Premios Goya
La educación y los rufianes
«Algo tan glamuroso como los Goya se convirtió en un panfleto político»
Sentir esta corrupción generalizada que ha convertido a nuestro país en una sala de audiencias donde se juzga a malversadores, ladrones y chorizos, desde Pujoles a Familia Real y diversos dirigente de autonomías, es bochornoso y desolador. Estos políticos egoístas, que como siempre dan la espalda al pueblo para conseguir sus intereses, me tienen desconcertada. Pero el que más me irrita es Rajoy, que a las pocas horas de prometer que la corrupción se ha terminado, permite que Rita Barberá se acoja al aforamiento, incluso en caso de disolución de la Cámara. Esto hace que al PP se le identifique aún más con la corrupción impune. También se me han terminado las calificaciones hacia esa patética, pero riquísima, familia catalana que ha saqueado las arcas públicas de la misma forma que Urdangarin y sus compinches. Tengo la sensación de que estamos cayendo en un agujero negro, ahora que se ha corroborado la teoría de Einstein sobre las ondas gravitacionales. Tal vez algún día encontremos la respuesta de quiénes somos y por qué estamos aquí, y sobre por qué los seres humanos seguimos matándonos y actuando con una crueldad, sectarismo, ineficacia y odio difícil de comprender en una sociedad civilizada y avanzada tecnológicamente, pero no humanamente. Parece que la corrupción sea consustancial a nuestra especie y que ningún partido pueda sobrevivir a esa pesquisa. Hasta Podemos está ya pringado de dinero de procedencia más que dudosa.
El sábado decidí quedarme en casa y, por primera vez, ver la entrega de los Goya de principio a fin, comentándola y haciendo bromas en Twitter. Algo tan glamuroso y superficial se convirtió en un panfleto político en el que siempre se insulta a los mismos y estos lo aguantan estoicamente. El galán gracioso del momento, Dani Rovira, me produjo vergüenza ajena por su vulgar forma de hablar, queriendo ridiculizar al ministro de Cultura, don Íñigo Méndez de Vigo, hombre de vasta cultura y exquisita educación que le contestó con una sonrisa demostrando que las buenas maneras en el trato con rufianes no siempre son comprendidas.
Harta de titiriteros de guiñol perversos, arrogancia insoportable, autonombrándose vicepresidente de Iglesias y todos los despropósitos que salen por la boquita de nuestros concejales y alcaldesas, me bajé a Sevilla, buscando la alegría y belleza que siempre encuentro en esa ciudad y en mis amigos .
Presenté un desfile benéfico para recaudar fondos para las obras sociales de la Hermandad del Rocío de La Macarena. Presidió el desfile la marquesa de Saltillo. Era íntima amiga de Cayetana de Alba y, a pesar de sus años, sigue siendo una señora elegantísima. Entre Cayetana y ella existía una sana competencia que generó leyendas urbanas muy simpáticas. De vuelta a Madrid participé en unamesa-coloquio, organizada por el doctor Amselem, en la que se debatía «Belleza: Presión u Opresión». Defendí que cuidarse y sentirse bien es algo que nos potencia y da seguridad, por lo tanto, aunque suponga un gran esfuerzo, merece la pena y nos recompensa cuando pasan los años y percibes que el deterioro lógico de la edad es menor. No hay mejor terapia para estar bello que una sonrisa, sentirnos queridos y vivir en armonía. La vida se pasa en un soplo y tenemos que enfrentarnos a ella con nuestra mejor cara para que no nos doblegue y si puede ser, de vez en cuando, con «morritos rojos»y stilettos. En mi próxima crónica les contaré un secreto...
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