Castilla y León
El pádel se une a la apuesta por la integración social de personas con discapacidad
La Asociación Aspado cumple tres años en Valladolid y atiende durante este curso a decenas de mujeres y hombres de cualquier edad
Sobre la pista de pádel del CDO Covaresa de Valladolid, David, Ángel y Quique y su monitora, la jugadora Marta González. Las bolas van y vienen, y los deportistas alcanzan la mayoría de ellas. Pero hay una peculiariedad especial en este entrenamiento o clase: los tres van en silla de ruedas.
David, Ángel y Quique son tres de las personas que participan en una de las Escuelas de Padel Adaptado Castilla y León, puesta en marcha en 2013 por la Asociación Aspado (sin ánimo de lucro), de la mano de Tinita Manrique, y donde se persigue trabajar en la integración social de las personas a través de la práctica del deporte.
«La historia surgió hace unos años cuando vi en Facebook que existía una escuela de estas características en Madrid. Yo como aficionada y con una hija discapacitada contacté con la asociación para acercarlo aquí», indica Tinita, actual delegada de Aspado en la Comunidad. Los inicios no fueron fáciles, al tener que realizar una búsqueda de posibles ‘‘jugadores’’ en colegios específicos de la capital y provincia. Luego, el boca a boca hizo el resto.
Tres años después ya son cuatro los cursos con los que cuenta Aspado en Valladolid, en los que participan un total de 120 personas (53 son socios de la asociación), y donde se mezclan personas con distintas discapacidades intelectuales y física o que van en silla de ruedas. Además, cada viernes, se organiza un taller de pádel para un centro ocupacional de la capital vallisoletana.
Tinita Manrique explica a LA RAZÓN, que, aunque el trabajo es duro, debido a que aparte de las enseñanzas deportivas hay que sumar el trato psicológico, «todo se compensa con lo bien que se lo pasan». «Trabajamos con ellos con la misma exigencia que con una persona normal, aunque en algunos casos de forma más lenta», indica.
Son tres los niveles de modelo de enseñanza que se imparten: habilidades deportivas, pádel adaptado y competición, siendo la segunda opción la que más se trabaja en estos momentos en la sede de Aspado, que se encuentra en el compleo deportivo de Covaresa en Valladolid. Una metodología que incorpora novedosos elementos que contribuyen a la rápida obtención de resultados además de la mejoría del desarrollo físico y cognitivo de los alumnos que acuden a la Escuela.
La delegada de Aspado en Castilla y León, insiste en que aunque se les prepara para jugar, también se enseñan los valores del deporte: «Somos un equipo y vivimos en compañía», recalca. Por ello señala que este ejercicio, además de ser muy familiar y de no requerir de un esfuerzo físico grande, «crea piña» con los demás compañeros participantes.
Eso sí, para tratar con estas personas ‘‘especiales’’ hace falta también monitores ‘‘especiales’’, con una «gran sensibilidad» a la hora de tratar con ellos. Y es los profesores tienen que realizar un curso en Madrid para poder impartir estas clases.
Pero como no podía ser de otro modo, Aspado también sufre las consecuencias de la crisis. «El mayor problema es el dinero. El tema de las subvenciones está mal y en los últimos cursos hemos ido tirando con ayudas de índole privada», aunque también el Ayuntamiento de Valladolid y la Junta han aportado, dentro de sus limitaciones, su pequeño granito de arena. Otro hándicap importante se centra en la accesibilidad. Existen pistas en las que no entra una silla de ruedas debido a la estrechez de las puertas de acceso.
En estos momentos, Aspado cuenta con 28 escuelas en funcionamiento en toda la geografía española, con cuatro en Castilla y León, todas ellas en Valladolid. Tinita señala que ha intentado llevar este programa a otras provincias, como Palencia, pero que no ha llegado a cuajar. Aunque no ceja en su empeño y confía en que el pádel siga ganando personas «especiales» para su práctica por todos los beneficios que ello implica.
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