Pedro Sánchez
Pedro Sánchez, a 10 kilómetros por hora dirección Moncloa
El líder del PSOE suele recorrer los kilómetros a buen ritmo mientras escucha La habitación roja y Los Planetas
«Las carreras de fondo son las que hacen triunfar en política». Así encara el líder del PSOE, Pedro Sánchez, los próximos meses marcados por la concurrencia a múltiples procesos electorales. Sánchez consiguió colocarse el pasado mes de julio en el cajón de salida en la carrera hacia La Moncloa, y desde entonces ha superado múltiples obstáculos en aras de alcanzar su meta: llegar a la presidencia del Gobierno. Paralelo a su entrenamiento político avanza el físico, entre actos con colectivos, su labor como diputado o como jefe de la oposición, el candidato socialista busca un hueco para evadirse y encontrarse consigo mismo mientras recorre las calles a la carrera.
8:00 horas. El paseo de La Concha (San Sebastián) se paraliza bajo el objetivo de un fotógrafo que no con poca dificultad retrata a un insólito corredor. Pedro Sánchez, ataviado con ropa deportiva, surca el paisaje a buen ritmo. No todos le reconocen, los que lo hacen le saludan educados y con un cierto gesto de complicidad, la misma que se ha ganado entre la mayor parte de su electorado. Ese día interviene en Durango (Vizcaya) en la fiesta de la rosa, pero en vez de apurar las pocas horas de sueño que le permite la precampaña, madruga y se enfunda las mallas de «running». «Me gusta mucho correr. Me ayuda a clarificar las ideas, a despertar y a empezar bien el día», señala.
Correr es de las pocas rutinas que una agenda cerrada al milímetro le concede. Suele despertarse pronto y dos o tres veces en semana, cuando no ha acabado de despuntar el día, sale a correr por las inmediaciones de su domicilio. No hace grandes recorridos, una distancia de 7 kilómetros a buen ritmo, a unos 10 kilómetros por hora. Lo suficiente para relajarse y poner la mente en orden de cara a la jornada que empieza sólo unas horas después. Como acompañamiento sólo la música de grupos indie españoles como La Habitación Roja o Los Planetas. Según fuentes de su entorno, no busca encontrar motivación en las canciones que escucha, sino una forma de relajarse y liberarse de las tensiones de un perfil de su envergadura.
Jugó en el Estudiantes
La vida de Pedro Sánchez siempre ha estado ligada al deporte. «Yo quería ser jugador de baloncesto. Jugué en el Estudiantes durante muchos años y es una de mis grandes pasiones. Afortunadamente para el baloncesto lo dejé cuando tenía 21 años», asegura el líder del PSOE, que ya no ejerce de alero tirador tanto como quisiera. «Antes jugaba ‘‘pachangas’’ con sus amigos del Estudiantes, ahora ya no puede», apuntan desde su equipo. La huella que el deporte ha dejado en Sánchez se extrapola a su función política, sobre todo a la hora de gestionar los equipos que ha tenido que liderar.
El «running» es una filosofía de vida que inocula valores de superación, perseverancia y equilibrio, cualidades que todo aspirante a dirigir un país debería cosechar. De hecho, antes que Sánchez, José Luis Rodríguez Zapatero y José María Aznar ya cayeron en las redes de esta modalidad deportiva. Zapatero se inició a modo de terapia en su época como presidente del Gobierno y, una vez que dejó el cargo, no abandonó su rutina e incluso participó en una media maratón en el extranjero, aunque bajo un nombre falso para que no ser reconocido. En esta prueba llegó a meta con un discreto crono de 1 hora y 58 minutos. Un tiempo que José María Aznar podría pulverizar hasta 1 hora y 35 minutos, según Bernardo Lombao, su entrenador desde que residía en La Moncloa, que fue cuando el ex presidente se enganchó al deporte diario. Pero el «running» no es exclusivo de los presidentes, también de aspirantes que no llegaron a La Moncloa, como el predecesor de Sánchez, Alfredo Pérez Rubalcaba, practicaba atletismo durante su etapa universitaria. Mientras cursaba sus estudios de Ciencias Químicas en la Universidad de Salamanca, Rubalcaba mostraba en las pistas de los nacionales universitarios la calidad de sus piernas corriendo 100 metros en 11 segundos.
Viendo algunos de estos ejemplos parece imposible afirmar que el «running» sea una moda pasajera, sino más bien la mejor arma con que cuentan los políticos para liberarse de las tensiones propias de su función pública. Tanto es así que las zapatillas no entienden de siglas ni de colores. Populares como Esteban González Pons, Eduardo Zaplana o Jorge Moragas comparten afición con los socialistas Miguel Sebastián o el candidato a la presidencia de la Comunidad de Madrid, Ángel Gabilondo.
«Somos gente común que hace cosas comunes». Éste es uno de los mantras que los políticos intentan inculcar en el electorado de cara a las próximas citas con las urnas para lograr paliar la desafección y las distancias que se han hecho abismos durante la legislatura. Verles a pie de calle, despeinados, fatigados y sudando en vez de encorsetados en trajes y zapatos caros intentando sumar votos, invita al optimismo y también al inteligente utilitarismo de aquellos equipos que quieren esculpir una imagen cercana de sus candidatos. Quizá por eso no desvelan si la foto de Sánchez en La Concha estaba pactada o no.
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