentos. En uno de ellos adopta los títulos de duque de Calabria y conde de Caserta y confirma que don Jaime de Borbón Dos Sicilias, que hasta ahora llevaba el título de duque de Capua, ostentará el de duque de Noto
El pasado día 5 de noviembre se cumplió un mes del fallecimiento del Infante don Carlos, duque de Calabria, conde de Caserta, jefe de la Real Casa de las Dos Sicilias, es decir, cabeza de la familia cuyos soberanos ocuparon el trono del Reino de las Dos Sicilias, con capital en Nápoles, hasta la unificación italiana. Desde aquel año de 1860, los Borbón Dos Sicilias han vivido su exilio de su viejo reino en diversos lugares de Europa –actualmente en España, país donde han nacido las últimas generaciones de la rama primogénita– manteniendo sus derechos a dicha corona, testimonio de su tradición y su historia.
El único hijo varón y sucesor del Infante don Carlos, el príncipe don Pedro de Borbón Dos Sicilias y Orleáns, ha guardado un mes de luto antes de proceder a asumir la sucesión en los títulos y dignidades que su padre ostentaba. Ese día 5 se reunió su familia y a los miembros del Consejo de Gobierno de la Sacra y Militar Orden Constantiniana de San Jorge en la casa donde don Carlos vivió en Madrid. Allí, don Pedro pronunció unas significativas palabras: «Quiero agradecer a mis padres el ejemplo que nos han dado y la educación que nos han inculcado. Un especial agradecimiento a mi padre, que en gloria esté, por la dignidad con la que ha sabido llevar su vida, la jefatura de su Casa, la dirección de nuestra Orden. Espero, en este futuro que comienza hoy, ser, con la ayuda de Dios, tan buen ejemplo para mis hijos como mi padre lo fue para mí. Quiero contar con vuestra ayuda para que nuestra querida Orden sea ejemplo de caballerosidad y de caridad para todos los que nos puedan necesitar, y asimismo quiero que sigamos manteniendo nuestros principios. Gracias a todos».
Luego, don Pedro firmó ante todos los presentes sendos documentos, ambos escritos en dos lenguas: español e italiano. Por el primero de ellos asume la sucesión de su padre adoptando a partir de ese momento los títulos de duque de Calabria y conde de Caserta, con tanta dignidad portados por el Infante don Carlos desde 1964, y confirmando que don Jaime de Borbón Dos Sicilias, hijo primogénito de don Pedro, que hasta ahora, y desde 2013, llevaba el título de duque de Capua, ostentará el de duque de Noto, llevado por su padre y abuelo hasta que asumieron el ducado de Calabria. El ducado de Capua revierte al Patrimonio de la Real Casa de las Dos Sicilias en la persona de su nuevo jefe. La nueva duquesa de Calabria es doña Sofía Landaluce y Melgarejo –bisnieta del V duque de San Fernando de Quiroga–, que ha tenido con su marido siete hijos. Don Pedro se convierte así en jefe de una de las ramas otrora reinantes de los Borbones. Este linaje reina en España y en el gran ducado de Luxemburgo, cuyos monarcas son Borbón Parma por varonía, aunque utilicen el «apellido dinástico» de Nassau. Los Borbón ocuparon también los tronos de Francia –de donde proceden–, Parma y, naturalmente, de las Dos Sicilias.
El segundo de los citados documentos versaba sobre la asunción del Gran Maestrazgo de la Sacra y Militar Orden Constantiniana de San Jorge, de la que don Pedro se convierte en XIIº Gran Maestre, es decir, jefe supremo de la misma. Esta antiquísima Orden de caballería religioso-castrense está ligada a la primogenitura farnesiana. Como es sabido, Carlos III de España, antes duque Carlos I de Parma y Rey Carlos VII de Nápoles y V de Sicilia, era hijo de Felipe V de España y de Isabel Farnesio, última de ese linaje ducal soberano, por lo que transmitió a su hijo los derechos al gran maestrazgo de esa Orden, pasados luego por Carlos III a la descendencia de su hijo Fernando, luego Rey Fernando IV de Nápoles, III de Sicilia y más tarde Fernando I de las Dos Sicilias. Esta transmisión fue confirmada por el Papa Clemente XIII el 19 de diciembre de 1763. Desde entonces permanece en los Borbón Dos Sicilias, por estricta primogenitura y varonía farnesiana hasta nuestros días.
La Orden tiene una vocación de servicio a la Iglesia, defensa de la Cruz y difusión de la Fe, realizando muchas labores en diversos países del mundo, otorgando becas para seminaristas sin recursos a fin de que puedan convertirse en sacerdotes, ayudando a diversas comunidades religiosas o realizando otras actividades caritativas y sociales de diversa índole. Sus miembros, caballeros, damas y eclesiásticos de todos los rangos –desde sacerdotes a cardenales–, están extendidos por España, Italia, Estados Unidos, Portugal, Francia, Inglaterra, Austria, Alemania, Luxemburgo, Liechtenstein, Argentina, Perú y México, entre otros países.
El próximo día 12 de noviembre tendrá lugar en el Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial un solemne funeral por el eterno descanso del Infante don Carlos, duque de Calabria. La estela de señorío, lealtad, discreción, modestia, laboriosidad, generosidad, y demás virtudes que adornaban a ese príncipe harán, estoy seguro, que a sus honras fúnebres acudan muchas personas en las que tan buen recuerdo dejó.
El nuevo duque de Calabria ha heredado de don Carlos de Borbón Dos Sicilias y doña Ana de Orléans, sus padres, no sólo el rango principesco sino el sentido de la responsabilidad y la laboriosidad. Ingeniero agrónomo, dirige una empresa fundada por él, dedicada a la gestión de propiedades rurales y a la organización de actividades cinegéticas que da trabajo a muchas personas. Me constan los esfuerzos y sacrificios que hace para sacar adelante su empresa y su familia, aumentada a siete hijos tras el nacimiento este año de la princesa María. La cercanía y afecto familiar mutuo con los Reyes Don Felipe VI y Don Juan Carlos, y la conciencia de su valía personal hicieron que el monarca emérito, cuando aún reinaba, le confiara la presidencia del Real Consejo de las Órdenes Militares, de Santiago, Calatrava, Alcántara y Montesa, que había ostentado su padre don Carlos, ocupándose así de las múltiples actividades que dichas corporaciones realizan en pro de los más necesitados.
Además, desde el año 2011, por delegación de su padre, dirigía ya la Orden Constantiniana de cuyos miembros y actividades ha estado siempre cerca, no sólo en España sino en otros países, como Italia y Portugal. A partir de ahora, como jefe de la Real Casa de las Dos Sicilias y como Gran Maestre de dicha Orden se volcará en llevar con dignidad, a imitación del Infante don Carlos, ambas responsabilidades.
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