Fotografía

Todos quieren a Gisele Bündchen

La modelo brasileña de origen alemán presentó ayer el volumen en Brasil, en la ciudad de Sao Paulo. El libro se ha convertido en un codiciado objeto de deseo para los seguidores
La modelo brasileña de origen alemán presentó ayer el volumen en Brasil, en la ciudad de Sao Paulo. El libro se ha convertido en un codiciado objeto de deseo para los seguidoreslarazon

Gisele Bündchen más que una mujer es un cañón. La descubrieron comiendo hamburguesas en un McDonald’s –la historia de una persona es el catálogo involuntario de sus anécdotas y con-tradicciones– y desde entonces su cuerpo ha servido para publicitar algo, ropa, telefonía, lo que sea, hasta convertirse ella misma en una marca, un símbolo, una empresa que es lo más «top» que puede ser una modelo.

Después del rubio alemán de Claudia Schiffer, llegó el rubio brasileño con una herencia alemana de Bündchen –la moda suele ser una reinvención continua de lugares visitados–, que ha sido el que ha reinado en las pasarelas hasta que se ha retirado –a una edad a la que muchos españoles comienzan a trabajar–. Los diseñadores han convertido sus medidas de Ipanema en una metáfora del éxito, como si la irracionalidad de la belleza resultara fruto de una carrera o de un doctorado.

Al lado de Kate Moss, que es como su archiantítesis, con sus novios rockeros, sus movidas nocturnas y chutes diversos de coca, Bündchen es un anuncio itinerante de la American Way of Life. En la vida de Bündchen todo es ideal, incluso el marido, lo que le da cierta pátina de niña buena, como de escayola perfecta. Es como un argumento de Sam Mendes. Sólo le falta la bañera y las rosas.

Ahora, en Brasil, le han sacado un «book» con sus mejores fotos, como una autobiografía en imágenes, porque los cuerpos de las modelos tienen algo de «happening» y más vale atraparlo con una cámara antes de que aparezca el tiempo con sus erosiones y males varios. Al libro le han puesto, en un golpe de originalidad, el nombre de «Gisele», y se ha convertido en algo codiciado, como su cuerpo, pero más a mano, a un precio que ronda los 130 euros. Lo que a casi nadie le importa es precisamente lo que tiene relevancia, que sueler ser donde está la enjundia: el nombre de los fotógrafos que se han involucrado en este proyecto y que son las que han convertido a Bündchen en un mito a través de una cadena de planos y poses calculados, porque en la espontaneidad de la moda todo está muy bien medido.

Por estas páginas circulan trabajos de Richard Avedon, Mario Testino, Irving Penn, David LaChapelle y Steven Meisel, entre otros. Aunque las miradas no se detendrán a leer los créditos de las imágenes. Los ojos se han ido a la portada del volumen, donde aparece la modelo desnuda, así, tan lejos y tan cerca, como una provocación a sus fans, que también los tendrá.