Moda
Eloy Martínez de la Pera: «Muchas veces, el mal gusto puede estar en una mala cara»
Comisario de la exposición de la Moda romántica. Repasa la historia en una colección de 22 vestidos del siglo XIX
Comisario de la exposición de la Moda romántica. Repasa la historia en una colección de 22 vestidos del siglo XIX.
Los salones del Palacete del Museo del Romanticismo viajan al siglo XIX hasta el próximo 5 de marzo de 2017. Comisariada por Eloy Martínez de la Pera, cuenta la Historia a través de los trajes de una época irremediablemente romántica. Experto en Relaciones Internacionales, ha dedicado parte de su trayectoria profesional a la coordinación de proyectos en los ámbitos de la gestión cultural, el arte y el patrimonio y la cooperación cultural internacional.
–¿Qué hace un hombre como usted en un sitio como éste?
–Aunque mi formación está más vinculada al derecho diplomático, tuve el lujo de ocuparme de los aspectos culturales durante los procesos de independencia de las antiguas repúblicas soviéticas. Y comprendí entonces la importancia que tienen el legado y el patrimonio cultural en el devenir de cualquier país.
–¿Qué quiere comunicar con esta exposición?
–Redescubrir un momento de la historia de nuestro país del siglo XIX. Con ella podríamos contar la historia a través de los personajes que vistieron esos modelos del Museo Nacional del Romanticismo.
–Quién ganó más con el romanticismo, ¿el hombre o la mujer?
–Creo que la sociedad. Hicimos del defecto virtud. El hombre ganó a la hora de encontrar una silueta que hizo de él un dandi. Descubrimos la importancia del «print», de esa decoración en los tejidos. Y la mujer, la belleza de la silueta un poco sufriente que después despejará en el siglo XX quitándose esos corsés.
–El vestido fue el protagonista. ¿Influyó en otros elementos?
–Grandes diseñadores como Balenciaga o Givenchy entendieron que los complementos terminaban un «look» y que sin ellos la apariencia era una historia inacabada.
–¿Vestir bien da poder?
–Vestir bien proporciona apariencia, lo que puede facilitar la comunicación de poder. La moda ha sido utilizada frecuentemente en la historia para proyectar poder. Sólo hay que mirar a los retratos de los reyes, emperadores o aristócratas en la historia del arte.
–¿Le gusta la imagen del diputado en camisa y vaqueros en las Cortes ante el Rey?
–Todos comunicamos con la ropa que elegimos cada mañana. Los políticos también, e independientemente del partido que sean, con ella proyectan posturas políticas y económicas. Ellos buscan con esos «looks» dar coherencia a un pensamiento societal. Que sea necesario o no es lo que ya no juzgo.
–En qué manifestaciones de la moda actual se refleja la romántica? ¿O la dejamos sólo para el amor?
–Pervive en su concepción conceptual, de que la romántica quiso hacer de la moda, moda. Porque la palabra nace en el XIX como tal y las tendencias que ocasiona perviven aún en nuestros días. Pero lo que de verdad continúa es querer hacer de la vida un momento romántico. Y es maravilloso que sigamos utilizando la moda para sentirnos bien y hacer sentir bien a los demás.
–¿La moda transforma la vida o es la vida quien transforma la moda?
–La vida transforma a la moda. La moda es importante, pero no le podemos dar ese papel primordial. Nos acompaña, viste nuestros valores, aunque nunca deberíamos dejar que nuestros valores de la vida en sociedad superen la indumentaria con la que queremos vestirlas.
–Me hablaba de Givenchy y Balenciaga. En La Haya, presenta un libro con más de 150 modelos de Audrey Hepburn. Decían estos maestros de la aguja que ya no existe la elegancia. ¿Lo ve así, o es que ya no hay musas?
–Lo que maestros como Balenciaga o Givenchy consideraron elegante ha dejado de serlo, y alguna de las tendencias «elegantes» de nuestros días habrían espantado a las clientas de la Alta Costura de los años 50 y 60. Las musas de los grandes artistas siempre han existido, y las de hoy son otras que difícilmente habrían inspirado a estos creadores, pero los valores aspiracionales de la moda siguen inmutables.
–¿Cómo debe ser un traje para que no se olvide?
–Tiene que ser portado con brillo en los ojos y con mucha aura. Un traje sin el aura de la persona que lo lleva nunca se hará imborrable.
–Experto en Relaciones Internacionales, ¿con un simple vestido podríamos crear un conflicto internacional? ¿Le preocupa?
–Creo que nuestra sociedad es mucho más inteligente como para que un conflicto pueda ser provocado por un vestido.
–Como experto en moda, ¿tiene un detector de mal vestidos?
–El buen gusto y lo elegante están en una mirada, en una sonrisa. La moda tiene sentido si la llevamos con un sentido positivo de la vida. Muchas veces, el mal gusto puede estar en una mala cara.
–¿Existe mucha ropa aburrida?
–Más que ropa aburrida, las tendencias nos llevan a uniformizar nuestro vestir para sentirnos parte de un grupo social, lo que nos hace ser menos arriesgados. Creo que está más vinculado al uniforme que al aburrimiento.
–¿Qué es entonces moda para usted?
–Vestirte con el placer de saber que vas a disfrutar un día más de la vida.
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